Así afecta la tecnología a la salud mental o por qué es tan necesario pulsar 'off'

La tecnología cuenta con grandes ventajas, pero al mismo tiempo actúa como un arma de doble filo y estar 24/7 conectados puede llevarnos a sufrir ansiedad, estrés o depresión. A propósito del Día Mundial de la Salud Mental, una experta nos enseña las pautas para desconectar de las pantallas.

Por Paula Martíns

Como cada 10 de octubre se celebra el Día Mundial de la Salud Mental, que este año, según la OMS (Organización Mundial de la Salud) se concreta en torno a un lema muy concreto: “La salud mental es un derecho universal”. Vivimos en una época en la que, afortunadamente, aunque sea de manera lenta y progresiva, es un tema que está adquiriendo cada vez más protagonismo, en muchas ocasiones debido a que muchos personajes conocidos están visibilizando el problema. Y es que los datos que maneja la OMS no dejan de ser preocupantes porque una de cada ocho personas en el mundo padece algún problema de salud mental, lo que influye directamente en su salud física y bienestar.

Las nuevas tecnologías han traído muchas experiencias nuevas, pero también han propiciado el surgimiento de muchos trastornos que tienen que ver con el abuso que se está haciendo de las redes sociales, lo que conduce a trastornos como la ansiedad, el estrés o la depresión, de ahí la conveniencia de saber desconectar  de las pantallas.

Qué hay detrás del detox digital de las 'influencers'

En el primer capítulo de la tercera temporada de Black Mirror, su protagonista Lacie está obsesionada con el número de "me gustas" positivos que recibe. Vive en una sociedad en la que cada comportamiento - desde la manera de saludar, hasta la de pedir un café o la popularidad de sus amigos - es valorado con una calificación numérica, una puntuación que puede ser realizada por quien quiera a través del móvil, independientemente de si le conoce o no.

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Impacto del mundo digital en la salud mental

Cuando este episodio apareció en pantalla se coronó como uno de los más virales de toda la serie. ¿El motivo? Una distopía que en cualquier momento podía convertirse en nuestro presente. Sí, nos identificábamos, porque aunque la fecha de su estreno data de 2016, teniendo en cuenta la dirección que está tomando la tecnología en el mundo, el capítulo podría volver a ser uno de los más comentados si se estrenara hoy. La obsesión por los “me gustas”, por ganar seguidores, y la adicción al teléfono móvil continúa creciendo notablemente entre usuarios que usan las redes sociales por ocio. Sin embargo, para muchas personas las redes sociales también se han convertido en su trabajo.

El CEO de Sale Systems informática y Digital es hoy, y consultor de marketing digital y visibilidad online, Pablo Horcajuelo (www.pablohorcajuelo.com) así nos lo expone: "pasando de pasiva a activa, antes, la mayoría de las personas eran meros consumidores de tecnología. Hoy en día, gracias a herramientas y plataformas más intuitivas y sobre todo la llegada de los smartphones, muchos se pueden convertir y se han convertido en creadores, desarrollando aplicaciones, contenido digital, divulgaciones, etc. Ahora todos podemos convertirnos en nuestro propio creador, es decir, podemos crear nuestra propia marca personal y competir con cualquiera, independientemente del tamaño de la empresa, en apenas a un clic".

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Necesidad de un detox digital

Community managers, expertos digitales e influencers han encontrado en estas plataformas un modelo de negocio rentable que, al contrario de lo que hace años podríamos pensar, también continúa creciendo, sin fecha de caducidad prevista en su horizonte. Tanto para unos como para otros, pulsar el off no siempre resulta tarea fácil. Muchos de los primeros grupos han confesado que les cuesta desconectar, como el CEO nos confiesa: "Yo mismo, he sentido esa necesidad, y desde hace tiempo, cuando estoy en reuniones familiares, escribiendo, haciendo deporte o realizando tareas profesionales que requieren cierta concentración, durante un tiempo pongo mi smartphone en modo avión".

Los influencers, en cambio, se enfrentan a una realidad más complicada: mostrar su día a día de la mañana a la noche es su vía de ganar ingresos. Cada publicación suma (¡a veces mucho!), por lo que estar alejados de estas plataformas es sinónimo de perder dinero. Pero si nos fijamos en sus recientes comportamientos en redes sociales, el pasado verano hemos asistido a un aluvión de celebrities que han decidido realizar un detox digital reduciendo su presencia online para disfrutar de la temporada estival.

Gwyneth Paltrow era una de las que lo confirmaba, escribiendo en una de sus publicaciones: "Hago un descanso en redes sociales. Voy a trabajar en vivir el presente". También influencers a nivel patrio se han sumado a este detox como Marta Lozano (@martalozanop), o Verónica Díaz (@modajustcoco). De hecho, esta última publicó varias historias, en las que también escribió: "Necesito estar en el momento y no todo el tiempo con el móvil en la mano pensando en cómo hacer la mejor foto, con una lista de reels para grabar planos todo el tiempo”.

