¿Existe de verdad la mejor hora para entrenar?

Por hola.com

Existe un debate abierto entre quienes piensan que el ejercicio es mejor realizarlo siempre a la misma hora del día y los que son más partidarios de que lo importante es entrenar el cuerpo y da igual cuándo lo hagamos. Por mi parte, mantengo siempre que los beneficios del ejercicio físico son tan importantes para nuestro bienestar, que lo verdaderamente cuenta es lograr el hábito de sacar al 30 minutos cada día para hacer ejercicio. Así que, para la mayoría de las personas, el período del día idóneo para hacer ejercicio no es otro que el único que tienen, y que encaja –a veces, no sin esfuerzo– en su agenda.

Sin embargo, fisiológicamente sí que podría pensarse que existe una mejor hora para ponerse a practicar deporte, que es cuando tenemos los picos más altos de testosterona, y que coincide con las primeras horas de la mañana. Hemos descansado el cuerpo. Hemos 'reseteado' el sistema nervioso. Tenemos todos los músculos relajados y listos para lo que nos depare el nuevo día. Ojo, tampoco hablamos de madrugar: pongamos entre las 09:00 y las 11:00 de la mañana. Dejemos que transcurran al menos un par de horas tras levantarnos, de modo que las articulaciones “se engrasen” y la circulación se adapte al mayor ritmo que le va a ir imponiendo el ejercicio. El ‘fitness’ aeróbico, por ejemplo, es estupendo realizarlo en ayunas, porque de ese modo vacías esos “depósitos” recién cargados durante el sueño, y así después vuelves a llenarlos con un desayuno completo y equilibrado.

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El entrenamiento con pesas, mejor por la tarde

Pero el mejor momento para hacer entrenamiento cardiopulmonar no es el mismo que para ejercitar los músculos. A nivel hormonal, la testosterona no alcanza su mejor rendimiento hasta media tarde, por lo que los músculos se encuentran mejor preparados para encarar una rutina a partir del atardecer. Por el contrario, de buena mañana el cuerpo está cargado de energía, y la actividad cardiovascular es muy recomendable efectuarla en ese momento.

Sin embargo, como decíamos, la práctica es que la gente tiene una ocupación laboral y les lleva a intentar hacer lo más conveniente: unos se decantan por la primera hora de la mañana, antes de ir a trabajar, desayunando ligero, pero siempre antes de hacer el ejercicio. Y otros lo hacen por la tarde/noche, cuando salen de trabajar. Queda también el mediodía, que yo diría que es lo menos perjudicial para el metabolismo; con un sándwich y una fruta antes, en lugar de una comida después del ejercicio.

Conclusión: el ritmo circadiano de actividad de cada uno hace que, al final, la gente haga deporte a todas horas. La misma idea de hacer ejercicio de madrugada resultaba poco menos que impensable hace unos años, pero ya es una realidad. Camareros, médicos de guardia, auxiliares de vuelo, bomberos y policías… son profesionales con horarios laborales muy diferentes de las jornadas habituales que se aprovechan de esta posibilidad. Y es que lo importante de participar en esta disputa es hacerlo mientras pedaleamos sobre la bicicleta estática o realizamos unas ‘sentadillas’. ¿A qué sí?