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En invierno, pasan muchos meses a resguardo y solemos prestarles menos atención de la que se merecen. Pero estamos ya a punto de guardar las botas y sacar las sandalias de los armarios, por lo que tenemos que empezar ya a pensar en la salud de nuestros pies. “Unos pies mal cuidados son desagradables y pueden provocar problemas que hasta pueden ocasionar que no caminemos bien”, nos cuenta Meritxell Martí, propietaria de Farmacia Meritxell, con quien hemos hablado de los problemas más comunes que podemos encontrarnos, así como de los remedios caseros que pueden ayudarnos a combatirlos.

 

Y es que, como decíamos, en invierno al llevarlos tapados, olvidamos un poco el cuidado de los mismos y es cuando nos quitamos las medias y calzamos sandalias cuando nos damos cuenta de los problemas que puedan surgir:

  • Sequedad de los pies y talones.
  • Callos.
  • Sudoración excesiva y olor de pies.
  • Rozaduras de los zapatos.
  • Juanetes.
  • Uñas de los pies mal cuidadas

 

“Para mantener el pie cuidado, es fundamental una buena pedicura al menos una vez al mes. Y una rutina diaria de cuidados sobre ellos, del mismo modo que nos cuidamos la cara  es aconsejable cuidar los pies”, anticipa la experta.

 

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La lima, buena aliada

Meritxell Martí nos explica que estamos a tiempo de preparar nuestros pies para el verano, pero lo cierto es que es más aconsejable el tratamiento constante que el tratamiento agresivo. Y es que, evidentemente, si llevamos todo el invierno sin cuidados en los pies, la piel será más gruesa y seca. Toca tirar de ayuda para ponerla a punto, recurriendo a la ayuda, por ejemplo, de una lima específica para los talones. Lo ideal es usarla a diario y, para evitar posibles heridas, mucho mejor con la piel húmeda. “Aconsejo las de cerámica, cartón o cristal, mejor que metálica, mucho más agresiva. Y la siguiente alternativa es la piedra pómez”, nos cuenta.

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Talones agrietados y resecos

En los meses de calor, con el uso de las sandalias, el contacto con el aire o incluso por el hecho de andar descalzos, podemos encontrarnos con un aumento de la sequedad de los pies, aunque lo cierto es que esto no es algo exclusivo del verano, sino que esta sequedad se puede padecer durante todo el año. Y pueden aparecer grietas en los talones, que pueden llegar incluso a sangrar y dolernos al andar. Si son muy profundas, podrían producirse incluso infecciones. 

 

Lo cierto es que, a medida que nos hacemos mayores, la piel está más seca y la tendencia a padecer excesiva sequedad en los talones es mayor. Por otra parte, la experta nos cuenta que no tienen por qué sufrir por igual los dos pies. En algunas ocasiones, tenemos solo problema en un pie, debido a la manera de andar, a las posibles asimetrías que tengamos o por los zapatos.

Las personas que padecen enfermedades crónicas como la diabetes, o problemas en los que el sistema inmunitario puede estar disminuido, deberían tener un especial cuidado con los pies, ya que es mas difícil la cicatrización. Sucede de igual manera con las personas obesas, pues si también están mucho tiempo de pie, tienen más tendencia a padecer este problema por el propio peso.

 

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Exfoliante casero

Cuando la piel ya no es tan gruesa, se puede utilizar scrub que podemos preparar en casa de la siguiente forma:

-Un puñado de sal marina gorda.

-Una cucharadita de vaselina o aceite neutro como puede ser de almendras dulces.

-Unas gotas de aceite esencial de lavanda (que va a ser antiséptico), se puede cambiar por aceite esencial de árbol del té.

Se aplica encima de los pies húmedos y se masajea a modo de exfoliante, en círculos. Posteriormente, se aclara con agua templada y secamos. Si hemos usado vaselina en lugar de aceite, es más difícil eliminarlo, por lo que necesitaremos enjabonar de forma suave.

