Así debes proteger tu piel contra el frío

Sequedad, palidez, envejecimiento prematuro o sabañones son algunas de las consecuencias del frío sobre nuestra piel. El doctor Eduardo Junco te explica cómo debes protegerla.

Dr. Eduardo Junco


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A pesar de que la lluvia nos ha dado una tregua, las bajas temperaturas nos acompañarán durante, al menos, tres meses más y todo nuestro organismo lo notará. Pero, sin duda, la parte de nuestro cuerpo que más acusará el frío invernal es la piel. ¿Qué hacer para protegerla? A continuación, el doctor Eduardo Junco nos explica cómo protegernos para que las bajas temperaturas nos perjudiquen lo menos posible. 

El frío, el viento y la intemperie son elementos que afectan de forma nociva a la piel expuesta. Durante el invierno esta sufre más que en otras estaciones. Se enfría con facilidad, se reseca y pierde vitalidad dando lugar a la aparición de hormigueos, grietas y durezas. Es por todo ello que, en los meses más fríos, se debe vigilar, hidratar y proteger más la piel, para disminuir los daños y evitar acelerar el envejecimiento. 

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Efectos del frío sobre la piel

La principal función de la piel es la de proteger nuestro organismo de las agresiones externas, actuando como barrera o elemento defensivo de primera línea. Además, otro de sus cometidos es el de mantener la temperatura corporal. 

Esto lo realiza en base a las reacciones que experimentan sus estructuras ante la temperatura exterior. Cuando hace frío, los capilares periféricos se cierran y la circulación disminuye. Esta 'vasoconstricción' periférica conlleva una disminución del flujo sanguíneo y, por lo tanto, de la oxigenación y nutrición de los tejidos que conforman la piel.

Cuando esta situación se prolonga y se mantienen las condiciones atmosféricas, la piel reacciona y se vuelve más fría y pálida. La falta de oxigenación y de llegada de elementos nutritivos hace que los tejidos de la dermis se alteren en su metabolismo, sufran y se deterioren llegando, en ocasiones, a producirse lesiones irreversibles.

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Lesiones cutáneas por frío

La disminución mantenida del flujo sanguíneo en las regiones más distales de la piel (puntas de los dedos de los pies y de las manos, nariz, orejas, etc.) puede dar lugar a una alteración en la oxigenación y nutrición de los tejidos, con pérdida de vitalidad y aparición de lesiones orgánicas.

Estas lesiones, conocidas como 'sabañones' tienen un color rojo y una consistencia áspera. Producen intenso picor y notable malestar y son más frecuentes entre personas jóvenes o mayores

Además, cuando el frío es muy intenso y la exposición a él es prolongada pueden aparecer síntomas de congelación (sobre todo en zonas más distales, como los dedos de los pies). El dolor intenso, la palidez extrema, los hormigueos y la pérdida de sensibilidad, son los síntomas más llamativos.

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Cómo proteger la piel del frío

No debemos olvidar que los efectos nocivos que sobre la piel ejerce el frío intenso, pueden ser aun más graves que los producidos por el sol, y que, por lo tanto, durante el invierno debemos cuidar nuestra piel tanto o más que en los meses de calor.  Y es que, la vida al aire libre y la exposición mantenida al viento y al frío dan lugar a resecamiento y envejecimiento prematuro, disminuyendo su elasticidad y haciéndole perder vitalidad. Para que esto no ocurra, puedes seguir los siguientes consejos:

Abrigo y capas. Para prevenir estas situaciones debemos evitar la exposición prolongada a las bajas temperaturas protegiéndonos con elementos de abrigo, sobre todo, en las zonas más susceptibles de padecer síntomas.

Acción barrera. Además de los elementos externos de protección, es indispensable utilizar cremas barrera que eviten los efectos del viento y del frío.

Hidratación de la piel. La hidratación de la piel antes y después de la exposición al frío y al sol es indispensable, así como el uso de cremas hidratantes que contengan filtros solares.

Protección de la cara, las manos y los pies

Por último, conviene recordar que las zonas corporales más alejadas de los centros vitales son las más afectadas por el frío. Se denominan 'regiones acras' y se localizan en nariz, pómulos, orejas y dedos de las manos y de los pies.

Estas regiones anatómicas de nuestro organismo tienen una superficie cutánea extensa y están abundantemente vascularizadas. Para protegerlas de las bajas temperaturas es importante tenerlas aísladas de las inclemencias del tiempo y mantener bien hidratada la piel que las recubre.

Por ejemplo, con el uso de guantes adecuados, buenos calcetines y calzado apropiado. Asimismo, la protección con 'orejeras', bufandas, sombreros y otros elementos de abrigo son todos ellos elementos indispensables para mantener la piel en buenas condiciones.

Las cremas barrera deben utilizarse cuando el ambiente o la actividad a realizar sea particularmente agresiva o perjudicial para la piel y recordar que la hidratación antes y después de la exposición al frío es muy beneficiosa.

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