¿Cómo puede influir la falta de sueño en tu salud mental?

El hecho de no dormir puede producir alteración anímica, irritabilidad y ansiedad, así como problemas de atención, cansancio y fatiga

Por Pilar Hernán

Sabemos que no te descubrimos nada nuevo si te decimos que el sueño es fundamental para mantener un buen estado de salud. Pero es que hay suficientes evidencias que así lo confirman. Dormir mal puede tener serias consecuencias en nuestro estado de salud, no solo física, sino también mental. Tanto es así que la relación entre la dificultad para dormir y el agravamiento de problemas de índole psicológico es un factor que se tiene cada vez más en cuenta en las consultas. 

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¿Piensas que duermes bien?

Partimos de que se habla de insomnio cuando existen dificultades para conciliar el sueño tres noches a la semana, durante, al menos, tres meses. Y los expertos apuntan que un concepto más difuso es el de dormir bien. ¿A qué nos referimos en este caso? En relación al número de horas que dormimos, la Organización Mundial de la Salud recomienda dormir al menos seis horas diarias para garantizar un descanso reparador a todos los niveles, a pesar de que tradicionalmente se ha venido hablando de ocho horas. Lo cierto es que la mayoría de los expertos considera como cifra más adecuada entre las siete y las nueve, aunque hay que tener presente que también depende de las franjas de edad y el sexo. Un dato más: las mujeres padecen más el problema del insomnio que los hombres, debido fundamentalmente a los cambios hormonales que va sufriendo a lo largo de su vida, relacionados con la menstruación, el embarazo y la menopausia.

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Problemas que ocasiona dormir mal

En relación a nuestra salud mental, no podemos olvidar, como punto de partida, la influencia del estrés en el descanso. Cuanto más estresados estamos, peor dormimos y podemos llegar a convertir la rutina de irnos a la cama a descansar en un círculo vicioso. En opinión de la psicóloga Pilar Conde, el estrés es uno de los grandes problemas asociados al sueño. Pero el problema es aún  más profundo, y no dormir puede, además, producir alteración anímica, irritabilidad y ansiedad, problemas de atención, cansancio y fatiga, un menor rendimiento diurno y asociarse con la merma de las capacidades cognitivas.

Dormir mal cuando se tienen problemas de salud mental

Un problema añadido es que el hecho de dormir mal también puede agravar problemas psicológicos y psiquiátricos ya presentes, entre los que podemos destacar algunos como la depresión y el trastorno bipolar. Un paciente con algún trastorno de salud mental que no descansa bien tiene el riesgo de que su situación empeore. “En ambos casos se da la circunstancia de que no dormir bien es un indicio de que estas enfermedades, bien están haciendo su aparición, bien están entrando en fases más agudas. Por ejemplo, durante la fase eufórica del trastorno bipolar se tiene menos necesidad de dormir”, cuenta la directora de Clínicas Origen. Y no podemos olvidar las pesadillas o los sueños inquietantes recurrentes, que
pueden indicar también que algo no marcha bien, que existe una intranquilidad, preocupaciones o inquietudes que es preciso analizar, si se recuerdan, para ver si tienen relación con experiencias vividas o circunstancias actuales.

Origen y síntoma

“La falta de sueño es, a la vez, origen y síntoma de problemas de salud mental, lo que puede llevar a quien la padece a un círculo vicioso en el que precise ayuda de profesionales especializados. Estos incorporarán pautas y se ayudarán, si es preciso, de fármacos, con el fin de conseguir la regulación del sueño. En ésta, resultan fundamentales las rutinas, ya que en un sueño de calidad entran en juego factores como la capacidad de conciliación, el despertarse varias veces y no conseguir volver a dormir o la profundidad del sueño”, nos dice.

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Consejos para dormir mejor

Teniendo todo esto en cuenta, Pilar Conde resume las claves de un sueño reparador y saludable.

  • No consumir cafeína, alcohol y otros excitantes al menos 6 horas antes de acostarse.
  • Hacer ejercicio moderado de manera regular, pero evitar, eso sí, el ejercicio intenso 2 o 3 de horas antes de acostarse.
  • Conviene cenar de forma ligera y no justo antes de irse a la cama. De esta forma, evitarás las digestiones pesadas.
  • Crear un ambiente facilitador del sueño; que la habitación esté ventilada, que la luz sea tenue y que no nos distraigan mucho los elementos de alrededor.
  • No conviene tener en la mesilla de noche dispositivos electrónicos. Lo ideal es dejarlos fuera de la habitación o, en su defecto, utilizarlos reduciendo su intensidad lumínica.
  • Es una buena idea prepararse para dormir con antelación. Lo ideal es ir desacelerando la actividad que requiere más energía y concentración poco a poco, pues te facilitará un sueño reparador. Así, puedes ir dando paso a otras actividades de carácter más relajado, como pueden ser la lectura, la meditación o una simple ducha de agua templada.