Estas son las claves para hacer un détox digital

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Rebeca Ruiz (@rebecaruizro) es una de creadoras de contenido que cambió de profesión tras ver el potencial que podía tener compartiendo sus looks diarios en redes sociales. "Cambié de trabajo, de hábitos y mi forma de relacionarme", nos cuenta sobre sus inicios en esta profesión. Sin embargo, y en una situación entre la espada en la pared, ella también es de las que realiza sus parones laborales de vez en cuando.

"Trabajar como creadora de contenido a tiempo completo te hace reflexionar cuanto tiempo quiere decir ese 'a tiempo completo'. ¿Hay que desconectar? ¿es bueno para mis ingresos hacerlo? ¿y para mi salud mental? Si cuido y protejo mi intimidad y paso ratos alejada del mundo digital, ¿descuido mi trabajo? Ahí entra esa dependencia", manifiesta sobre el dilema, pero ella tiene clara su respuesta: "Creo que es sano hacer un parón como cualquier otro que trabaja y libra, o tiene vacaciones de invierno y de verano alejado de su día a día laboral. En agosto siempre hago un detox y desconecto, me perjudique o no la desconexión, porque además me siento más creativa y reiniciada cuando vuelvo. Un día me paré a pensar que solo soltaba el teléfono cuando estaba en la ducha y dije 'basta' . Saber parar es una parte muy importante para trabajar bien en esto". 

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La importancia de desconectar

Cuidar la salud mental y obligarse a dejar las pantallas a un lado parece ser cada vez más necesario. Los niveles de ansiedad y estrés de la población han crecido de manera desorbitada desde que conocemos Internet. También, debido al idílico estilo de vida que parece proliferar en las publicaciones que vemos en redes sociales, además de todos los inputs de viajes y tendencias supuestamente saludables que circulan por las mismas, como la de la #ThatGirl de TikTok, nuestra autoestima se ha visto todavía más condicionada por la validación externa. 

La directora y psicóloga de la clínica de Psicontigo psicología (www.psicontigo.com), Patricia López Recio, también nos señala otra consecuencias de esta hiperconexión en la que nos encontramos sumergidos: “Uno de los grandes problemas que la tecnología nos ha dado es el aislamiento social. La tecnología te conecta con el que tienes lejos, y te conecta con quién tienes cerca”.

Además, sobre los casos que también se encuentra en consulta destaca, paradójicamente, las dificultades que la tecnología instala en nuestras habilidades comunicativas interpersonales. La comunicación digital a menudo carece de las señales no verbales y las expresiones faciales, lo que puede reducir la empatía y la comprensión en las interacciones en línea, como comenta: “Sobre todo en el tema de los conflictos, ya que cuando el teléfono está de por medio te hace sentir poco especial. Por otro lado, también al ser relacionado con ser una herramienta útil para ligar crea muchos problemas de pareja, así como dependencia, sobre todo, en adolescentes. En ellos está causando muchísimo impacto”. No se equivoca: un estudio realizado por Doxa Comunicación dictamina que el 91% de los menores entre 11 y 18 años tiene alguna red social.

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Consejos para desconectar de la tecnología

Existen muchos patrones que en un primer momento podrían parecer sencillos para descansar del mundo online. Sin embargo, en la práctica no son tan fáciles de llevar a cabo, por lo que la experta en salud mental recalca que conviene intentar adoptar unos comportamientos en nuestro día a día que “ajusten las expectativas respecto a la conexión, es decir, debemos marcar objetivos reales”. No se trata de dejar el ordenador o el móvil 24/7, sino, tal y como ella misma nos explica, consiste en implementar pequeños hábitos que nos distraigan de su uso.

“Una de las cosas que podemos hacer es marcar una actividad en la que nos obliguemos a desconectar, como la de no mirar el móvil. Es fácil de llevar a cabo, y útil. También tenemos que hacer hincapié en el tema del email de trabajo. Saber a partir de qué hora debemos terminar de revisarlo”. Todas estas pautas coinciden con las que la creadora de contenido, Rebeca Ruiz, por su parte, implementa en su rutina: "Intento cambiar el hábito de acostarme mirando el teléfono (que me sigue costando) y el de despertar con ansiedad y curiosidad por ver Instagram. Fijo horarios para ser más productiva, y menos dependiente".

En los últimos días, y de manera, una vez más, completamente contradictoria, los usuarios de TikTok también nos han informado de las repercusiones que estar siempre conectado puede tener para nuestra salud mental. El #monkmode (traducido al español como “modo monje”) se ha instaurado ya como una tendencia necesaria según los hashtags de mayor éxito. Se trata de un nombre que define a un grupo de personas que han decidido descargar aplicaciones para, precisamente, no usar otras que les puedan distraer de su trabajo o de otras actividades. Nombres como Freedom o FocusMe permiten bloquear o desconectar el acceso a Internet de un móvil las horas y minutos que desees. ¿El objetivo? Dedicarse a una sola tarea sin intromisión de la tecnología. 

