Estados Unidos celebró hace poco el Día de Acción de Gracias, una tradición que puede ser muy beneficiosa desde el punto de vista de la neurociencia, porque se basa en una práctica tan necesaria como olvidada: el agradecimiento. Pensar en nuestro pasado, en nuestro presente y en nuestro entorno desde la gratitud ayuda a verlo todo desde una perspectiva más positiva.
Incluso, a base de práctica, puede "reprogramar" nuestro cerebro para hacerlo menos propenso a la negatividad. Practicar el agradecimiento es algo que hace bien y que no tiene que ir acompañado necesariamente de un pavo, sino que puede empezar a hacerse hábito solo con un bolígrafo, una hoja de papel y la práctica de poner por escrito lo que se agradece.




