Muchas personas normalizan tener los ojos “un poco molestos”. ¿Cuáles son las señales de alarma que indican que ya no es algo normal sino irritación ocular que requiere atención? En opinión de la doctora Ainhoa de Federico, coach visual y especialista en visión, es habitual que las personas se acostumbren a vivir con ciertas molestias visuales: ojos pesados, picor leve, necesidad de cerrar los ojos, visión borrosa al final del día… “Pero cuando estos síntomas se repiten a diario o interfieren con nuestras actividades normales, es señal de que hay un desequilibrio. La irritación ocular crónica no solo disminuye la calidad de vida, sino que puede ser indicio de que nuestros ojos están bajo demasiado estrés y no están funcionando de forma natural. Ignorar estas señales puede llevar a una dependencia progresiva de gafas, colirios o medicamentos innecesarios”, nos explica la experta.
Ojos cansados, secos o irritados
No siempre sabemos bien qué es lo que les pasa a nuestros ojos. Pueden estar cansados, secos o irritados, condiciones que, según la experta, suelen solaparse. "Los ojos cansados reflejan una sobrecarga muscular, sobre todo por forzar la vista durante horas sin pausas ni variedad visual. Se sienten tensos, con pesadez, como si ‘pesaran los párpados’. En cambio, los ojos secos indican un desequilibrio en la producción de lágrimas o en su composición, lo que genera fricción, visión borrosa intermitente y necesidad de parpadear más. Los ojos irritados suelen picar, arder o presentar enrojecimiento, fruto de una inflamación, alergia o respuesta a agentes externos”, nos detalla la especialista, que aclara que identificar el origen ayuda a elegir la solución más adecuada y no confundir síntomas con enfermedades.
"Los ojos irritados suelen picar, arder o presentar enrojecimiento, fruto de una inflamación, alergia o respuesta a agentes externos"
Cuándo debemos prestar atención a nuestros ojos
Nos preguntamos si hay algún momento del día o situaciones específicas en las que deberíamos prestar más atención a cómo se sienten nuestros ojos. Tal y como nos cuenta la experta, los ojos tienden a “quejarse” más al final del día, tras muchas horas frente a pantallas o en interiores con luz artificial. También después de conducir de noche, leer en la cama o trabajar con poca luz.
“En estos contextos forzamos la acomodación visual (el enfoque), parpadeamos menos y mantenemos la mirada fija, lo que agota el sistema visual. Es importante estar atentos a estas señales para hacer pausas y permitir que los ojos se relajen y se regeneren”, apunta.
¿Cuáles son las causas más comunes de irritación ocular?
Tenemos que reflexionar cuando comprobamos que las principales causas que están detrás de la irritación ocular están relacionadas con el estilo de vida moderno: mirar pantallas durante muchas horas, ambientes cerrados sin luz natural, exposición constante al aire acondicionado o calefacción, y una dieta pobre en nutrientes esenciales para la vista. “También influyen el estrés crónico, la falta de descanso profundo y el uso continuado de cosméticos, colirios o lentillas que alteran el equilibrio natural del ojo. Estos factores afectan el sistema nervioso autónomo, encargado de regular el parpadeo, la hidratación ocular y la respuesta inflamatoria, por eso acaban manifestándose en los ojos”, explica.
La influencia de la luz azul
Como anticipábamos, el trabajo frente a pantallas se ha intensificado enormemente. Por eso, es importante tener en cuenta cómo afecta exactamente la luz azul a nuestros ojos y qué papel juega en la irritación. “La luz azul que emiten las pantallas LED (móviles, ordenadores, televisores) tiene una frecuencia que sobreestimula el sistema visual y cerebral. Esto no solo fatiga la vista, sino que reduce significativamente el parpadeo, lo que causa sequedad y fragilidad en la película lagrimal que protege al ojo. Además, afecta la producción de melatonina, alterando el sueño y la recuperación visual nocturna”, nos comenta la experta, que apunta que esta sobreexposición constante impide que el ojo descanse de forma natural, lo que facilita la aparición de irritación, inflamación y deterioro de la visión con el tiempo.
La influencia del estilo de vida en nuestra vista
Aparte de este uso excesivo de las pantallas, no podemos perder de vista que hay otros factores de nuestro estilo de vida moderno contribuyen a este problema. “La falta de movimiento físico, el estrés emocional, la contaminación electromagnética y la desconexión con los ritmos naturales del día y la noche afectan directamente a la función visual”, explica. En su opinión, cuando estamos en estado de alerta constante, el cuerpo está en modo defensa, lo que impide la regeneración de tejidos y el funcionamiento relajado del sistema ocular. “Además, una alimentación rica en azúcares, ultraprocesados y pobre en antioxidantes genera inflamación sistémica que también se refleja en los ojos. Por eso es tan importante abordar la visión desde un enfoque holístico y no solo local”, nos comenta la especialista.
