Así deberíamos evaluar nuestro estado físico antes de empezar a ir al gimnasio

Realizar un test de evaluación física o un test de tolerancia al esfuerzo puede ayudarnos a evitar futuras lesiones y a elegir, pensando en nuestra salud, qué tipo de deporte debemos hacer.

Por hola.com

La evaluación del estado físico es algo que a día de hoy, por desgracia, no se contempla en la inmensa mayoría de gimnasios. Sí es cierto que a la hora de diseñar un entrenamiento, en cualquier gimnasio que cumpla con las mínimas condiciones nos van a preguntar si tenemos alguna lesión de cualquier tipo, alguna dolencia cardíaca o cuál es nuestro nivel de sedentarismo. Pero ninguna de estas cuestiones, por importantes que sean, pueden suplir la información verdaderamente relevante que nos ofrece un test de evaluación del estado físico.

Antes de marcar cualquier tipo de rutina deportiva lo ideal es que un médico evaluase tu estado real de salud, porque para afrontar determinados tipos de deportes o ejercicios no basta con el estado de salud que creemos tener.

Si notas molestias continuadas a la hora de hacer deporte, o crees que tu estado de salud o estilo de vida puede afectarte a la hora de comenzar a hacer ejercicio puedes consultar a un médico o a un deportólogo para que te realicen una evaluación. Hacer deporte es fundamental para tener una buena salud, pero la propia salud es la que va a determinar qué tipo de ejercicio podemos hacer y con qué intensidad.

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¿En qué consiste un test de evaluación física?

A día de hoy se considera que solo los deportistas profesionales necesitan hacerse un test completo, que incluye pruebas de todo tipo y alguna son muy costosas.

Pero es posible realizar test más modestos para otro tipo de nivel a la hora de hacer deporte, y con ellos se podrían evitar lesiones y que dolencias ya existentes empeoren, entre otras cosas.

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Nuestra salud física depende principalmente de dos factores: el factor genético y de los factores modificables. El primero está predeterminado por nuestra herencia biológica, y los modificables tienen que ver con nuestros hábitos de vida, edad y estado de salud. 

Para realizar un test correctamente hay que contar con toda esta información. Conocer las lesiones, enfermedades, consumo de medicamentos, horas de sueño y si se fuma o no importa mucho a la hora de proponer un entrenamiento. Existen otros datos objetivos, como el peso, la altura, el perímetro torácico y abdominal, o el pulso que también es importante conocer.

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A la hora de realizar las pruebas físicas específicas, nos encontramos con que las hay de varios tipos, y entre todas permiten determinar el estado de salud para empezar a hacer deporte.

La prueba de resistencia es la más habitual, y suele durar entre tres y cinco minutos dependiendo de la edad y el sexo. Puede consistir, por ejemplo, en subir y bajar de un banco durante un minuto intentando mantener el ritmo alto, para conseguir hacerlo unas 30 veces. Después se toma el pulso durante 30 segundos y se vuelve a empezar, y así hasta llegar al límite de tiempo preestablecido.
Las pruebas de fuerza se realizan trabajando sobre los diferentes grupos musculares y son muy sencillas. Se trata de medir contar cuántas repeticiones se pueden hacer de un ejercicio determinado durante un minuto. 

La prueba de flexibilidad y elasticidad incluye la apertura de piernas o la flexión del tronco hacia delante.  Los resultados de esta prueba sirven para informarnos, también, de cuál es el pronóstico aproximado de recuperación tras una lesión.

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