1. Ventilar la casa a diario
Uno de los inconvenientes que tiene, por ejemplo, convivir con un perro es el olor. Estos animales poseen un olor más fuerte e intenso al que tendrás que acostumbrarte. Para tratar de minimizar su efecto es clave ventilar a fondo la casa todos los días e, incluso, varias veces al día.
Desde hace dos años, y a causa de la pandemia, nos hemos acostumbrado a abrir las ventanas sin miedo y, si vas a vivir con un perro, tendrás que seguir haciéndolo. Así renovarás el aire del interior de la casa y minimizarás el olor de tu mascota.
Si este sigue dominando tu casa, piensa en alguna solución específica para acabar con el mal olor: usar un ambientador adecuado o, mejor, un neutralizador de malos olores puede ser la solución.
Un truco: utiliza vinagre de manzana para limpiar la casa. Además de ser un potente limpiador es perfecto para acabar con los malos olores.
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