Se ha dejado barba y el pelo un poco más largo de lo que es habitual en él. De esta manera, Tom Hanks, el simpático y admirado actor, prototipo del hombre medio americano, ha perdido parte de su candidez personal para interpretar el primer papel de malvado de su carrera como actor. Hanks, habitual durante años en comedias románticas con papeles poco destacables, consiguió dar el verdadero salto a la fama cambiando su vis cómica por registros más dramáticos, primero en Philadelphia y más tarde en Forrest Gump, películas por las que consiguió el Oscar al mejor actor durante dos años consecutivos (1993 y 1994), emulando así a Spencer Tracy. Ahora el camino del actor estadounidense se ha cruzado con el del también galardonado director Sam Mendes para rodar el filme Road to Perdition. Hanks interpretará a Michael O’Sullivan, un asesino a sueldo con aires de venganza. La película está ambientada en Dakota a principios de la década de los treinta, cuando la Ley Seca propiciaba el contrabando y las bandas del crimen organizado dominaban las calles. O’Sullivan inflexible en su trabajo como gángster, por el que se le conoce con el apodo de "El ángel de la muerte", es sobre todo un devoto de su familia. Un día sus dos mundos entran en colisión. En un tiroteo mueren su esposa y su hijo pequeño. A partir de ese momento, la venganza será su único objetivo. La película, adaptación de una novela del mismo título escrita hace 70 años por Max Allan Collins, cuenta con la producción de los poderosos estudios DreamWorks. No es la primera vez que Hanks y Mendes colaboran con la gran fábrica de sueños del director y productor norteamercano Steven Spielberg. El primero apareció en Salvar al soldado Ryan que ganó cinco Oscar y el segundo dirigió American Beauty, que consiguió el mismo número de estatuillas, incluida la de mejor director. Con estos antecedentes, el nuevo tándem tiene el éxito asegurado.
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