¿Estás entre los que odian o los que aman la Navidad?

Abordamos, con la ayuda de una experta si se trata de posturas irreconciliables

Por Pilar Hernán

La Navidad, ese periodo del año que o la amas o la odias. Sin duda, la Navidad suele generar sentimientos encontrados entre muchas personas, debido a las expectativas sociales y familiares, la presión económica, la nostalgia de momentos pasados, la soledad y la reflexión personal. “La presión para sentirse feliz durante esta temporada puede aumentar el estrés emocional”, nos cuenta Rebeca Cáceres Alfonso, doctora en Psicología y psicóloga sanitaria, directora de Tribeca Psicólogos.

La percepción de la Navidad como positiva o negativa puede variar según las experiencias individuales, las expectativas, y la interpretación personal de los eventos y símbolos asociados a esta época”, nos detalla. Y añade que algunas razones comunes para estas diferencias de percepción pueden ser:

  • Experiencias: Las experiencias previas durante la Navidad, ya sean positivas o negativas, pueden influir significativamente en la forma en que las personas anticipan y experimentan esta época. También hay que incluir el momento vital que se está viviendo en el presente que puede hacer que tengas una percepción u otra de la Navidad.
  • Relaciones familiares: La calidad de las relaciones familiares puede tener un impacto importante. Aquellos que tienen relaciones familiares sólidas y positivas pueden ver la Navidad como una época de celebración y unión, mientras que aquellos con tensiones familiares pueden experimentarla de manera más negativa. También influyen en esto cómo se haya vivido la Navidad en la familia a lo largo de la vida.
  • Expectativas personales: Las expectativas que una persona tiene para la temporada navideña pueden influir en su percepción. Aquellos que esperan momentos de alegría y conexión pueden disfrutar más de la Navidad si esto está conectado con su realidad. Sin embargo, aquellos que tienen expectativas poco realistas o poco saludables pueden sentirse decepcionados.
  • Circunstancias actuales: El estado de salud, las condiciones económicas o la presencia de eventos estresantes pueden afectar a la visión negativa de la Navidad en un momento dado. Por otro lado, del mismo modo se puede vivir la Navidad en positivo si se experimentan determinadas circunstancias que nos hacen estar felices con el momento presente. 
  • Valores personales: Las diferencias en los valores y creencias personales pueden influir en la interpretación de las festividades. Algunas personas pueden encontrar significado y alegría en aspectos espirituales o culturales de la Navidad, mientras que otros pueden sentirse desconectados de estos elementos y verlo como algo comercial y consumista que no coincide con sus valores.
  • Cultural y religioso: Las diferencias culturales y religiosas también pueden contribuir a las percepciones. Aquellos que celebran la Navidad como parte de una tradición religiosa pueden experimentarla de manera diferente a quienes la ven principalmente como una festividad cultural.

“En última instancia, la percepción de la Navidad es subjetiva y está moldeada por una combinación de factores personales y contextuales. La diversidad de experiencias y opiniones refleja cómo vivimos los distintos acontecimientos o épocas como es el caso de la Navidad”, nos cuenta.

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Emociones a flor de piel

Es una época en la que, podríamos decir que las emociones están a flor de piel y que no deja a nadie indiferente, por varias razones. “Por un lado, al ser una época de transición hacia el cierre de un año y la apertura de otro, puede disparar emociones por vivir un momento de transición. Este suele ser un período que nos lleva a la reflexión profunda sobre el crecimiento personal, las metas alcanzadas o no logradas, y la necesidad de ajustes para el próximo año. Esta introspección puede generar emociones intensas, ya que la gente se enfrenta a sus propias expectativas y aspiraciones. Puede ser momento de autoevaluación”, nos cuenta.

Además, Rebeca Cáceres explica que la cercanía social y la importancia cultural dada a las relaciones durante las festividades pueden intensificar las dinámicas interpersonales, algo que puede vivirse de un modo intenso emocionalmente. “En esta época, suelen intensificarse los encuentros y las relaciones familiares y sociales. Esto puede crear el escenario para la expresión de emociones acumuladas, ya sean positivas o negativas, hacia las personas con las que compartimos estos momentos especiales”, nos dice.

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Personas que odian la Navidad...

Hay personas que pueden llegar a odiar la Navidad por diversos factores tales como:

  • Experiencias traumáticas: Personas que han experimentado eventos traumáticos o pérdidas significativas durante la temporada navideña pueden asociar la Navidad con emociones negativas y dolorosas.
  • Expectativas sociales y familiares: Durante la Navidad, hay una presión social y cultural para experimentar alegría, amor y conexión. Las expectativas de celebraciones familiares felices pueden generar estrés para aquellos cuyas experiencias personales no coinciden con este ideal.
  • Nostalgia: La Navidad tiende a evocar recuerdos de la infancia y experiencias pasadas. Para algunos, esto puede generar nostalgia y comparaciones con momentos más felices.
  • Presión económica: La temporada de compras y regalos puede ser financieramente estresante para muchas personas. La presión para dar y recibir regalos puede generar ansiedad y preocupación sobre cuestiones económicas.
  • Soledad: Aquellos que no tienen una red de apoyo fuerte o que han perdido a seres queridos pueden sentirse especialmente solos durante la Navidad. El énfasis de la Navidad en la unidad familiar puede acentuar estos sentimientos.
  • Reflexión personal: El final de año a menudo lleva a la reflexión sobre los logros y desafíos del año. Este período de evaluación puede llevar a una variedad de emociones, desde el orgullo hasta la insatisfacción, dependiendo de las experiencias vividas.
  • Presión para ser feliz: La idea de que la Navidad debe ser una época alegre puede generar estrés emocional. Aquellos que no se sienten particularmente felices pueden experimentar una sensación de desajuste o incluso culpa.

