Tanto las frutas como las verduras en fresco corren el riesgo de oxidarse en poco tiempo, y más en el verano con el calor. En contacto con el aire, sobre todo si están cortadas, se deterioran rápidamente, adquieren un color amarronado y una textura arrugada y reblandecida. Pero hay algunos trucos para evitarlo y conseguir que su vida útil se alargue, toma buena nota de ellos, porque te van a venir bien para incorporar frutas y verduras a tus recetas veraniegas.
¿Por qué se oxidan las frutas?
Hay una enzima que es, por un proceso químico, la que desencadena la oxidación de la fruta y verdura -se llama polifenol oxidasa o tirosinasa-. La piel y, también al cortarlas, la pulpa se expone al oxígeno del aire y hace que empiecen a adquirir un color marrón y una textura ligeramente arrugada, algo que igualmente sucede en piezas enteras que se golpean como plátanos, peras y manzanas.
Trucos para evitar que las frutas se oxiden
Hay varios trucos para evitar la oxidación en las frutas y conseguir luchar contra ese color marrón y esa textura arrugada. Depende mucho de la variedad, pero aquí tienes algunos consejos generales que te ayudarán en este propósito.
Utiliza agua fría
Una vez que peles la manzana o la pera (por ejemplo, cuando las vas a usar para un postre o para cualquier otra receta) y la cortes en rodajas o en trozos, introdúcelas en un bol con agua fría y pon papel de cocina encima para que no se queden en la superficie, durante 5 minutos. Con este truco conseguirás que no entren en contacto con el aire y, por tanto, no se pongan feas.
Si se trata de fresas, fresones y otros frutos rojos, guárdalos en la nevera, y siempre sin lavar y con sus tallos. Solo hay que pasarlas por agua fría en el momento en que vayan a consumirse, pues la humedad solo aceleraría su deterioro.
Agua y sal
Si disuelves un poco de sal en una taza de agua, esta mezcla la podrás echar también sobre frutas recién cortadas, añadir más agua y dejarlas en remojo durante unos minutos. Escúrrelas, enjuágalas con agua fresca, sécalas y conseguirás retrasar su oxidación.
Agua y miel
Si mezclas 2 cucharaditas de miel en una taza con agua y remojas la fruta pelada y troceada durante 1 minuto, evitarás que se ponga marrón de inmediato. La miel tiene un compuesto que frena a la enzima causante de la oxidación.
Zumo de cítricos o de piña y bebidas carbonatadas
El uso del zumo de limón es un clásico para luchar contra la oxidación en los frutos. El ácido cítrico ralentiza la reacción química y retrasa el ‘amarronamiento’ del producto. Hacen el mismo efecto los jugos de otros cítricos, así como el zumo de piña y las bebidas carbonatadas. Bastará con frotar la fruta con el elegido -aunque aportará algo de sabor- o mezclarlo con agua y sumergir la fruta en esa solución.
Bolsas de vacío o autocierre y papel film
Puedes conseguir el mismo efecto metiendo las frutas cortadas en bolsitas de vacío y congelarlas (enteras, cocinadas o crudas). Las pones en una capa en una de esas de autocierre cuidando que no entre nada de aire al cerrarlas, sellas bien y ¡listo! Igualmente, si las envuelves con papel film lograrás que se oxiden más tarde.
Papel plástico o de aluminio
Para conservar plátanos más tiempo, envuelve las puntas con film transparente o papel de aluminio, almacénalos en un lugar fresco y seco, y sepáralos de otras frutas. Si tienes sandía y melón cortados, tápalos con papel film bien pegados a la pulpa -mejor con sus semillas- y pueden durar 3-4 días en la nevera.