Te damos las claves para diferenciar el estrés de la ansiedad

Una psicóloga nos ayuda a comprender cuáles son las características de ambos problemas de salud mental

Por Pilar Hernán

A lo largo de nuestra vida, vivimos muchos momentos en los que el estrés hace acto de presencia y complica sobremanera nuestro día a día. Toca lidiar con estas situaciones. Pero hay que hacerlo sin llegar a caer en la ansiedad. Son, sin duda, dos conceptos muy relacionados, pero que hay que saber distinguir. ¿Cuáles son las claves para diferenciar un episodio de estrés de la ansiedad? “La clave principal está en que el estrés es una reacción ante una situación percibida como amenazante en el presente y suele desaparecer cuando se elimina el factor estresor. Por ejemplo, el estrés ante no haber gestionado bien el tiempo para un examen. Cuando acabe el examen, desaparecerá el estrés. Bien es cierto que podemos hablar también de estrés crónico como por ejemplo no tener recursos para pagar la hipoteca mensualmente o el cuidado de una persona con demencia. En estos casos también podemos decir que cuando desaparece el estresor, desaparece el estrés”, nos cuenta Rebeca Cáceres Alfonso, Doctora en Psicología y psicóloga sanitaria y Directora de Tribeca Psicólogos (@tribeca_psicologos).

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La experta apunta que, sin embargo, la ansiedad aparece fruto de los pensamientos, miedos o preocupaciones de una persona sin que tengan que estar relacionados con algo que esté viviendo en el presente. Por eso, podemos decir que la ansiedad está más relacionada con factores de tipo psicológico y emocional. La psicóloga nos explica al detalle algunos de los puntos que marcan la diferencia entre ambos problemas de salud mental: 

  • Causas. La causa del estrés generalmente suele ser un factor externo. Sin embargo, la ansiedad se produce por preocupaciones persistentes e intensas que no se resuelven y que pueden darse incluso en ausencia de un factor estresante. La ansiedad está relacionada con el futuro. Es una preocupación o un miedo a que algo malo vaya a pasar y no tener los recursos para enfrentar esa situación. Como se ha dicho, la ansiedad está relacionada con factores internos de tipo psicológico y emocionales.
  • Duración. En el estrés, la duración es determinada y, como decíamos, si desaparece el factor estresante, desaparece el estrés. Mientras, en la ansiedad, la duración es indeterminada.
  • Síntomas. El estrés puede dar lugar a síntomas de ansiedad y depresión.
  • Respuestas. En el estrés, se produce una activación de respuesta para movilizar a la persona hacia la solución. En el caso de la ansiedad se produce una activación de respuesta ansiosa que lleva a la huida, la lucha o el bloqueo.

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Rasgos en común

Ambos problemas de salud mental se manifiestan de forma diferente, pero pueden compartir rasgos comunes, tal y como nos confirma Rebeca Cáceres. “El estrés y la ansiedad son mecanismos de supervivencia que nos ayudan a responder mejor ante algunas situaciones de peligro. Cierta dosis de estrés puede favorecer la adaptación a una situación determinada sin ser perjudicial. También comparten el rasgo de que si ansiedad y estrés se cronifican pueden llegar a tener un impacto perjudicial sobre la salud mental y física”, nos detalla.

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El lado positivo del estrés y la ansiedad

Sabemos que los expertos hablan en muchas ocasiones de un estrés positivo, pero nos planteamos si la ansiedad puede llegar a tener también esa faceta no siempre negativa. “Tanto el estrés como la ansiedad pueden tener un lado positivo. Que la ansiedad sea incómoda no quiere decir que no sea positiva. El estrés si es puntual y controlado nos llevará a la acción para resolver la situación estresante presente. Y cierto grado de ansiedad puede ayudar a la persona a anticipar obstáculos, ser cautelosos y mantenerse organizados”, nos explica la experta, que añade que, además, si la ansiedad se presenta de un modo controlado y no incapacitante para la vida de la persona que la tiene, va a ser incómoda pero también puede ser una fuente de aprendizaje de uno mismo y de mejorar la propia vida.

La psicóloga apunta un dato importante: el problema no es la ansiedad sino la causa que la genera. “Debemos estar más atentos a las señales de nuestro cuerpo y en lugar de querer silenciar estas señales debemos saber interpretar qué nos quieren decir, manejar el síntoma y, cómo no, poner solución al problema (origen de la ansiedad)”, sugiere. Y pone un ejemplo práctico que podemos entender a la perfección: “Si tengo pensamientos recurrentes y miedo intenso sobre que me puedan despedir en el trabajo, tendré que analizar qué está ocurriendo en el trabajo para pensar así (que me corresponde a mí y que corresponde a los otros), analizar el peligro real, si hay algo que puedo hacer que aún no he hecho, observar las señales del cuerpo, tomar decisiones, manejar escenarios de realidad y si los síntomas persisten y son incapacitantes, buscar ayuda profesional”.   

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¿Se deben abordar de distinta forma?

Ante esta pregunta, la directora de Tribeca Psicólogos lo tiene claro: “Sin duda”. Así, nos resume las formas que tienen de tratar ambos problemas:

  • “Cuando trabajamos con el estrés nos vamos a centrar mucho en el abordaje presente. Se evaluarán las amenazas percibidas por la persona para reaccionar con estrés y también se ayudará a identificar y poner en acción los recursos que pueden ayudar a la persona a gestionar mejor el estrés. Es importante trabajar en el manejo del estrés porque si bien es cierto que, si el estresor desaparece, desaparece el estrés, no siempre esto es posible. Y tampoco podemos quedar abandonados a la situación externa, sino que tenemos que aprender a lidiar mejor con el estrés. Tipos de terapia que funcionan muy bien para el manejo del estrés pueden ser Neuro-Biofeedback y Terapia Centrada en Soluciones”, nos dice.
  • “Por otro lado, en la ansiedad vamos a hacer una evaluación más pormenorizada de factores psicológicos y emocionales del sujeto, temporalidad de los síntomas, intensidad… Y si bien es cierto que trabajaremos también mucho con el tiempo presente para tratar de ayudar a gestionar mejor el síntoma, también es cierto que haremos hincapié en el pasado que es donde seguramente esté el origen de la ansiedad. Es decir, donde está el problema. Un modelo terapéutico recomendado en estos casos es EMDR (Eyes Movement Desensitization Reprocessing)”, concluye.