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Ensalada de sandía y feta© Adobe Stock

Dieta

Los alimentos que pueden ayudarte a combatir la ola de calor

Las altas temperaturas ponen a prueba nuestra resistencia, por eso tenemos que recurrir a nuestros mejores aliados para protegernos: buena hidratación, alimentos que aporten agua y protegernos del sol


4 de agosto de 2025 - 10:00 CEST

¿Sabías que lo que comes también influye en cómo tu cuerpo resiste el calor? Aunque solemos asociar la alimentación con energía o nutrientes, en realidad, lo que eliges poner en el plato puede ayudarte a regular la temperatura corporal, mantenerte hidratada y sentirte con más vitalidad en los días más sofocantes del verano.

Y no es un tema menor. España se prepara para un nuevo episodio de temperaturas extremas, con valores que podrían superar los 40 °C en muchas zonas del sur e interior peninsular, según la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET). Este fenómeno, lejos de ser solo una incomodidad pasajera, tiene un impacto directo en la salud.

Por eso, más allá del aire acondicionado y la ropa ligera, hay una estrategia que puede ayudarte: comer bien. Porque sí, el calor también se combate desde la mesa. Esto es lo que nos explica Mª Belén Ruiz-Roso, profesora en el Grado en Nutrición Humana y Dietética de la Universidad Francisco de Vitoria

Estres térmico© frankiesbikinis

Lo que ocurre en tu cuerpo cuando sube el termómetro

Cuando el cuerpo se enfrenta a temperaturas extremas, pone en marcha mecanismos de defensa: sudamos más para disipar el calor, lo que implica una pérdida continua de agua y sales minerales como sodio, potasio y magnesio. Si no los reponemos adecuadamente, pueden aparecer síntomas como fatiga, calambres, mareos, desorientación o, en los casos más graves, un golpe de calor.

Además, el sistema digestivo también se resiente. Parte del flujo sanguíneo se redirige hacia la piel para favorecer la termorregulación, lo que puede ralentizar la digestión y generar molestias como pesadez o náuseas, sobre todo si la comida es abundante o rica en grasa.

Por eso, elegir alimentos frescos, hidratantes y fáciles de digerir no solo resulta más apetecible, sino también más inteligente.

melon kiwi© Adobe Stock

Las frutas de verano, tu mejor defensa natural

En los meses de más calor, la naturaleza nos ofrece justo lo que el cuerpo necesita. Frutas como la sandía, el melón, el melocotón, la fresa o el higo no solo están en su mejor momento nutricional, sino que también hidratan, refrescan y reponen minerales de forma natural.

La sandía, por ejemplo, contiene un 92% de agua y aporta citrulina, un aminoácido que mejora la circulación. Las ciruelas y los melocotones, además de ser refrescantes, ayudan a regular el tránsito intestinal, que muchas veces se ve alterado por el calor, los cambios de rutina o los viajes.

Y lo mejor: todas estas frutas son locales, de temporada y forman parte de la cultura mediterránea. Apostar por ellas es cuidarte tú… y también al entorno.

ensalada de pepino y cebolla© Adobe Stock

Hortalizas ricas en agua: frescura en cada bocado

El pepino, con un 97% de agua, es uno de los vegetales más hidratantes que puedes incorporar a tus comidas. Pero también el tomate, el calabacín o la lechuga juegan un papel fundamental. Añádelos en ensaladas, cremas frías, gazpachos o incluso licuados. Su contenido en agua, fibra y minerales los convierte en aliados perfectos contra la deshidratación.

Además, son ligeros, fáciles de digerir y aportan sensación de saciedad sin sobrecargar el aparato digestivo. Una elección segura y sabrosa para los días en los que el apetito disminuye.

gazpacho© Adobe Stock

Gazpacho: tradición que hidrata

El gazpacho es mucho más que una receta típica del verano. Es, en realidad, una fórmula perfecta que combina hidratación, electrolitos y antioxidantes en un solo plato. Elaborado con ingredientes crudos, ricos en agua y potasio —como el tomate, el pimiento o el pepino—, se puede consumir a diario, incluso varias veces al día.

Fácil de preparar, versátil y nutritivo, es una excelente manera de reponer líquidos sin esfuerzo. Puedes variar la receta clásica o apostar por versiones con sandía, remolacha o melón, según tus gustos.

Lácteos fermentados: frescos, nutritivos y fáciles de digerir

En épocas de calor intenso, los lácteos fermentados como el yogur o el kéfir tienen varias ventajas: hidratan, aportan electrolitos y contienen proteínas que se digieren con facilidad. Además, ayudan a mantener el equilibrio de la microbiota intestinal, algo fundamental para sentirse bien por dentro y por fuera.

Consumidos fríos, son una opción ideal para el desayuno, la merienda o como base para salsas suaves y saludables.

limonada hierbabuena© Adobe Stock

Evita lo que empeora la deshidratación

Las bebidas azucaradas y alcohólicas, por muy apetecibles que parezcan, no ayudan en estos casos. Las primeras aportan calorías vacías, alteran la sensación real de sed y no reponen adecuadamente los minerales perdidos. El alcohol, por su parte, favorece la eliminación de líquidos, lo que aumenta el riesgo de deshidratación.

Tampoco son recomendables las comidas copiosas, muy grasas o procesadas. En días de mucho calor, este tipo de platos generan más calor interno, ralentizan la digestión y hacen que el organismo trabaje más de lo necesario.

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