Esclerosis múltiple, la enfermedad que obliga a Christina Applegate a caminar con apoyo

La protagonista de 'Dead to me' ha aparecido en la 29º edición de los premios anuales del Sindicato de Actores de la mano de su hija y apoyada en un bastón

Por Nuria Safont

La actriz de 51 años, Christina Applegate, protagonista de la famosa serie de Netflix Dead to me, asistió a la 29º edición de los premios anuales del Sindicato de Actores apoyada en un bastón y de la mano de su hija. Applegate, que hace un par de años declaró que sufre Esclerosis Múltiple (EM), ha confesado en una entrevista concedida a Los Angeles Times que, probablemente,  esta será su última alfombra roja. Y es que la actriz se enfrenta a una dura enfermedad crónica caracterizada por el ataque del sistema inmune al sistema nervioso central y que puede manifestarse, entre otros síntomas, con problemas de movilidad. 

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¿A qué edad aparece la EM?

Aunque la Esclerosis Múltiple puede aparecer a cualquier edad, es más común que los primeros síntomas se manifiesten en adultos jóvenes. De hecho, el 70% de estos nuevos casos se diagnostican en personas de entre 20 y 40 años, convirtiéndose en la primera causa de discapacidad no traumática más común en estas edades. Es 2-3 veces más frecuente en mujeres que en varones y, después de la epilepsia, es la enfermedad neurológica más frecuente en adultos jóvenes.

La Sociedad Española de Neurología (SEN) estima que aproximadamente 50.000-55.000 personas padecen en España esta enfermedad, de la que cada año se diagnostican unos 2.000 nuevos casos. Se estima que en todo el mundo padecen esta enfermedad más de 2,5 millones de personas, del total de las cuales, aproximadamente 700.000 casos se encuentran en Europa.

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Síntomas de la EM

Una de las peculiaridades de esta enfermedad es que afecta a cada paciente de una forma distinta, de ahí que se conozca también como “la enfermedad de las mil caras”, según nos explican desde Merck. 

Los síntomas variarán dependiendo de la parte del sistema nervioso en el que aparezca la lesión. En todo caso, fatiga, síntomas sensitivos, como pérdida de sensibilidad y falta de equilibrio, suelen ser los principales síntomas, aunque también pueden darse otros síntomas de manera menos frecuente como: dolor, alteraciones cognitivas, dificultades del habla, temblor, etc….También puede producir visión borrosa o ansiedad.

Aunque con frecuencia se asocia a la silla de ruedas, afortunadamente los nuevos tratamientos han permitido controlar la EM y mejorar el pronóstico, de manera que esta imagen es cada vez menos habitual y, por lo tanto, la enfermedad menos visible a los ojos de los demás.

“La esclerosis múltiple es una enfermedad con un alto impacto personal, social y sanitario por su frecuencia, su tendencia a producir discapacidad, su repercusión laboral y por las necesidades de cuidados y tratamientos que conlleva. Al menos el 50% de los pacientes tienen una considerable afectación de su calidad de vida y el 80% del coste socioeconómico de esta enfermedad  (más de 9.000 millones de euros anuales en Europa) está relacionado precisamente con estos diferentes grados de discapacidad que la enfermedad”, explica el Dr. Miguel Ángel Llaneza, Coordinador del Grupo de Estudio de Enfermedades Desmielinizantes de la Sociedad Española de Neurología. “Afortunadamente en los últimos 25 años se han aprobado numerosos tratamientos que han aumentado la esperanza de vida de los pacientes hasta casi asemejarla a la del resto de la población, además de mejorar su calidad de vida gracias a la capacidad de estos fármacos para modificar el curso evolutivo natural de la enfermedad y la acumulación de discapacidad”.

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Brotes que duran días o semanas

En el 90% de los pacientes la esclerosis múltiple produce episodios de disfunción neurológica llamados brotes, que duran días o semanas y que suelen remitir parcial o totalmente. Pero, sin tratamiento, una parte importante de estos pacientes desarrolla, a lo largo de la evolución de enfermedad, lo que se denominan formas secundariamente progresivas, en las que el deterioro neurológico progresa casi siempre sin evidencia de dichos brotes.

Además, en torno a un 10% padece formas primariamente progresivas, caracterizadas por un deterioro neurológico progresivo sin brotes desde el comienzo de la enfermedad. Son precisamente los pacientes con formas progresivas los que más limitados tienen los tratamientos disponibles y la efectividad de los mismos, aunque recientemente se han aprobado varias opciones terapéuticas que parecen aportar algunos discretos beneficios en la evolución propia de las formas primariamente progresivas y en las secundarias progresivas.

“Por esa razón es tan importante la detección precoz de esta enfermedad ya que la utilización temprana y adecuada de los recursos terapéuticos disponibles es un factor esencial para mejorar el pronóstico de los pacientes. Actualmente en España hay una demora en el diagnóstico de uno a dos años, por lo que aún hay margen de mejora”, señala el Dr. Miguel Ángel Llaneza. 

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