No estaba en sus planes ser modelo. No soñaba con un futuro en el que su rostro copase portadas ni en convertirse, tampoco, en uno de los personajes más populares de nuestra crónica social. Pero lo cierto es que, un día, la moda se cruzó en el camino de Laura Ponte y el destino -tras su boda con Beltrán Gómez-Acebo, sobrino del rey Juan Carlos, de quien se separó hace más de una década- hizo el resto.
"Yo creo que no siento nostalgia de nada. Lo pasado, pasado es, vivo más en el presente", nos dice Laura al otro lado del teléfono. Quizá, reconoce, no le invade la melancolía porque, en realidad, sigue trabajando en ese mundo que tan bien conoce y que conquistó en los años noventa. Ahora, como diseñadora de vestidos de novia -también, de muchas otras cosas, nos recuerda-, aunque, de tanto en cuanto, vuelve a sorprendernos siendo imagen de alguna campaña, posando sin maquillaje, al natural. Una 'revolución' a la que ella resta importancia: "Nosotros no vamos por la calle con un foco iluminándonos para que no se vea una ojera".
Por eso, no es extraño que fuese elegida como jurado del Festival Moritz Feed Dog, de cine de moda, en Barcelona.
- Laura, ¿cuáles fueron tus impresiones del festival?
- Es una pregunta un poco amplia. Siempre es muy interesante ver otros puntos de vista sobre la moda. Este año estaba dirigido un poquito a este contexto y a esta industria. Es muy atractivo que te den la oportunidad de descubrir otras miradas, aunque yo soy una persona muy curiosa. Aparte, además, de participar como jurado, vivir la experiencia del festival, descubrir gente del medio...
- Como jurado, entiendo que tienes que visionar las películas y un poco decidir ganadores y demás
- Exacto. Creo que fueron como seis documentales, algunas eran biografías. Hay una preselección antes en la que yo no estoy involucrada, y luego haces el visionado. Nos reunimos en Barcelona con Laura y Carolyn, que eran las dos otras personas del jurado, y ahí pusimos un poco en la mesa cuál era nuestra opinión y cuáles eran nuestros favoritos. Fue bastante unánime, o sea que fue relativamente fácil. Recomiendo ver Made in Ethiopia y cuestionarnos cómo consumimos.Todos tenían un discurso interesante. Muy íntimo algunos, otros con miradas muy particulares.
- Tu experiencia como modelo, imagino, te ha ayudado también a elegir, a tener una visión más amplia de estos documentales y biografías que se presentaban
- Bueno, es verdad que quizá tengo más información, pero hoy en día la curiosidad de cada uno no la maneja su profesión. Yo veo muchísimos documentales de ciencia y tecnología, y no tengo nada que ver con eso. En mi caso, yo que siempre he estado un poquito vinculada a todo el mundo del diseño, pero no creo que sea tan relevante a lo que te dedicas.
"Vivo en el presente más presente. No echo de menos nada porque no he dejado de hacer nada. Hace poco desfilé fuera, lo que pasa que ahora lo hago en un contexto diferente, en el que yo decido, constantemente, y además, con conocimiento de causa, dónde voy a estar y qué sensación voy a tener"
- Se presentó también el documental de Twiggy y creo que tenéis un poco en común que las dos habéis sido modelos con una belleza diferente, por así decirlo
- Ella rompió mucho más porque yo entré ya en una moda donde era más común buscar no lo diferente, sino plasmar la realidad del mundo en el que vivimos, que no todo el mundo tiene una nariz y unos ojos iguales. Eso es lo que yo entiendo por diversidad, ¿no? No sólo su físico, sino su carácter. Fue como la primera top model. Ya no es solo la imagen. Está el personaje, su vida, qué hace, cuáles son sus otros talentos… Ella sí que realmente fue una precursora de que se mostrase la diversidad y que, detrás, también había otras inquietudes. Una mujer libre y sin miedo a explorar.
- Tú siempre has estado en contacto con la moda, pero, ¿sientes algo de nostalgia?
- No, yo creo que no siento nostalgia de nada. Lo pasado, pasado es. Vivo en el presente más presente. No echo de menos nada porque no he dejado de hacer nada. Hace poco desfilé fuera, lo que pasa que ahora lo hago en un contexto diferente, en el que yo decido, constantemente, y además, con conocimiento de causa, dónde voy a estar y qué sensación voy a tener. Mientras que, al principio, pues no lo sabía muy bien… Ahora ya, de alguna manera, pues 'ordeno y mando'. Las decisiones son distintas, desde otro lugar. Sigo aquí por voluntad y porque, también, hay un mercado en el que tengo un espacio.
