Hábitos (que crees saludables) y que pueden impedirte conciliar el sueño

Si tienes problemas para conciliar o mantener el sueño, debes saber que no eres la única.

Por Laura Bech

Solamente en España hay más de 4 millones de personas en tu misma situación, según datos de la Sociedad Española de Neurología. La mayoría de los casos de insomnio se deben a una sola causa y tiene solución si se hace el diagnóstico correcto.

Cuando los problemas para dormir no responden a causas biológicas, como puede ser el estrés o algunos fármacos que favorecen esta situación, y el insomnio solo se presenta esporádicamente, es probable que estés realizando alguno de estos hábitos saludables en el momento equivocado del día.

Comer poco por las noches

Comer poco es casi tan nocivo para el sueño como comer mucho. Si por no pasarte y comer de más, tu cena es demasiado ligera corres el riesgo de despertarte a media noche con hambre. Hay que evitar de todas las maneras posibles la interrupción del sueño

Probablemente te haya ocurrido alguna vez, si realizas dietas muy estrictas puedes llegar a la cama con sensación de apetito, como si no hubieras cenado nada. La sensación de tener hambre es incómoda y contraproducente para lograr un buen descanso. 

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Posponer el sueño

Los expertos recomiendan cenar, al menos, dos horas antes de irte a dormir. Si dejas pasar más horas puede ocurrir que pierdas la sensación de somnolencia y te cueste conciliar el sueño. Irte a dormir a una hora similar todas las noches favorece el buen descanso. 

A nuestro organismo le ocurre algo similar a lo que sucede con los niños muy pequeños. Un bebé suele dormir mejor si tiene el hábito de hacerlo a la misma hora y con las mismas rutinas siempre. Después del baño, con un vaso leche caliente o al terminar un bonito cuento.

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Dormir durante el día

Probablemente, pocas cosas sean tan agradables y reparadoras como una siesta. Sin embargo, si esta dura más de 40 minutos corremos el riesgo de perder el sueño por la noche. Lo mismo ocurre si cambias el ritmo del sueño. Si un domingo eliges despertarte sobre el mediodía, es muy probable que te cueste dormir por la noche. Especialmente, si al día siguiente trabajas, tu mente puede entrar en un bucle, por falta de sueño, pensando en cuántas horas faltan para que suene el despertador y lo poco que habrás descansado. 

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Tomar un té

Sustancias como la cafeína o la teína impiden conciliar el sueño por su capacidad de estimular la actividad física y neuronal. No se trata de dejar de lado el hábito tan acogedor de prepararte una taza caliente por la noche, sino de buscar infusiones que no contengan teína.

La manzanilla dulce o la tila, son solo algunas de las posibilidades que puedes encontrar en cualquier supermercado. En la actualidad existe un surtido delicioso como infusión de crema de frutos o de mango y otras frutas dulces. 

Hacer ejercicio demasiado tarde

Los beneficios de la actividad física son múltiples e intocables, la mala relación entre ejercicio y sueño, sólo existe por la noche. Si entrenas después de las 19 horas y sueles acostarte sobre las 22 horas, cuentas con el margen justo para relajarte.

Durante el ejercicio se activa el sistema nervioso simpático generando y segregando mecanismos considerados excitativos. Mientras esta situación esté presente en nuestro organismo y mientras disminuye al finalizar el ejercicio, mantendremos activa esa sensación de energía y vitalidad que propicia el deporte. Si crees que a esto pueden deberse tus problemas para conciliar el sueño, basta con hacer deporte un poco más temprano.

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