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Aplicar crema humectante, emoliente y nutritiva

Es recomendable optar por aquellas que contengan urea y manteca de karité. Hay que poner una buena cantidad en los pies, masajeando. Y es que, tal y como nos explica la experta, es importante dedicar unos minutos a la aplicación de la crema para asegurarnos la eficacia y que pueda penetrar lo más posible.

Meritxell Martí nos da un consejo casero: usar la crema que tengamos para el cuerpo y enriquecerla con unas gotas de aceite de oliva o de aceite de rosa mosqueta, que a la vez es cicatrizante. Y si la deseamos más densa, unas gotas de vaselina líquida. Otra opción es añadirle unas gotas de un aceite oclusivo.

 

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Mascarilla nocturna para los pies

Si necesitamos una reparación extra, hay que recurrir a la aplicación de una mascarilla, y en este caso, los calcetines son una buena opción, e incluso hay marcas comerciales que ya los ofrecen siendo de material oclusivo, para mejorar la absorción de los productos que apliquemos. Y toca ponerse manos a la obra preparando una mascarilla casera.

 

“Aconsejo después de lavarse los pies con agua templada, secarlos y aplicar una pasta preparada con vaselina, unas gotas de aceite esencial de lavanda y un poco de aceite de rosa mosqueta. Se une la preparación en un mortero, con la cantidad de aceite justa para que sea más fácil aplicar la vaselina. Con ello conseguimos una textura de crema algo más ligera. Podemos añadir unas gotas de zumo de limón si se prefiere al aceite de lavanda”, nos detalla. Solo hay que poner la pasta en los pies, y encima unos calcetines, que sean preferiblemente de algodón, tipo tenis (mejor con elastán) y, si podemos, dormir con ellos, o al menos intentar dejarlos el máximo tiempo posible.

 

Si las grietas son muy profundas, unos parches con hidro-coloides aportarán la humectación necesaria a esa zona y cicatrizará, pero para ello es imprescindible que la piel alrededor de esta grieta este flexible, por lo que ha de estar hidratada.

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¿Y si tenemos callos?

La experta de Farmacia Meritxell nos cuenta que si el problema son las callosidades en los dedos, la planta del pie o los talones. "Se trata de un exceso capa córnea o células de piel muerta, es verdaderamente una hiperqueratosis. Se forma como un modo natural de protección del pie frente a una rozadura o presión continuada", nos cuenta, y detalla que el callo es como las durezas, pero centradas en una parte más concreta y pequeña. La parte más callosa que penetra en la piel, a la que denominamos el clavo, es la parte dolorosa del mismo. Los podemos eliminar de forma suave y natural en casa, y para ello, lo más fácil es comprar en la farmacia un producto específico para ello. Generalmente, es una solución de colodión elástico con salicílico, que progresivamente irá ablandándolo, hasta que, con ayuda de un palito, salga fácilmente toda la piel arrastrando el clavo.

 

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Pies que sudan

Otro de los problemas que pueden aparecer y al que hay que prestar atención es la hipersudoración. En los casos más serios se puede recurrir a inyecciones de toxina botulínica. Pero tenemos también a nuestra disposición desodorantes y antitranspirantes que a la vez lleven perfumes, polvos de alumbre, cloruro de aluminio o el hexahidrato de aluminio. Y es que, además, el sudor puede provocar mal olor, debido a las bacterias de los pies.

 

Es muy importante la higiene diaria, “pero no solo de los pies, sino también los zapatos deben limpiarse, pues pueden ser un importante reservorio de bacterias que provocaran el mal olor”. Se pueden usar polvos desodorantes, como la alumbre, el talco o el ácido bórico, así como plantillas de carbón activo en los zapatos. “Como remedio casero, lavarse los pies, sin aclarar, con la mezcla de dos partes de agua y una parte de vinagre de manzana o vinagre clásico, dejarlo durante 15 a 20 minutos, servirá para evitar el mal olor de los pies. Eso sí, como precaución no aplicarlo si hay alguna herida. También podemos aplicar en la crema de los pies unas gotas de aceite de árbol de té u otro aceite esencial como el de eucalipto”, concluye la experta. 

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