No diremos que es mejor. Pero desde luego, sí que está a la misma altura que el gazpacho o el salmorejo. Efectivamente, el ajoblanco puede competir perfectamente ‘de tú a tú’ con estas otras sopas frías: resulta igual de refrescante, es muy nutritivo y saludable, se hace en un periquete y… ¡está delicioso!
Su nombre ya nos habla claramente de uno de sus ingredientes principales, el ajo, al que se suman pan, almendras, agua, aceite de oliva, vinagre, sal y, comúnmente, unas uvas a modo de topping. El resultado: una sopa blanca -la ausencia de tomate en uno de sus rasgos distintivos- que nacía con un origen humilde; era muy común en las zonas rurales de Andalucía.
Se cree que ya los romanos mezclaban pan, ajo y aceite, mientras que los árabes fueron los que introdujeron en España el cultivo de la almendra. Así que este plato, perfecto para los días de más calor, tiene distintas influencias.
Aunque se disfruta en toda Andalucía, quizá es en Málaga donde tiene especial ‘predicamento’. La localidad malagueña de Almáchar tiene incluso una Fiesta del Ajoblanco, que se celebra cada año el primer sábado septiembre.
Como decimos, hacerlo en casa resulta muy sencillo, así que, si nunca lo has intentado, aquí tienes una receta fácil, paso a paso.
RECETA DE AJOBLANCO, PASO A PASO
INGREDIENTES (para 4 personas):
- 100 g de almendras crudas peladas (sin tostar, ni con sal añadida).
- 150 g de pan blanco del día anterior
- 2 dientes de ajo
- 700 ml de agua fría (aprox., puedes usar más o menos para ajustar la textura)
- 50 ml de aceite de oliva virgen extra
- 2 cucharadas de vinagre de vino blanco o de Jerez
- Sal al gusto
- Uvas blancas
ELABORACIÓN:
-Corta el pan en trozos y remójalo en un poco de agua fría para que se ablande.
-En un vaso de batidora o procesador, pon las almendras y los ajos. Tritura bien hasta que quede una pasta.
-Agrega el pan, bien escurrido, y sigue triturando hasta que esté todo bien integrado.
-Añade poco a poco el agua mientras sigues batiendo, hasta que la mezcla esté homogénea y con textura de crema ligera.
-Añade el vinagre, la sal y el aceite en hilo fino mientras sigues batiendo (como si montaras una mayonesa) para que emulsione ligeramente.
-Pasa el ajoblanco por un colador o chino para una textura más fina.
-Deja reposar en la nevera al menos 2 horas. Se sirve muy frío.
-Presenta en cuencos o platos hondos.
-Añade por encima unas uvas peladas, cortadas por la mitad (sin pepitas).
VARIACIONES DEL AJOBLANCO CLÁSICO
-Otras frutas. En lugar de uvas, puedes poner otras frutas como cachitos de melón, o de sandía, incluso alguna fruta tropical (mango, piña…).
-Otros frutos secos. Sustituye las almendras por nueces, anacardos o avellanas para una versión más original y con matices distintos.
-Ajoblanco con marisco. Es común encontrar recetas de ajoblanco servidas con toppings de pescado o marisco: gambas, langostinos, anchoas, atún rojo…
-En tonos verdes: Puedes incorporar a la mezcla ingredientes como albahaca, rúcula o espinaca. Dará color y también frescura.
-Ajoblanco helado: También encontramos a veces ajoblancos servidos con textura de sorbete o de granizado.
-Versión sin gluten. Sustituye el pan por miga de pan sin gluten, por ejemplo de arroz o maíz, o incluso por unos copos de avena para espesar.
-A modo de aperitivo: Queda muy resultón servido en pequeñas copas o vasitos de cristal transparente, como si fuera un pequeño aperitivo.