Los ojos tienden a “quejarse” más al final del día, tras muchas horas frente a pantallas o en interiores con luz artificial
Factores ambientales
Hay, además, factores ambientales específicos, como la calefacción, el aire acondicionado o la contaminación, que debamos tener en cuenta, pues alteran la humedad ambiental y secan la superficie ocular. “La calefacción y el aire acondicionado reducen la calidad del aire interior, disminuyendo la hidratación de los ojos. La contaminación atmosférica (especialmente en ciudades) introduce micropartículas irritantes que pueden inflamar la conjuntiva y alterar la película lagrimal”, comenta. Por eso, es recomendable ventilar los espacios, evitar el flujo de aire directo sobre la cara, usar humidificadores y procurar pasar tiempo al aire libre en entornos naturales siempre que sea posible.
Soluciones naturales para los ojos irritados
Teniendo todo esto en cuenta, la experta propone cuatro soluciones naturales que pueden impactar positivamente en caso de ojos irritados. Son las siguientes:
- Descanso visual consciente: Aplicar la regla del 20-20-20 (cada 20 minutos, mirar 20 segundos a 20 metros de distancia) ayuda a relajar el enfoque, reducir la fatiga ocular y mejorar la lubricación natural.
- Baños oculares naturales: Lavar los ojos con infusión de manzanilla, eufrasia o agua fresca ayuda a calmar la inflamación y limpiar residuos sin productos químicos agresivos.
- Luz natural y visión lejana: Exponerse diariamente a la luz del sol (sin gafas de sol, en momentos seguros) y mirar al horizonte activa la función ocular natural y favorece la regeneración celular.
- Nutrición visual: Incorporar alimentos ricos en vitamina A, luteína, zeaxantina y omega 3 (como zanahorias, espinacas, aguacate, nueces, pescado azul) aporta los nutrientes que el ojo necesita para mantenerse sano y lubricado.
“Cada una actúa sobre una causa distinta: los baños son ideales para calmar la irritación; la luz natural y la nutrición trabajan en la prevención a largo plazo”, nos detalla.
¿Y cómo podemos saber si las soluciones naturales están funcionando? ¿Qué cambios debería notar una persona y en qué plazo? “Cuando aplicamos cuidados naturales, los primeros signos de mejora son sensación de mayor frescura ocular, menos necesidad de frotarse los ojos, visión más clara y mayor resistencia al uso de pantallas. En la mayoría de los casos, estos cambios se perciben en pocos días si se aplican con constancia. En otros, como la mejora de la película lagrimal o de la visión nocturna, el proceso puede tomar varias semanas. Lo importante es escuchar al cuerpo y observar la evolución sin prisa, pues el ojo tiene capacidad natural de autorregenerarse si se le dan las condiciones adecuadas”, apunta.
Hay que acudir al oftalmólogo cuando se presenta dolor agudo, pérdida repentina de visión, visión doble o manchas negras móviles (moscas volantes), secreción anormal
Cuándo acudir al oftalmólogo
Si las molestias no remiten, es importante consultar con el médico especialista. “Hay que acudir al oftalmólogo cuando se presenta dolor agudo, pérdida repentina de visión, visión doble o manchas negras móviles (moscas volantes), secreción anormal o si los síntomas no mejoran con cuidados básicos. También es recomendable hacer revisiones periódicas si hay antecedentes familiares de enfermedades oculares. El oftalmólogo puede descartar patologías como glaucoma, infecciones o desprendimiento de retina, que requieren tratamiento específico”, apunta.
La importancia de la prevención
Más allá de tratar la irritación cuando aparece, le preguntamos a la experta qué hábitos diarios recomienda para mantener los ojos sanos de forma preventiva y nos los resume en los siguientes: “Dedicar al menos 30 minutos al día a mirar de lejos y recibir luz natural, practicar respiración profunda para reducir el estrés visual, realizar ejercicios de movilidad ocular, parpadear conscientemente y evitar el uso excesivo de gafas en casa si no son estrictamente necesarias. También es importante dormir entre 7 y 8 horas para que el cuerpo y los ojos se regeneren durante la noche”. En su opinión, la prevención visual se basa en acompañar el ritmo natural del ojo y no forzarlo continuamente a adaptarse a condiciones artificiales.