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El pasado mes de junio, el mundo entero quedó conmocionado cuando cinco personas perdieron la vida en el Titán, un submarino que hacía excursiones millonarias para visitar los restos del Titanic. Entre las voces críticas que señalaban la falta de responsabilidad de la empresa Ocean Gate se encontraba la de James Cameron, ya que el director creía que el capitán de la tripulación había sido muy imprudente y había cometido los mismos errores que hicieron naufragar al famoso navío en 1912. “Tenemos otro accidente que se basa en los mismos principios de no hacer caso a las advertencias. Es desgarrador que fuese evitable”, lamentaba en una entrevista con ABC News.
Unas duras palabras que sumadas a su vasta experiencia en la materia, hay que recordar que el oscarizado cineasta se sumergió hasta en 33 ocasiones en el fondo del océano Atlántico para recabar información para su largometraje de 1998, hicieron que muchos de sus fans incondicionales comenzasen a fantasear sobre la posibilidad de crear una secuela del Titanic basada en esta expedición fallida y en las historias personales de sus malogrados pasajeros.
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Sin embargo, el laureado director ha negado rotundamente estas habladurías asegurando que no quiere lucrarse económicamente llevando a la gran pantalla esta terrible tragedia, ni ahora ni en un futuro. “No suelo responder a este tipo de rumores malintencionados que se propagan en las redes sociales, pero esta vez necesito pronunciarme. No estoy negociando para hacer una película sobre el Ocean Gate, ni lo haré nunca”.
En estos momentos, James Cameron se encuentra completamente volcado en la creación y rodaje de la tercera parte de Avatar. Una superproducción que ha batido todos los récords de recaudación y audiencias en sus pasadas entregas. Está previsto que los espectadores puedan volver a viajar a las fantásticas tierras de Pandora en el año 2031, tanto por su largo proceso de desarrollo en el que se incluyen fabulosos efectos especiales, como por la huelga de artistas y trabajadores que está sacudiendo los cimientos de Hollywood y que está retrasando todos los estrenos de ficción.
Una implosión instantanea y mortal
El Titán comenzó su viaje hacia los restos del Titanic el 18 de junio a las ocho de la mañana. Una hora y 45 minutos después de la inmersión, concretamente a las diez menos cuarto de la mañana, se perdió todo tipo de contacto con el sumergible. Tal y como han señalado los expertos, en menos de un minuto se produjo una implosión que acabó con la vida de los pasajeros en el instante.
En su interior se encontraban el jefe de la expedición, Stockson Rush, de 61 años, el experto francés en el Titanic Paul Henry Nargeolet, de 77 años; el aventurero millonario británico Hamish Harding, de 58 años; el empresario paquistaní Shahzada Dawood, de 58 años y su hijo Suleman, de 19, que solo accedió a aventurarse en la expedición para complacer los deseos de su progenitor en el Día del Padre.
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