- ¿Le daría un consejo la Laura de ahora a la de antes?
- No, porque soy de las que creo que hay que vivir las cosas con las herramientas que tienes en ese momento. Forma parte del aprendizaje y del crecimiento. Pienso que hay que dejar que la gente descubra las cosas e hice lo mejor que podía con lo que tenía en ese momento. Y esa era la manera de hacerlo, creo.
- Creciste entre telas… Tu abuelo era sastre, ¿verdad?
- Se murió antes de que yo naciera. Sí que hay una historia familiar de una persona que, en la guerra, tiene que dejar de estudiar y luego al final se va a Barcelona, vuelve a Asturias, monta una sastrería y después unos almacenes. He vivido con gente de la confección. He visto confeccionar ropa, sastres que trabajaban para mi abuelo y he conocido la industria. Y también, en mi casa, hubo un interés por la historia de la moda. Siempre ha habido mucha curiosidad y mi madre es periodista, así que siempre hay una puerta que va más allá.
- ¿Cómo te dio por estudiar Ciencias Políticas entonces? Teniendo la moda tan cerca…
- Yo creo que soy de esa generación en la que todo el mundo te decía que debías estudiar una carrera. Yo no he tenido nunca muy claro a qué me quería dedicar. Sabía que era muy visual, y mi madre, un poco porque tuviera una base, aconsejó lo de Ciencias Políticas porque abordaba un montón de temas. Era como darte una especie de base para poder discurrir por la vida y entender un poquito cómo funciona esto. Y fue por eso, no porque yo quisiera. Yo me había apuntado a carreras como Derecho, Periodismo, Bellas Artes… y mi madre lo hizo por la UNED, a Ciencias Políticas. También vi una vía de escape, todo hay que decirlo. Pensé: me voy a Inglaterra a estudiar inglés, que tenía un novio allí… Fue un poco por eso, era una carrera que tiene un poco de todo, puede ser entretenida y, de paso, fuera de casa.
- ¿Y no se echaron un poco las manos en la cabeza en casa cuando vieron que empezabas en el mundo del modelaje? Porque al final es muy difícil hacerse un hueco…
- Bueno, fue un poco como un divertimento… Creo que no pensaban, para nada, que esto hubiera sido, al final, lo que ha sido, el camino de mi vida. En ese momento tampoco eliges tanto… Pero sí me dijeron que fuera con cautela. Yo era una persona muy protegida, y es verdad que era un mundo del que se desconocían muchas cosas y siempre veíamos como un poco el oropel y poco la integridad. Como todos los padres, quieren saber un poco dónde es, qué gente circula alrededor de su hija, qué vidas tienen y llevan… No es como ahora que ves que los niños saben más y tienen más información. Pero, bueno, también estaban muy pendientes de lo que hacía en todo momento. Todas esas cosas.
"No, no me reinventé. Yo llevaba ayudando a mucha gente durante muchos años. No fue algo de repente. Llevo muchos años haciendo ropa en Italia, luego de consultora en Francia, con diseñadores amigos que me pedían opinión… Durante estos años de trabajo, lo que más me interesaban en las técnicas, porque también yo había estudiado"
- ¿Cuál es el mejor consejo que recuerdas que te hayan dado?
- Mi madre me dijo: No hagas algo de lo que te puedas arrepentir, que no te lleve la emoción o la pasión por las cosas. Que cuanto menos hable la gente de ti, mejor, que no se sepa… Esto quiere decir: no condiciones tu vida por algo que hagas impulsivamente.
- Y tú te reinventas, de algún modo, como diseñadora y tienes tu atelier en tu propia casa
- No, no me reinventé. Yo llevaba ayudando a mucha gente durante muchos años. Yo no he dejado de hacer ropa para gente desde los 14, entonces lo hacía de una manera muy casera y muy casual porque siempre me divertía. Después, estuve ayudando, colaborando con gente, haciendo colecciones de ropa. No fue algo de repente. Llevo muchos años haciendo ropa en Italia, luego de consultora en Francia, con diseñadores amigos que me pedían opinión… Durante estos años de trabajo, lo que más me interesaban en las técnicas, porque también yo había estudiado. Estuve dos años en Nueva York estudiando patronaje y modelaje. Sí que es verdad que, en un momento de buscar algo que me permitiese seguir haciendo cosas parecidas a las que estaba haciendo y en un entorno muy casero (en una dimensión que no me atrapa por completo y me permitiese seguir haciendo otras cosas) porque esto me gusta pero no me obsesiona. Para mí es un complemento.
