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¡HOLA! COCINA
Ricas en vitaminas y antioxidantes, las bayas de espino amarillo nos sirven aquí como ingrediente protagonista para la cobertura de esta rica tarta de queso fría. No obstante, si no las encuentras en el mercado con facilidad o lo prefieres, las puedes sustituir sin problema por cualquier otro fruto silvestre de tu gusto, respetando siempre las cantidades.
La base
- 100 ml de Leche entera
- 200 g de Bizcochos de soletilla
- 80 g de Mantequilla
El queso
- 200 ml de Nata para montar
- 6 Hojas de gelatina neutra
- 500 g de Queso cremoso
- 50 g de Azúcar
- 1 cucharadita de Esencia de vainilla
La cobertura de bayas
- 3 Hojas de gelatina neutra
- 500 g de Bayas de espino
- 50 ml de Agua
- 200 g de Azúcar
LA BASE
-
1.
Cubrir con los bizcochos la base de un molde desmoldable de unos 22 cm de diámetro.
-
2.
Derretir la mantequilla, mezclarla con la leche y distribuirla con un pincel por toda la superficie de los bizcochos.
-
3.
Reservar en el frigorífico.
-
1.
Hidratar las hojas de gelatina de agua fría.
-
2.
Mientras, en un cazo a fuego lento, mezclar el queso de untar, el azúcar de la esencia de vainilla.
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3.
Añadir la gelatina, disolverla y retirar la mezcla del fuego para que se temple.
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4.
Montar la nata y añadirla con cuidado a la mezcla anterior.
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5.
Verterla sobre la base de bizcochos y volver a meter ésta en el frigorífico al menos 8 horas.
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1.
Hidratar las hojas de gelatina en agua fría.
-
2.
Mientras, poner las bayas en un cazo a fuego medio junto con el agua y el azúcar durante 15 minutos.
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3.
Triturarlas con una batidora eléctrica, añadir las hojas de gelatina cuando aún esté caliente la confitura y mezclar hasta que se disuelva perfectamente.
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4.
Verter la cobertura de bayas de espino encima del queso y meter la tarta al frigorífico como mínimo 8 horas antes de servirla.
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