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Cuando se pasan hojas en el calendario y vamos cumpliendo años, sin duda hay un mayor riesgo de experimentar dolores musculares, contracturas y de ver cómo aumenta el riesgo de sufrir caídas. Pero es algo que se puede prevenir. Y la prevención más efectiva para los mayores es mantenerse activos tanto física como mentalmente. El yoga puede ser una excelente alternativa para que los mayores se mantengan en forma. Y más aún si tenemos en cuenta datos como los extraídos de un estudio del Departamento de Deporte, Ejercicio y Rehabilitación de la Universidad de Northumbria, que concluye que el yoga reduce hasta un 25% el riesgo de caídas en personas mayores.

 

Este estudio afirma que casi un tercio de las personas mayores de 65 años y más de la mitad de las personas mayores de 80 años tienen una caída al menos una vez al año, datos que indican el aumento de caídas con el deterioro de la salud. Los investigadores comprobaron que los mayores de 60 años que incorporaron una rutina de yoga en su día a día han recuperado notablemente la calidad de vida.

 

Si a esto le sumamos que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que los adultos mayores realicen al menos 150 minutos de actividad física semanal, nos encontramos con más razones para animar a la práctica de yoga por parte de la población madura. “La práctica de yoga es una forma efectiva para que las personas mayores comiencen a realizar ejercicios y a mejorar su bienestar mental y social. El yoga es una práctica de cuerpo y mente que implica la concentración entre las posturas físicas y el control de la respiración, resultando una mejora en la calidad de vida y de salud en las personas mayores”, explican fuentes de Deusto Salud.

 

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Mejoras a nivel físico

“En realidad, la práctica del yoga tiene ventajas para personas de todas las edades. Está demostrado que tiene múltiples beneficios tanto en niños, como en adolescentes, adultos y personas mayores. También en personas con cierto tipo de dolencias físicas e incluso psicológicas”, nos cuenta Alma Borge, instructora de Yoga de Distrito Estudio. Y es que nos explica que con una práctica regular de yoga (podemos decir que unos dos días en semana como mínimo), los beneficios tardan poco en hacerse notar. Las clases de yoga han de estar siempre formadas por pranayama (técnicas de respiración), asanas (parte física o más conocidas como posturas) y una relajación y meditación finales, donde relajar la mente y dejar que el cuerpo asimile todos los beneficios de la práctica.

En concreto, en las personas mayores consigue muchas mejoras a nivel físico, tal y como nos detalla la instructora

-Más y mejor coordinación en los movimientos.

-Una mayor flexibilidad.

-Corrección postural.

-Fortalecimiento de músculos y articulaciones.

-También beneficios como mejorar la circulación, las digestiones o los dolores de espalda.

-Puede ayudar también a reducir de peso.

-La práctica de técnicas de respiración mejora la oxigenación del cuerpo y la capacidad pulmonar.

-Mantiene los pulmones sanos y fuertes y la mente despejada.

Son muchos los estudios que evidencian que hacer entrenamiento de resistencia progresiva, ejercicio aeróbico y yoga mejora la movilidad, el equilibrio y la flexibilidad de estas personas.

 

En el estudio expuesto anteriormente, el grupo que recibió las clases de yoga tuvo mayor sensación de bienestar psico-físico transcurridos los tres meses de práctica en comparación con el grupo que no las recibió. De la investigación, se extrajeron una serie de beneficios físicos de la práctica de yoga: mejora de la capacidad de levantarse de la silla y andar; mejora de la flexibilidad, y disminución del dolor.

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¿Y a nivel mental?

Pero no podemos olvidar que el yoga tiene también múltiples beneficios a nivel psicológico. Y es que mejora el estado de ánimo, ayuda a disminuir el estrés, así como los ataques de pánico. La instructora nos detalla que el yoga nos mantiene concentrados durante toda la clase, lo cual aleja preocupaciones, pensamientos negativos, nos mantiene alerta y trabajando en la coordinación. “La relajación y/o meditación final ayuda a liberar tensiones, estrés, ansiedad y a pensar con más positividad y claridad. Por supuesto también a tener un mejor descanso”, nos explica.

 

Además, adquiere importancia en los ejercicios respiratorios, la concentración y la relajación, lo que reduce la depresión y la ansiedad.

 

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Pautas para hacerlo bien

Hay una serie de pautas que son iguales independientemente de la edad de la persona que hace yoga. Lo primero, por parte del profesor, conocer si hay alguna lesión importante para adaptar las posturas a cada alumno. Y después, comenzar como en cualquier otra práctica deportiva: poco a poco. “Lo bueno en yoga es que cada postura cuenta con diversas variantes que se adaptan a cualquier persona. Además, actualmente se cuenta con bastantes accesorios para poder facilitar las asanas: tacos (unos rectángulos de corcho u otro material ligero del tamaño de un ladrillo), cintas elásticas, cojines... Pero lo más importante en yoga, es notar que trabajamos elasticidad, coordinación y fuerza, pero siempre sin dolor ni sobreesfuerzo”, nos detalla la experta.

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¿Hay un tipo de yoga más adecuado para estas personas?

En el caso de personas mayores, hay varias opciones que pueden ser más adecuadas, aunque siempre depende de la edad y del estado físico. “Existe una práctica en yoga que se realiza mediante la ayuda de una silla, en la que el alumno pone en práctica muchas de las posturas sentado en ella o usándola como apoyo. Es una práctica de yoga muy gratificante y cómoda cuando, por ejemplo, el alumno tiene una movilidad reducida”, nos cuenta, y menciona también las series de yoga restaurativo, más suave y con posturas más cómodas. ¡Cualquier edad es buena! No hay una edad mínima ni máxima.

 ¿Qué tipo de asanas son las más recomendables? “Como comentaba antes, todo depende del estado físico del alumno. ¡Hay personas mayores que tienen más flexibilidad que un adolescente! Pero en general, hay que avanzar poco a poco y comenzar con asanas básicas y suaves. Estiramientos, posturas sentados... y las transiciones realizarlas de forma suave. Generalmente se evitarán las posturas invertidas y algunas de equilibrio. Pero lo más importante, que el profesor de yoga conozca bien tanto el estado de salud de cada alumno, como los beneficios y contraindicaciones de las asanas para poder llevar a cabo una clase segura y disfrutar de todos sus múltiples beneficios”, concluye.

 

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