...Y personas que aman estas fiestas

En el otro extremo, ¿por qué genera sensaciones muy positivas en otras personas? La Navidad puede generar sensaciones muy positivas en muchas personas por varias razones:

  • Nostalgia y tradiciones positivas: Aquellas personas que tienen recuerdos positivos asociados con la Navidad, como tradiciones familiares, momentos especiales o experiencias alegres, pueden experimentar una conexión emocional positiva con la temporada.
  • Conexiones sociales y familiares: La Navidad a menudo implica pasar tiempo con seres queridos, familiares y amigos. La conexión social y el sentido de pertenencia durante esta temporada pueden contribuir a emociones positivas y un sentimiento de apoyo si se tienen vínculos sanos con la familia y los amigos.
  • Espiritualidad y significado personal: Para aquellos que encuentran significado espiritual en la Navidad, la temporada puede representar un tiempo de cercanía con otros y propósito individual.
  • Cierre: El final del año puede ser percibido como una oportunidad para el cierre, la reflexión positiva sobre los logros y el establecimiento de nuevas metas. Este enfoque basado en el crecimiento personal puede generar emociones positivas en muchas personas.

“En resumen, las sensaciones positivas durante la Navidad pueden estar relacionadas con experiencias pasadas, conexiones sociales, prácticas festivas y la creación de un ambiente especial que promueve el bienestar emocional y la celebración compartida con otros”, nos comenta.

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Evitar conflictos

¿Cómo evitar conflictos entre esos, podríamos decir, 'dos equipos', los que aman y los que odian la Navidad? ¿Son posturas irreconciliables? “Evitar conflictos entre aquellos que aman y odian la Navidad se basa en la comprensión y el respeto”, cuenta la psicóloga, que resume algunas recomendaciones para evitar conflictos pueden ser:

  • Practicar la empatía: Fomentar la empatía implica comprender y respetar las diferentes perspectivas y experiencias emocionales que las personas tienen hacia la Navidad. Reconocer que cada individuo puede tener motivos personales para sus sentimientos ayuda a establecer un terreno de entendimiento mutuo. No hay ninguna postura mejor que otra. Cada uno tiene sus razones para sentir de la manera que siente y vivir la época como la vive.
  • Comunicación abierta: Promover una comunicación abierta y honesta es esencial. Animar a las personas a expresar sus sentimientos y expectativas de manera clara, sin juzgar ni menospreciar, puede ayudar a prevenir malentendidos y conflictos innecesarios. El que escucha ha de asumir una posición respetuosa.
  • Respetar las preferencias individuales: Reconocer y respetar las preferencias individuales es fundamental. No todos experimentan la Navidad de la misma manera, y esto es completamente aceptable. Fomentar un entorno donde cada persona pueda expresar sus preferencias sin sentirse juzgada contribuye a un mejor clima.
  • Buscar compromisos: Si hay desacuerdos en cuanto a cómo celebrar la Navidad o si hacerlo, buscar compromisos puede ser beneficioso. En lugar de imponer una perspectiva sobre la otra, encontrar soluciones intermedias que satisfagan a ambas partes puede ayudar a reducir la tensión. En último caso si esto no puede ser, se trata de respetar las diferentes perspectivas sin juicios ni decepciones. No sobrecargar las situaciones de emociones ayuda a poder vivir mejor estas celebraciones.
  • Establecer límites claros: Para aquellos que desean evitar la Navidad, establecer límites claros sobre su nivel de participación puede ser crucial. Comunicar estos límites con anticipación y de manera respetuosa puede ayudar a prevenir conflictos.

En última instancia, la clave es cultivar un ambiente de respeto mutuo, comprensión y aceptación de las diferencias posturas individuales, permitiendo que cada persona viva la temporada de acuerdo a sus valores, principios y preferencias.

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¿Qué es el llamado 'síndrome del Grinch'?

El ‘síndrome de Grinch’ es una expresión coloquial utilizada para describir a personas que experimentan una falta de entusiasmo o incluso cierta hostilidad, apatía o actitud negativa hacia la Navidad. “El término suele utilizarse de manera humorística. Sin embargo, para una mejor convivencia resulta clave respetar las preferencias y sentimientos individuales hacia la Navidad, reconociendo que cada persona tiene su propia relación con estas fiestas”, concluye.