Juan Avellaneda, amigo íntimo de Tamara Falcó, recuerda su dolorosa experiencia como enfermo de cáncer

A día de hoy, el diseñador sigue con revisiones porque, tal y como ha dicho, esta dolencia 'es algo que sigue ahí'

Por María Medina

Juan Avellaneda, de 41 años, ha hablado con total sinceridad del cáncer de testículos que sufrió hace casi dos décadas. El diseñador barcelonés superó esta enfermedad, pero a día de hoy sigue con revisiones periódicas para evitar un nuevo susto. "Hace unos meses empecé a tener otra vez dolores. Ahora hemos hecho las revisiones y parece que todo bien, pero es algo que sigue ahí", ha dicho a Europa Press durante la inauguración de la exposición 10 emociones, 10 rosas en el Espacio Cultural Serrería Belga, de Madrid. 

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Avellaneda, uno de los mejores amigos de Tamara Falcó, ha dado las gracias al tándem que forman la Asociación Española Contra el Cáncer y Solán de Cabras apoyando la atención psicológica de pacientes y familiares para garantizar su bienestar emocional. "Es muy importante. A mí me acompañaron en el proceso, pero más tarde de lo que me pasó", ha contado, pues en el momento en el que le detectaron la enfermedad no quiso compartirlo con nadie, algo de lo que se arrepiente profundamente. 

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"Con 26 años me detecté un pequeño bulto en un testículo. Tengo que decir que lo detecté por un dolor, menos mal. Como en mi casa habíamos tenido el caso de mi madre con cáncer de pecho y el de mi padre con cáncer de piel, fui al médico. Me hicieron una ecografía y cuando estaba saliendo por la puerta me dijeron que si podía volver", ha recordado.  

En ese momento se quedó absolutamente bloqueado. "Fue tal shock que lo negué y le dije al médico que no podía, que tenía una reunión y que no podía volver hasta dentro de cuatro horas. Fueron las peores cuatro horas de mi vida, no tenía capacidad para aceptarlo", ha reconocido. Cuando regresó a la consulta, le programaron una biopsia y, por suerte, "solo fue quitar un pequeño bulto y luego ya la recuperación".  

Avellaneda vivió aquel proceso sin ningún tipo de ayuda ni acompañamiento. "No les quise decir nada a mis padres porque mi madre acababa de pasar por un cáncer y no quería preocuparla. Lo gestioné un poco mal. Pasarlo solo no fue fácil, estaba obsesionado, como en otro mundo, te planteas muchísimas cosas  y luego empiezas a mirar en Google...", ha narrado. 

A pesar de haber sido testigo de la recuperación de sus padres, el estilista afrontó muy mal la enfermedad porque era muy joven. "Acabas la carrera, empiezas a trabajar y que te digan esto... Además, no tienes mucha información. Del cáncer de pecho sí la tienes, pero de un cáncer de testiculo o de prostata no tienes tanta".

Era tal la preocupación que sentía que tras el diagnóstico pensó, incluso, en la posibilidad de congelar su esperma por si más adelante quería tener hijos. A día de hoy, tal y como ha explicado con la mayor naturalidad del mundo, no tiene ninguna secuela. Entre risas ha contado que en su caso "todo funciona muy bien", pero que hay que tener en cuenta que otros pacientes pueden sufrir alguna afección. De hecho, cuando habló por primera vez de su cáncer muchas madres de jóvenes enfermos se pusieron en contacto con él a través de Instagram para pedirle consejo. "Me escribían para decirme que sus hijos lo tenían y que no lo querían aceptar, o que les habían puesto un testículo de silicona... hay tantas cosas, que hay que hablarlo y darle visibilidad", ha zanjado.