Los datos que nos ofrece el informe de Digital 2023 de  We Are Social Spain, concluye que las personas con acceso a Internet suman más de 64% de la población mundial, y que de ellas, las que cuentan con perfiles en redes sociales dedican de media dos horas y media al día a deslizar fotografías y a publicar. También el análisis ‘De Alpha a Zeta, educando a las generaciones digitales’, de Quostudio, expone que, de ellos, los jóvenes dedican casi 400 minutos a la semana a las redes sociales, más tiempo que a cualquier otro tipo de plataformas digitales. Pero esta obsesión por estar siempre conectado es solo la punta del iceberg en lo que respecta a cómo la tecnología ha transformado nuestras vidas por completo, como comenta Pablo Horcajuelo: "La omnipresencia de los smartphones y la accesibilidad del Internet móvil han transformado radicalmente nuestra relación con la tecnología y el mundo que nos rodea. Ya no necesitamos esperar para llegar a casa o a la oficina para buscar algo en internet. También la forma en que consumimos noticias, música, películas y otros medios ha cambiado".

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La tecnología ha transformado nuestras vidas

En los últimos años, hemos sido testigos de una revolución tecnológica que ha permeado cada aspecto de nuestra existencia. Desde la realidad aumentada, hasta el uso de la controvertida inteligencia artificial, la tecnología ha remodelado nuestra forma de trabajar, comunicarnos y hasta de entender el mundo que nos rodea. 

"La capacidad de estar conectados en todo momento ha permitido que muchos trabajos se realicen de forma remota. Esto ha llevado a un aumento en el trabajo flexible y el teletrabajo, cambiando la dinámica tradicional en una oficina. Ahora es muy común ver a personas viendo vídeos, leyendo noticias o escuchando música en sus dispositivos móviles en cualquier lugar y momento". Así es, como comenta el experto en marketing digital; en el ámbito laboral, la automatización y la inteligencia artificial han cambiado la naturaleza misma del empleo. No solo con el trabajo en remoto, sino también con las tareas que solían requerir horas de humanos, ya que ahora se realizan en cuestión de minutos gracias a algoritmos y máquinas inteligentes que sustituyen nuestro trabajo.

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En la educación, la tecnología ha democratizado el conocimiento. En el ámbito social, ha facilitado la conexión global, permitiéndonos, como comentaba Patricia López Recio, estar en contacto con amigos y familiares, incluso si están al otro lado del mundo. Pablo Horcajuelo está de acuerdo:"Plataformas como Facebook, Instagram, Twitter y LinkedIn nos han permitido reconectar con viejos amigos, conocer a personas con intereses similares o expandir nuestra red de contactos profesionales. Aplicaciones como Tinder, Bumble y OkCupid han transformado la escena de las citas permitiendo a los usuarios conocer a posibles parejas basadas en intereses, ubicación y preferencias, facilitando encuentros que con mucha probabilidad no hubieran ocurrido en la vida cotidiana".

Si hablamos del mundo del ocio, también podemos afirmar que la tecnología nos ha abierto un abanico gigante de entretenimiento. Además, las plataformas de crowdfunding y organizaciones benéficas en línea han transformado la forma en que apoyamos causas sociales y recaudamos fondos para proyectos comunitarios

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Aunque las ventajas de la tecnología son inmensas, este progreso tecnológico también ha planteado desafíos éticos y sociales muy significativos. Más allá de la protección de datos, y de la adicción a la tecnología ya señalada, surgen muchos otros dilemas que todavía debemos poner sobre la mesa. El fear of missing out, conocido como FOMO (traducido por sus siglas a “miedo a perderse algo”), nos lleva a querer ser productivos desde que nos despertamos hasta que nos acostamos, pero al mismo tiempo a querer también estar en todo. Y hay mucho más: "Estar constantemente conectados nos expone a un flujo ininterrumpido de información, lo que lleva a una sensación de sobrecarga informativa; la constante conectividad puede contribuir a problemas de salud mental, la presión de estar siempre disponibles y la comparación constante en redes sociales pueden afectar negativamente nuestro bienestar emocional; el uso excesivo de dispositivos electrónicos, especialmente antes de dormir, puede afectar la calidad del sueño; a luz azul de las pantallas puede interferir con la producción de melatonina, una hormona que regula el sueño, así, como en nuestros ritmos circadianos", enumera el profesional de marketing. 

En plena era digital resulta crucial hacer un uso consciente y responsable de las tecnologías para evitar caer en los efectos negativos que pueden afectar nuestra salud mental. Pautas como escuchar las recomendaciones de los expertos e ir a terapia, nos brinda pautas valiosas para establecer límites, fomentar interacciones sociales significativas fuera de las pantallas y priorizar el tiempo dedicado a actividades que promuevan nuestro bienestar emocional y físico. De la tecnología podemos aprovechar sus beneficios, pero no es necesario comprometer nuestro bienestar para hacerlo