Por un mundo más sostenible

¿Te animas a amadrinar un niño?

Distintas organizaciones destinan el dinero recaudado para cortar el ciclo de la pobreza y garantizar el futuro de los niños de esa comunidad.

Por Laura Bech

Amadrinar a un niño es una modalidad cada vez más extendida. Se trata de una donación que ronda los veintitrés euros mensuales y que se destina a una comunidad determinada. En la mayoría de los casos, el dinero es destinado a un fondo común de desarrollo que decide cómo invertir y a qué familia ayudar primero. Es una idea de economía colaborativa, donde todos los habitantes se puedan ver beneficiados.

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Se estima que alrededor de 400 millones de niños, en el mundo, padecen hambre. Más de la mitad de esos menores no puede ir a la escuela, ni acceder a ningún tipo de educación básica. A esto se lo llama círculo de la pobreza, niños sin escolarizar que, prácticamente, no tendrán oportunidades de cambiar su realidad personal ni la de su aldea. 

Los primeros pasos

La mayoría de las fundaciones, como la de Vicente Ferrer en la India, u ONG's como Ayuda en Acción en África, confían en el vínculo que se crea entre la persona que apadrina y el pequeño que, simbólicamente, recibe el dinero. Una vez realizada la solicitud, los niños y sus familias envían cartas contando la problemática diaria y cómo se ha invertido el dinero recaudado. 

Suelen ser proyectos a largo plazo, entre 10 y 15 años. De esta manera se busca garantizar la perdurabilidad del mismo y, a su vez, beneficiar a los niños durante su etapa de mayor vulnerabilidad, la infancia. 

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El estar en contacto con el menor, conocerlo, saber sus gustos y sus sueños favorece el vínculo y construye una relación que beneficia tanto a quien recibe como a la persona que puede dar.  Es una excelente manera de expandir nuestros horizontes y descubrir una nueva cultura, con su filosofía y forma de vivir. 

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La transformación como motor de cambio

La mayoría de los proyectos que buscan un padrino o madrina en Europa que colabore con las zonas menos favorecidas de India y África intentan invertirlo en un cambio dentro de la comunidad que favorezca su desarrollo y fomente la justicia social. Cada organismo tiene su propio programa, aunque la mayoría de estas entidades pretenden una transformación que garantice la educación, la sanidad, la vivienda y la ecología del lugar. 

El objetivo de esta dinámica de colaboración es favorecer las economías locales, fortalecer las capacidades técnicas del lugar, formar y capacitar a la población y hacerlos participe de la mejora de su comunidad.

¿Qué relación legal se crea a partir de que amadrinas un niño?

Es uno de los aspectos que despierta mayor confusión. Cuando se amadrina a un niño a través de una ONG o fundación, se lo hace de manera simbólica. No se trata de adoptar legalmente o tutelar a un menor, sino de tener una presencia en su vida, colaborar con su familia y su entorno de una manera altruista. 

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Dependiendo de la entidad que gestiona el madrinazgo, puedes hacerlo hasta que el niño cumpla los 18 años o, si el joven quiere continuar los estudios, hasta los 23 años. Si quieres seguir unida al proyecto, una vez que tu ahijado haya llegado a la mayoría de edad puedes volver a amadrinar a otro pequeño. 

En la mayoría de los casos, puedes viajar al país de residencia del niño que amadrinas, pero, al no haber vínculo legal entre ambos, el menor no puede viajar a España. Las organizaciones son muy cuidadosas con estos aspectos para evitar que se generen diferencias entre los pequeños e incluso en sus propias familias. Algo similar ocurre con el envío de regalos y de dinero. Es conveniente gestionarlo a partir de la persona a cargo de traducir la correspondencia y entregarla o con cualquier miembro de la fundación.

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