Adriana Ugarte y Álex González, juntos pero separados en una noche de estreno

La pareja de actores, que mantiene una relación que dura ya más de un año, optaron por no posar juntos en la premiere de 'La herida' en Madrid

Por hola.com

Recién llegada de San Sebastián, donde causó sensación en el certamen de cine, Adriana Ugarte asistió a la premiere en Madrid de La Herida, película que se llevó el Gran Premio del Jurado y la Concha de Plata del festival para su protagonista, Marian Álvarez. Allí estaba su novio, Álex González, con quien mantiene una bonita y discreta relación. Y aunque Adriana y Álex llegaron juntos al estreno en el Matadero de Madrid, prefirieron posar por separado.

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Adriana, de 28 años, y Álex, de 33, se enamoraron en el set de rodaje de Combustión, la película de Daniel Calparsoro. Aunque han intentado llevar su relación con la máxima discreción, la revista ¡HOLA! publicó hace un año unas imágenes que hablaban por sí solas. Sin embargo, tuvimos que esperar cinco meses para ver a la pareja demostrándose su amor en un acto público, durante el pasado Festival de Málaga donde se fundieron en un apasionado beso.


Además de esta bella pareja, otro de los actores que centró el interés a su llegada a la premiere fue Miguel Ángel Silvestre. Tras pasar unos románticos días de vacaciones junto a su novia Blanca Suárez en la playa, el actor acudió solo al estreno de La Herida tras salir del rodaje de Galerías Velvet.


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Todo el equipo artístico de la película también estuvo arropado por Elena Anaya, Hiba Abouk, Alicia Borrachero, Jan Cornet, Santiago Zannou, entre otros. No quisieron perderse la historia de Ana, una mujer de 28 años que se siente útil y satisfecha en su trabajo rutinario ayudando a otros. Sin embargo, fuera de su jornada laboral, Ana tiene serios problemas para relacionarse. Es socialmente torpe, incluso agresiva, con las personas más cercanas y queridas. Ana no puede controlar este comportamiento, ni sus emociones, por las que sufre y se atormenta, sintiéndose culpable. En el fondo sólo querría estar bien consigo misma y con los demás, ser feliz. Poco a poco, su conducta se va haciendo cada vez más autodestructiva, llegando a autolesionarse, sintiéndose cada vez más aislada. Ana padece lo que los psiquiatras llaman Trastorno límite de la personalidad, o conducta borderline. Pero ella no lo sabe.