Vivimos demasiado rápido, en un mundo en el que el estrés afecta a nuestra calidad de sueño. Y es ahí donde entra en juego la tecnología. Sabemos que dormimos mal, que no descansamos como deberíamos y lo monitorizamos con nuestros relojes inteligentes. Estos dispositivos no solo registran las horas que pasamos en la cama, sino que analizan patrones de sueño, detectan interrupciones, y ofrecen recomendaciones personalizadas para lograr un sueño más reparador.
Cuentan con sensores avanzados y algoritmos de seguimiento, y pretenden revolucionar la forma en que entendemos y cuidamos nuestro descanso nocturno. Pero no todo son ventajas, en opinión de un experto en la materia, el doctor Óscar Larrosa, neurofisiólogo clínico experto en Medicina del Sueño, a quien hemos preguntado por los pros y los contras de estos aliados tecnológicos de nuestro descanso.
¿Qué tipo de información sobre el sueño ofrecen los relojes inteligentes? ¿Es fiable?
La información que dan este tipo de dispositivos (reloj, pulsera o incluso anillos de dedo) son en teoría sobre el tiempo de sueño y despierto; la proporción de tipos de sueño dividido en sueño superficial, sueño profundo y sueño REM; el nivel de oximetría en sangre y el ritmo del pulso arterial periférico. Según el dispositivo, puede dar todas o algunas de estas informaciones.
En la actualidad, la fiabilidad de estos dispositivos es muy relativa, por no decir insuficiente, en unos parámetros más que en otros. Hay que tener en cuenta que están diseñados y comercializados con licencias de electrónica de consumo, a nivel recreativo, es decir que no son dispositivos médicos contrastados y homologados. No tienen por lo general estudios de eficacia y fiabilidad robusta detrás, y no miden lo suficiente de lo que hay que medir.
Quizás en un futuro sean más exactos y fiables, pero no lo son en el momento actual.
¿Qué limitaciones tienen estos aparatos para detectar trastornos como apnea, insomnio o despertares frecuentes?
Muchas limitaciones. En el caso de la apnea del sueño, por ejemplo, se basan en el nivel de oximetría y variaciones nocturnas del pulso arterial, con algoritmos que aún son imperfectos. Ademá,s los valores están medidos en la muñeca, que es un sitio no muy adecuado para recolectar estos datos porque las señales recogidas no son estables ni del todo adecuadas en estos lugares, aparte de que los datos son insuficientes.
En el caso de la estructura de sueño y su continuidad, los algoritmos se basan principalmente en sensores de actimetría (actividad y movimiento) y variaciones del pulso.
Hay personas que se mueven dormidas y se puede detectar por actimetría como vigilia, y al revés, personas muy quietas y con pulso estable despiertas que el dispositivo lo detecta como sueño.
No es infrecuente que una persona se levante de la cama por la noche, se vaya al sofá un rato, esté muy quieta y su dispositivo lo detecte como que está dormida.
Y por último, la proporción de distintas fases de sueño es muy aproximada y tiene errores. Si comparamos estos aparatos con lo que mide la polisomnografía (los estudios de sueño validados y fiables), no suele sobrepasar el 70% de acierto, lo que es bastante pobre a la hora de registrar el sueño de una persona porque hay mucho margen de error.
No es infrecuente que una persona se levante de la cama por la noche, se vaya al sofá un rato, esté muy quieta y su dispositivo lo detecte como que está dormida
¿Dormir con un reloj inteligente puede alterar la calidad del sueño por la luz, el peso o la sensación de estar monitorizado?
Sobre todo por la sensación de estar monitorizado en el caso de personas que están demasiado pendientes de ello por su forma de ser.
La luz del dispositivo en general es poco problemática, aunque depende de la luminosidad de la pantalla del dispositivo y lo que se mire por la noche.
Y en cuanto al peso no suele ser un problema, son muy livianos.
¿Existe riesgo de que la obsesión por los datos genere ansiedad o insomnio anticipatorio?
Sí, existe ese riesgo. Es lo que actualmente se denomina ortosomnia: la obsesión por dormir bien y hacer lo adecuado desde un punto de vista muy rígido altera la calidad de sueño, lo contrario a lo que se quiere conseguir.
Para estas personas más rígidas y obsesionadas con hacer lo correcto, estos dispositivos no ayudan nada, más bien empeoran el problema y les hace caer en una “dictadura” de datos que condiciona su comportamiento, por lo que no es buena idea.
¿Estos dispositivos ayudan realmente a mejorar los hábitos de sueño o solo generan dependencia tecnológica?
En general, ayudan poco con los hábitos saludables de sueño. Dichos hábitos no son cuestión de datos y de su análisis sino cuestión comportamental y de tener unos hábitos y actitudes correctas durante las 24 horas del día, al menos a medio plazo.
Y en cuanto a crear dependencia tecnológica dependerá de cada persona y de su temperamento.
La obsesión por dormir bien y hacer lo adecuado desde un punto de vista muy rígido altera la calidad de sueño, lo contrario a lo que se quiere conseguir
¿Qué recomendaciones daría para usar estos relojes de forma saludable y consciente?
Usarlos con sentido común y, sobre todo, sin obsesionarse recordando que los datos aportados son de una fiabilidad muy relativa, insuficiente, y que son de screening (cribado).
En el caso de padecer un problema de apnea del sueño o de insomnio significativo, probablemente el dispositivo detecte datos anómalos, pero en estos casos la persona ya habrá detectado que algo pasa sin los datos del mismo como alteraciones del comportamiento durante el sueño y/o que su rendimiento diurno es deficiente en los últimos tiempos. Esto último puede ser por causas variadas, y si además su dispositivo da señales de alarma, se puede consultar para descartar o confirmar un trastorno significativo del sueño.
Lo que sí que destacaría es que no hay que alarmarse solo por los datos del dispositivo si no hay otros signos de que algo va mal. Estos dispositivos, de momento, de “inteligentes” tienen poco. Lo inteligente es interpretarlos con cabeza y conocimiento y darles el valor que tienen, que como he dicho es relativo, y valorarlos y relacionarlos con el contexto global de cada uno.
¿Ha atendido a pacientes que consultan preocupados por los datos que les da su reloj?
Sí, ocurre. Un clásico en las consultas de medicina del sueño es la persona que acude porque su dispositivo marca que tiene poco sueño profundo. Y cuando te enseña los datos, la proporción del mismo es absolutamente adecuada o incluso alta en ocasiones. O que su dispositivo le indica que tiene ausencia de sueño REM, o muy poco (hay aparatos que no detectan el sueño REM, y otros que lo detectan bastante mal).
He tenido un paciente, muy joven, que acudió a consulta porque me comentó que su reloj detectaba un nivel de oxígeno en sangre bajo durante el sueño, y vino muy preocupado. Sin embargo, lo valores detectados eran correctos y no se mostraba ningún problema especial de sueño a nivel clínico, ni especiales repercusiones diurnas.
Otra circunstancia frecuente es que al consultar por un problema concreto, con repercusiones más o menos acusadas, aporten como dato adicional los datos de su reloj. En algunos casos, casi es lo que más les preocupa, más que la mayor o menor repercusión de su problema (que es lo relevante). En estos casos y en ciertos temperamentos les aconsejo que no usen el reloj, ya que no les aporta mucho. El estar pendiente de los datos y la evolución diaria de los mismos cuando se padece un problema de insomnio no es nada aconsejable, es más, como decía anteriormente suele empeorar la situación y retrasa o dificulta la eficacia de medidas adecuadas.






