Adelgazar

No renunciar al sabor podría ser el truco para perder peso sin perjudicar tu dieta

Decir no a un plato sabroso es uno de los factores que hacen tambalear cualquier régimen, aprende cómo aportar sabor a tus recetas sin engordar.

Por Laura Bech

¿Te sientes agobiada de pensar en lo soso que comerás los próximos meses si te pones a dieta? Es una de las situaciones más mencionadas y limitantes a la hora de comenzar un régimen para perder peso

En la actualidad, la mayoría de los profesionales de la salud, sostiene que la dieta más saludable y efectiva es aquella que permite cambiar los hábitos de una persona. No se trata de restringir sino de aprender a comer diferente y a asimilar esa nueva conducta alimentaria. 

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¿Engordan los sabores?

La doctora Dolores Corella, catedrática de Medicina Preventiva de la Universidad de Valencia y jefa de grupo del Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (Ciberobn), ha publicado un estudio en el que considera que existe una relación vinculante entre la percepción del sabor y el peso. Las personas obesas tienen menos percepción del sabor de los alimentos por lo tanto, necesitan más comida para poder saciarse. Las causas que determinan esta situación, de momento, no han sido identificadas. 

Los sabores no engordan, pero podrían modificar la información que llega a nuestro cerebro y el momento en el que  éste dé la señal para dejar de comer. Si piensas en renunciar a los sabores tradicionales, el dulce, el salado, el ácido y el amargo, tu impronta para asumir una dieta podría tambalear al segundo día. Cuando hacemos una dieta para perder peso solemos añorar la sensación de masticar algo sabroso, a ese sabor se lo denomina umami. Es algo que no encontramos en un yogur pero sí en una barbacoa o en una paella. Podría considerarse un atributo más de los sabores que ya conocemos o uno nuevo. 

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Hacer dieta cuidando que no desaparezca el sabor

Para no abandonar una dieta a los pocos días de iniciarla y no cargar con esa sensación doble de frustración (el peso que no hemos perdido y el dejar la dieta) la clave podría estar en el sabor. Cocinar con sabor sin añadir calorías al plato es posible y recomendable si quieres ponerte a dieta. 

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Una patata hervida, ensaladas apenas condimentadas o chuletas a la parrilla sin grasa no  significan que pierdas peso con más rapidez y eficacia. La manera en la que cocinamos,  la combinación de productos y cómo los empleamos podrían cambiar para siempre el modelo tradicional de las dietas. Elige productos naturales, de temporada y en la medida de lo posible frescos. El tomate es un acompañante que permite muchas variantes, tiene muy pocas calorías y podemos encontrarlo durante todo el año. 

Las especias nos permiten jugar con los sabores, reducir la cantidad de sal y resaltar el sabor de algunos productos muy empleados en las dietas para perder peso, como el pollo y el pavo. 

Si eres de las que prefieren lo dulce a lo salado, es algo más difícil, pero lo puedes lograr. Es cuestión de encontrar la manera de reemplazar el azúcar, la miel o el sirope por condimentos, o especias que nos ayudan a endulzar el paladar. El jugo de un cítrico, exprimido en casa, la ralladura de la piel de frutas como la naranja, el limón o el pomelo, incluso procesos de cocción que intensifican el sabor tradicional de la fruta, como asarlas o deshidratarlas. 

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