- De hecho, incluso también diseñaste con Miguel Palacio tu propio vestido de novia.
-Sí, Sí. He diseñado muchas cosas: premios, stands, packaging, joyas, photocalls… He diseñado de todo.
-¿Es difícil diseñarte tu propio vestido para un día así?
- Es verdad que no diseñé el vestido que yo quería para mi boda porque era un vestido, al final, ‘condicionado’. Mis primeros bocetos no tenían nada que ver, creaban un vestido desmontable. Se iban quitando piezas y al final era algo mucho más ligero. Luego quería ir con falda pantalón, pero eso… No era el vestido que yo me hubiera hecho, pero sí que era un vestido que estaba bien, correcto y cumplía con todas las expectativas materno-suegriles en el entorno. Y al final me lo quité después del primer baile. Me dije: 'Bueno, ahora voy a ser yo, ya ha cumplido con todos, me he hecho las fotos y ya está. Ahora me lo voy a pasar bien'.
- Hablábamos antes de que ahora coges los proyectos que quieres y fue muy sonada la campaña que hiciste recientemente, en la que posabas al natural
- Sin maquillaje y con una luz fabulosa. 'Ni tu peor enemigo', me decían amigas. Y digo: ya, pero es que nosotros no vamos con un foco iluminándonos para que no se vea una ojera. Cuando salimos a la calle, la luz intercede en nuestra cara como quiere y eso somos. No somos una mujer detrás de una pantalla, con una luz perfecta… Ser bella en ese punto es una cosa facilísima. Pero la vida tiene muchas aristas. Eso es lo bonito del ser humano. Es curioso cómo una foto como esa resultó ser muy aplaudida. El poder de una marca sobre la imagen.
- Llamó la atención porque, aunque últimamente hay un movimiento más hacia la naturalidad, es un poco valiente salir sin maquillaje… La mayoría no lo habría hecho
- No diría que eso es valentía. Es mi realidad. No me maquillo nunca. Me veo más guapa con la cara limpia. Voy simplificando mis hábitos y eso me da libertad.
- Deduzco entonces que a ti las críticas te dan igual
- La que más me he criticado he sido yo de pequeña. Eso es lo que más tenemos que controlar: nuestra cabeza. Lo demás son especulaciones... Al principio, leía lo que gente que opinaba de mí… una especie de automaltrato, peligrosísimo. Hace tiempo que solo estoy pendiente de cómo me miro yo. Ya he leído todo lo peor que se puede decir de una persona. Todo, incluso, lo que no es real. Es un buen entrenamiento. Y no ha sido fácil.
"La que más me he criticado he sido yo de pequeña. Eso es lo que más tenemos que controlar: nuestra cabeza. Lo demás son especulaciones... Al principio, leía lo que gente que opinaba de mí… una especie de automaltrato, peligrosísimo. Hace tiempo que solo estoy pendiente de cómo me miro yo"
- Empezaste como modelo, pero, ¿esperabas también ese otro lado que trae la fama?
- A mí lo que me duele es que hablen de terceras personas que no deciden voluntariamente estar expuestas y que no tienen por qué pasar por eso.
- Lo de no retocarte, ¿siempre lo tuviste claro? Porque hay que tener mucha personalidad para no hacerlo, más siendo una figura pública
- Pero entonces, ¿lo que estamos diciendo es que toda la gente que se retoca, no tiene personalidad? Yo no creo que sea una cuestión de personalidad. Yo creo que es una cuestión de miedo-inseguridad. Yo soy una persona que me ha costado mucho aceptar lo que soy, lo que tengo, cómo envejezco... Han sido muchos años y no quiero bajarme de este trabajo de aceptación y de amor a mí misma. Lo que soy con todo lo que tengo, lo bueno, lo malo y lo regular, pero ese es mi trabajo. Yo no critico a nadie porque se retoque, porque se vea más guapa sin ceño. A mí lo que me da rabia a veces, es que me digan lo guapa que estaría si me cuidase. ¿Cómo es ser guapa para la otra persona? ¿A quién tengo que escuchar de todas las personas que me dicen que me arregle, que esté más guapa? ¿Qué criterio sigo? Por eso no entro en ese juego, pero que cada uno que haga con su vida lo que quiera.
