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mujer haciendo estiramientos sentada en su cama© Getty Images

Hábitos saludables que ayudan a mejorar la calidad de vida en pacientes con esclerosis múltiple

Seguir una serie de hábitos relacionados con la alimentación, el ejercicio y el descanso puede, según los expertos, ralentizar la progresión de los síntomas y ayudar a preservar la funcionalidad


16 de mayo de 2025 - 12:16 CEST

Vivir con enfermedades de carácter crónico, como la esclerosis múltiple, no es sencillo. Es un desafío que requiere adaptación, paciencia y apoyo. Esta enfermedad del sistema nervioso central puede afectar la movilidad, la energía y la calidad de vida, pero con el enfoque adecuado, es posible mantener una rutina activa y satisfactoria. La clave está en conocer la enfermedad, seguir las recomendaciones médicas y encontrar estrategias para gestionar los síntomas sin perder la esencia de la vida cotidiana. 

Para afrontarla, seguir una serie de hábitos saludables es siempre una buena opción para tratar de ayudar a ralentizar su progresión. “Aunque mantener hábitos saludables no la cura, sí que puede ralentizar la progresión de los síntomas y ayudar a preservar la funcionalidad”, nos comenta Alberto Lozano, neurólogo del Hospital Universitario Sanitas La Moraleja. 

Esto se debe a que dichos hábitos potencian la reserva neurológica (la capacidad del cerebro para compensar el daño), y además permiten mejorar la respuesta al tratamiento farmacológico y reducir el impacto de los brotes. 

Una alimentación antiinflamatoria rica en frutas, verduras, omega-3 y baja en ultraprocesados disminuye la fatiga y mantiene el sistema inmune en equilibrio

Hábitos saludables si tienes esclerosis

Teniendo esto en cuenta, le planteamos al neurólogo cuáles son, en su opinión, los principales hábitos saludables que pueden ayudar a mitigar los síntomas de la esclerosis múltiple y nos los resume en los siguientes:

  • Llevar una alimentación antiinflamatoria rica en frutas, verduras, omega-3 y baja en ultraprocesados disminuye la fatiga y mantiene el sistema inmune en equilibrio.
  • En este punto, dormir al menos 7-8 horas y respetar horarios regulares también es fundamental para evitar brotes.
  • Asimismo, realizar ejercicio moderado adaptado, evitar el tabaco, limitar el alcohol y mantener un peso saludable son hábitos igualmente destacables.
  • En último lugar, la gestión del estrés mediante técnicas como mindfulness o terapia psicológica son recomendables porque contribuyen al control del estado emocional y mental.
Media Image© Getty Images

Así influye la dieta

Entre estos hábitos, cobra un papel fundamental lo que comemos. “La alimentación puede modular la inflamación sistémica y, por tanto, influir en la evolución de esta enfermedad. Por ello, es sugerible optar por alimentos ricos en antioxidantes (frutas del bosque, brócoli, cúrcuma), grasas saludables (aguacate, aceite de oliva, pescado azul) y fibra”, nos explica el doctor.

Mientras, en el otro extremo, nos detalla que se deben evitar los ultraprocesados, el exceso de azúcar, grasas trans y carnes rojas procesadas, pues aumentan la inflamación y pueden agravar la fatiga.

El ejercicio físico en pacientes con esclerosis

Otro de los aspectos fundamentales es mantenerse activo en la medida de lo posible. Las razones, según el doctor Lozano, es que el ejercicio mejora la resistencia, la fuerza y el equilibrio, reduciendo la espasticidad y la fatiga. “También tiene beneficios sobre el ánimo y la función cognitiva, sin aumentar el riesgo de recaídas si se realiza de forma adecuada”, nos comenta.

Por eso, indica que en este contexto es recomendable combinar ejercicios aeróbicos suaves (caminar, nadar, bicicleta estática) con trabajo de fuerza adaptado y estiramientos. 

“Por último, cabe señalar que actividades como el yoga o el pilates pueden mejorar la coordinación y el control postural sin forzar el sistema nervioso”, sugiere.

Es importante entender que la evolución varía en cada persona y que hay tratamientos y recursos para mantener una buena calidad de vida

Dejar el estrés de lado

El experto mencionaba dos estrategia más: la gestión del estrés y la búsqueda de un descanso de calidad. Y es que no podemos perder de vista que el estrés, sobre todo cuando se cronifica, no es buen aliado de este tipo de dolencias. “El estrés crónico actúa como desencadenante de brotes y agrava síntomas como la fatiga, el dolor o la ansiedad. Por su parte, dormir mal afecta la reparación neuronal e incrementa la percepción de los síntomas físicos y cognitivos”, nos cuenta el doctor.

Ante esta situación, es recomendable establecer rutinas diarias estables, practicar meditación, técnicas de respiración o yoga, y buscar apoyo emocional. Y para mejorar el sueño, es esencial limitar el uso de pantallas por la noche, evitar estimulantes y mantener un ambiente tranquilo.

Incorporar los hábitos a nuestra rutina

Sabemos que es importante implementar estos cambios, pero cómo se puede adaptar el estilo de vida para mejorar la calidad de vida sin afectar la autonomía del paciente. “Es muy importante planificar las actividades del día priorizando lo importante, incluyendo pausas frecuentes para evitar la fatiga sin renunciar a la actividad. En este sentido, el uso de herramientas de apoyo ergonómico puede facilitar muchas tareas sin limitar la independencia”, nos dice el doctor de Sanitas.

Por otra parte, indica que también es conveniente también adaptar el entorno del hogar para evitar obstáculos, mantener la movilidad con ejercicio suave y favorecer la participación en la vida social. “En este punto, hay que tener en cuenta que la autonomía no implica hacer todo igual que antes, sino aprender a hacerlo de forma distinta sin perder el control”, nos cuenta.

Reaccionar ante el diagnóstico

La palabra esclerosis siempre genera incertidumbre, y es que la confirmación del diagnóstico de la enfermedad no es fácil. ¿Qué recomendaciones generales daría el doctor a alguien recién diagnosticado de esclerosis múltiple? Nos las resume en tres:

  • En primer lugar, a fin de afrontar el diagnóstico con menor ansiedad, informarse a través de fuentes fiables y resolver dudas con el equipo médico.
  • En segundo lugar, es importante entender que la evolución varía en cada persona y que hay tratamientos y recursos para mantener una buena calidad de vida. Además, como hemos comentado anteriormente para mejorar el pronóstico, adoptar hábitos saludables desde el inicio, como alimentación equilibrada, descanso adecuado y ejercicio.
  • Por último, es recomendable buscar apoyo psicológico y conectarse con asociaciones de pacientes, que ofrecen contención emocional y asesoramiento útil especialmente al comienzo de la enfermedad.

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