Neurociencia

Fallos de memoria: ¿Cuándo pueden ser preocupantes?

Entrevistamos a una especialista en neurología para que nos aclare si es normal no acordarnos del nombre de un objeto o el argumento de una película o si debemos pedir una opinión médica.

Por Nuria Safont

Tener pequeños olvidos es normal, aunque seas joven. Tenemos tanto exceso de información, que es habitual que nos despistemos. Por lo que si de repente te das cuenta de que no recuerdas el nombre de un objeto o el argumento de la serie que acabas de ver, no te preocupes. Lo más probable es que no sea nada alarmante. Sin embargo, si se convierte en algo habitual y estos fallos de memoria vienen acompañados de otros síntomas, sí deberías consultar al médico. Entrevistamos a una especialista en este campo, la doctora Silvia Gil, neuróloga y vocal de la Sociedad Española de Neurología (SEN) para que nos explique cuándo podemos considerarlo normal y en qué casos es conveniente que pidamos cita para una evaluación. 

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¿Cuándo hay que dar importancia a los pequeños olvidos?

Hay que dar importancia a los pequeños olvidos cuando afectan de forma significativa y continuada, es decir, mantenida en el tiempo, no de forma puntual, a las actividades que realizamos en nuestro día a día y que tienen que ver con el cumplimiento de nuestras responsabilidades personales, de salud, familiares, profesionales, sociales…

Si existe una merma objetiva en nuestro rendimiento intelectual respecto a nuestro estado previo, con consecuencias negativas sobre la realización de las actividades y responsabilidades anteriormente mencionadas y con creciente progresión en el tiempo, tendríamos que consultar con un especialista en neurología.

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Si no recuerdas el nombre de una persona de tu entorno, ¿es conveniente acudir al médico?

No es preocupante no acordarse de forma puntual de cómo se llama un objeto, al igual que no tendría por qué ser preocupante el tener un día de forma esporádica una afonía o un dolor de cabeza. La dificultad ocasional para nombrar una palabra concreta (ya sea el nombre de un objeto o un nombre propio) es un síntoma que puede darse en cualquier etapa de la vida, si bien es más frecuente a medida que envejecemos.

Existen múltiples circuitos neuronales implicados en este fenómeno, que no indica una patología concreta del sistema nervioso central. Lo habitual es que no poder denominar la palabra “diana” en un determinado momento sea un fenómeno puntual y pasajero y que logremos expresarla con posterioridad.

A veces esta dificultad nominativa está relacionada con aquellas palabras que no usamos de forma habitual en nuestras conversaciones. Igualmente, nuestro estado emocional juega un importante papel en la expresión de nuestro lenguaje, de manera que en situaciones de nerviosismo o cansancio se nos puede hacer más difícil encontrar una palabra concreta.

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Es muy típica la frase: ¿Qué iba a hacer o qué iba a buscar? ¿Por qué no lo recordamos?

No acordarnos de algo que íbamos a hacer o a buscar no nos debería alarmar si nos ocurre de forma esporádica. Muchas veces vamos con prisas y realizamos múltiples tareas a la vez, de manera que cuando estamos realizando una tarea estamos pensando en otros asuntos y no prestamos toda nuestra atención a la tarea que estamos realizando. En estos casos, es normal tener dificultad en recordar lo que hemos llevado a cabo, pero estos síntomas estarían más relacionados con un problema atencional que un problema intrínsecamente de memoria.

¿Qué otros síntomas te pueden indicar que tienes problemas serios de memoria?

Existen otros síntomas, además de los olvidos o problemas relacionados con la memoria, que pueden indicar el inicio de una patología cognitiva. Por ejemplo la dificultad para orientarnos y desplazarnos en el entorno, para expresarnos o comprender lo que nos dicen, problemas relacionados con la capacidad lectora, de cálculo o con la identificación de objetos y caras familiares, la dificultad para planificar y llevar a cabo una tarea…

Los cambios en el estado de ánimo y la conducta previa de la persona, así como problemas relacionados con la movilidad, también puede asociarse a las manifestaciones mencionadas e indicar la existencia de una enfermedad neurológica por lo que, ante la aparición de estos síntomas sería aconsejable consultar con un especialista en neurología.

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Además del alzhéimer, ¿qué otras patologías pueden causar problemas de memoria?

Además de la enfermedad de Alzhéimer, que es la demencia neurodegenerativa más frecuente en nuestra sociedad, existen múltiples patologías que pueden ocasionar problemas cognitivos. Por un lado destacan otro tipo de demencias neurodegenerativas como la demencia frontotemporal y por cuerpos de Lewy. Por otro lado, múltiples patologías neurológicas también pueden afectar a nuestra cognición, por ejemplo, el ictus, la esclerosis múltiple, la epilepsia, el traumatismo cerebral…

También existen otras condiciones médicas que impactan negativamente en nuestro rendimiento cognitivo, como es el caso de las enfermedades psiquiátricas, la falta de determinadas vitaminas, las disfunciones de hígado o riñón, determinadas infecciones, el consumo de alcohol y otras drogas…

¿Se manifiestan del mismo modo? 

La manifestación de una patología que afecte a nuestra cognición depende, principalmente, del modo en el que se instaure y de la región cerebral que comprometa. Además, según la patología, el paciente puede tener otras manifestaciones extra neurológicas que nos orienten al origen de su enfermedad.

Por ejemplo, un tumor primariamente originado en el cerebro puede manifestarse a nivel neurológico de forma similar a un tumor originado en otro órgano con metástasis cerebrales, si ambas lesiones tienen la misma localización cerebral. Sin embargo, los otros síntomas acompañantes de la enfermedad pueden ser muy diferentes. En estos casos, la realización de una resonancia magnética cerebral nos ayuda mucho a visualizar y orientar el tipo de tumor causante de los síntomas.

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