¿Dónde está la belleza? Para mí está en el corazón, en la bondad y en la generosidad. No en un pómulo, en que esté tres centímetros más arriba… Me parece que hay una provocación excesiva sobre una belleza que no es real. Que te cuides está fenomenal… Sí creo en la constancia, en el mimo, en la buena alimentación, en hacer deporte y en llevar una vida sana, en general, mental. Aun así, todo es una percepción. Y no te creas que yo estoy libre de eso, que últimamente me han salido unas alergias curiosísimas que me estoy investigando… Y me levanto, después de haber dormido once horas, con unas ojeras que alucinas. Pues es mi fisonomía: las bolsas, las ojeras… No es que lleve mala vida. En general, tendemos a juzgar tanto, tanto, que hemos perdido el norte completamente de todo. Eso es lo que me preocupa y, realmente, pienso que ya ni siquiera es un tema de estética, es el tipo de sociedad en la que vivimos. Somos humanos y somos imperfectos.Parece que no podemos tener barriga, papada, ojeras… Y tienes un hijo que nace, porque tú lo has tenido, con ojeras, celulitis, el culo un poco más alto, más bajo… ¿Qué haces con ellos? ¿Qué les dices? Tú eres el ejemplo de tus hijos, digo yo. Animo a la gente a que haga ese ejercicio: ¿Les estás diciendo que no son perfectos? Somos todos perfectos como somos, como nacemos. Eso es lo que hay que cambiar. Cada uno a su manera. ¿Por qué nos tiene que gustar a todos lo mismo? Tremendo aburrimiento.
- Normal, siendo madre, además…
- Como persona que no vivió una adolescencia fácil, que la vivió con mucho miedo, con muchos complejos… la vida me ha dado la oportunidad de observar todos esos procesos… Y hay otra gente que no se da cuenta o no cae en lo que le está pasando a sus hijos… A veces no queremos mirar dentro.
- Escuché en otra entrevista que cada vez tienes menos complejos…
- Sí, claro… No sé, llevo como cuarenta años pendiente de todas mis cosas. Obviamente, si no, no podría estar aquí hablando y no me atrevería a decir las cosas. No tengo que demostrarle nada a nadie. Tengo que estar pendiente de cómo soy yo conmigo porque tengo una responsabilidad conmigo misma y, por ende, con mis hijos, que son las personas que viven bajo mi cuidado ahora mismo. Por eso he hecho también un gran trabajo de saber cómo soy, cómo estoy… porque, cuando eres madre, tienes una responsabilidad enorme de saber quién eres y cómo haces las cosas, que haya coherencia en tu vida. Esto a mí me ayuda a no tener miedo a mostrar mis vulnerabilidades, mis miedos y trabajarlos… porque no le puedo endosar a mis hijos mis problemas. Esto es una carrera de fondo bien bonita. No soy una superheroína, pero estoy pendiente de mí, de mis actos y de mi cabeza. De lo que hago y cómo pienso.
"Cuando eres madre, tienes una responsabilidad enorme de saber quién eres y cómo haces las cosas, que haya coherencia en tu vida"
- ¿Y a ninguno de tus dos hijos les interesa seguir tus pasos en la moda?
- De momento no, pero mañana podría ser. No tengo ni idea, no mando sobre ellos, es su camino… Ahora tienen otras inquietudes. No te digo que no les hayan hecho propuestas. Es un trabajo muy interesante, entendería que les atrajese.
- Y tu trabajo como diseñadora de novias tiene que ser bonito, también
- Sí, me parece una preciosidad. Siempre lo digo, vives un momento muy ilusionante y te sumas a esa energía. El proceso es muy bonito y yo aprendo muchísimo también. Y conoces a gente distinta durante un periodo de tiempo, que siempre es interesante.
- ¿Y tienes algún sueño especial con tu firma?
- Tengo este taller con un equipo muy bonito. Es una pequeña familia. Mantenerla, seguir disfrutando... luego van surgiendo otros proyectos atractivos en la vida. Entre los viajes y mi taller en casa, he hecho un buen equilibrio y yo voy muy al día. La vida siempre trae cosas bonitas, hay que estar también receptivos a ellas y cuando vienen, aprovecharlas.