La pechuga de pollo es una de las piezas más magras y con menos grasa en comparación, por ejemplo, con los muslos o las alitas. Relativamente baja en calorías, es una buena fuente de proteínas y en la cocina es un corte con numerosas utilidades. Las vamos a cocinar con tomates secos, cebolla, albahaca y una salsa de mostaza. Y las serviremos sobre una cama de arroz blanco con un poco de queso parmesano rallado al momento.
Ingredientes
- 4 unidades de pechugas de pollo cortadas por la mitad para obtener 8 piezas
- 12 unidades de tomates secos
- 1 unidad de cebolla
- 2 dientes de ajo
- 1 vasito de caldo de pollo
- 2 cucharadas de mostaza
- 1 cucharadita de miel
- 300 gramos de arroz de grano redondo
- albahaca
- queso parmesano
- aceite de oliva
Preparación
- Lava el arroz hasta que el agua salga blanca.
- Pela los dos ajos, uno déjalo entero y el otro pícalo. Pela y pica la cebo
- Pela y pica la cebolla y corta en tiras los tomates secos.
- Echa un poco de aceite en un cazo al fuego, añade el ajo entero y rehoga el arroz.
- Añade el doble de agua que de arroz, espera a que hierva, tapa y pon a fuego medio-bajo para cocerlo durante unos 18 minutos.
- Pon una cazuela al fuego y echa aceite de oliva para sellar las pechugas de pollo previamente salpimentadas. Saca y reserva.
- Añade el ajo y la cebolla y rehoga durante unos minutos para agregar los tomates secos y un poco de albahaca picada y rehogar unos minutos más
- Echa el caldo de pollo y deja reducir ligeramente.
- Incorpora la mostaza y la miel, mezcla y echa el pollo.
- Deja cocinar todo junto unos 15-20 minutos.
- Sirve arroz blanco en el fondo de cada plato y coloca por encima el pollo con su salsa.
- Ralla un poco de queso parmesano por encima y decora con unas hojas de albahaca.
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