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En los últimos años, se ha empezado a investigar más a fondo sobre los efectos del cambio climático en la salud mental. Según el estudio Salud mental y nuestro clima cambiante: impactos, implicaciones y orientación, publicado en la revista International Journal of Mental Health Systems y elaborado por la Asociación Psicológica Americana y Ecoamérica, el estrés puede ser otro factor del cambio climático que influye en las personas y entidades como la Asociación Americana de Psicología (APA) se han empezado a pronunciar sobre esta cuestión. Otra investigación publicada en la revista de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos PNAS y liderada por el investigador del Instituto Tecnológico de Massachusetts, Nick Obradovich, concluye que las variaciones en el clima, la lluvia y la temperatura han hecho incrementar el número de consultas por trastornos mentales.
De ahí que los expertos ya hablan de un tipo de ansiedad relacionada con lo que está pasando en nuestro planeta. "La ansiedad climática, o ecoansiedad, es un concepto que se utiliza para definir los sentimientos de angustia, miedo y culpabilidad producidos por el cambio climático y sus consecuencias. La persona afectada siente ansiedad, temor, inseguridad y culpa por la situación, que se juntan con la frustración de sentir que, a nivel individual, no se puede hacer mucho para salvar al planeta, y que los gobiernos y las grandes empresas están actuando con pasividad", aclara Andrea Trujillo, psicóloga de bluaU de Sanitas.
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¿Ocurre en todas las personas?
El cambio climático, las consecuencias del calentamiento global y todo lo relacionado con el medio ambiente no afecta a todo el mundo por igual. Hay personas a las que les puede preocupar, pero a otras les sobrepasa. "Las causas pueden variar y puede ser más común en personas que están sobreexpuestas a noticias preocupantes sobre el planeta, pero también en aquellas personas que están especialmente implicadas en cuestiones medioambientales, o que se han visto afectadas por eventos adversos (perder su hogar, o emigrar) como consecuencia del cambio climático", explica la psicóloga.
La especialista en psicología aclara, no obstante, que la ecoansiedad no es una patología como tal, pero pude estar presente en el día a día de las personas afectadas, con episodios de ansiedad, tristeza, preocupación y miedo. "Puede influir en la toma de decisiones vitales, como por ejemplo no tener hijos por el bien de planeta o por la preocupación de un posible futuro fatídico para ellos". Andrea Trujillo advierte, además, que ante estos sentimientos (ansiedad, desperanza, temor) muchas personas pueden ver su vida diaria afectada, e incluso pueden necesitar la ayuda de un profesional.
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¿Qué se puede hacer para superarlo?
La forma en que hablamos sobre la crisis climática es importante a la hora de abordar el problema. Y es que los mensajes que recibimos pueden afectar a estas personas. "Lo más importante para reducir la ecoansiedad es ayudar a las personas a gestionar la preocupación de manera adaptativa, pero también valorando que la situación es multidimensional, que implica cambios a diferentes escalas, y saber dónde sí podemos actuar como sociedad", aconseja la psicóloga de BluA de Sanitas.
A nivel individual, se recomienda reforzar la resiliencia y trabajar en el miedo al cambio, fijar propósitos en la lucha contra el cambio climático, sea a través del activismo o de otra manera, y hablar con personas con las mismas preocupaciones, para poder trabajar juntos y canalizar ese miedo en algo positivo para el planeta. "Si todo esto no ayuda, es recomendable pedir ayuda a un profesional", sugiere la experta.
Por su parte, Laura Llobet, psicóloga de mediQuo, recuerda que "hay que ser consciente de cómo afecta el cambio climático (aunque aún haya quien niegue su existencia) a nuestra salud psicológica. No se puede dejar de lado este tema y se debe abordar cuanto antes. La prevención de estos problemas debe ser un tema prioritario que tratar e investigar. Por eso, Llobet incide en que “cada uno de nosotros debe hacer pequeños cambios para así sentirnos implicados en el problema y que esto nos ayude a sentirnos bien, sentirnos realizados y, en consecuencia, reducir la ansiedad que puede provocarnos”.
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