El acero inoxidable se ha utilizado desde hace años en las encimeras de las cocinas profesionales. Allí se necesitaba un material práctico, capaz de resistir la actividad intensa que se desarrollaba en esos entornos, y que, además, fuese higiénico y fácil de mantener.
Por todas estas razones también puede merecer la pena elegirlo para las encimeras de las cocinas domésticas. Toma nota de sus ventajas y de sus inconvenientes.
Ventajas de elegir una encimera de acero inoxidable
Son varias las razones por las que elegir una encimera de acero inoxidable se convierte en una gran idea. La primera es su resistencia: las superficies de acero no se deterioran fácilmente. No se rayan ni se abollan, aunque si no las utilizas adecuadamente, podrían estropearse.
Además, son muy resistentes a las manchas. Como se trata de un material no poroso no absorbe sustancias que puedan dejar manchas permanentes. El único problema son las huellas dactilares, que se notan bastante en el acero. Sin embargo, este material es muy fácil de limpiar y cualquier rastro desaparece con agua y jabón.
Las encimeras de acero, además, resultan higiénicas y no presentan problemas de seguridad alimentaria, ya que no se acumulan en ella los gérmenes ni las bacterias y son fáciles de desinfectar.
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