Antes que Can Yaman, otro Sandokan ya enloquecía al mundo
¡HOLA! ha sido testigo de la apasionante vida de Kabir Bedi, el actor hindú que encarnó por primera vez al ‘Tigre de Malasia’
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Can Yaman se ha convertido en la sensación del momento. Allá donde va desata la locura entre sus fans, que crean auténticos tumultos a su alrededor. Tras su paso por telenovelas como Pájaro soñador y Dolunay, emitidas ya en España, la fama del actor turco fue creciendo de manera exponencial y en paralelo a las emociones que despertaba en su entregada audiencia. Ahora en Matrimonio por sorpresa, que llega este lunes 8 de febrero a Divinity, protagoniza una nueva historia de amor imposible al estilo de Romeo y Julieta, pero con la reconocible factura turca que tan buenos resultados está dando a las cadenas españolas de televisión.
Con su físico imponente y sus rasgos exóticos, Yaman ha obtenido el pasaporte directo a una producción internacional, Sandokan, una nueva versión de la mítica obra de Emilio Salgari, en la que el galán dará vida al famoso pirata y aventurero. Aunque el hermetismo rodea este proyecto, cuyo rodaje está previsto que comience este verano en Italia, sabemos que el actor, de 31 años, ya está preparando intensamente su personaje con entrenamientos, clases de esgrima y equitación gracias a las pistas que su padre, Guven Yaman, ha ido dejando en su perfil de Instagram.
Kabir Bedi, el primer ‘Tigre de Malasia’
Pero mucho antes que Yaman, hace más de cuarenta años, otro carismático actor nacido también en otro país tan lejano como India, se convirtió en ídolo de multitudes en Europa. Kabir Bedi dejó una huella imborrable en toda una generación gracias a Sandokan, el personaje que le convirtió en una estrella internacional.
En 1976, España entera se paralizaba en la sobremesa del domingo para ver las aventuras del ‘Tigre de Malasia’, que con su enigmática y profunda mirada impactaba en la ficción y en la vida real. “Mis ojos cambian de color. Pueden ser verdes, marrones o amarillos. Depende de la luz y de mi estado de ánimo”, confesaba el interprete hindú en diciembre de ese año en ¡HOLA! Tal era el éxito y el impacto que creó entre las espectadoras españolas, que durante sus visitas a Madrid, le gritaban “¡Queremos un hijo tuyo!”, como el propio Bedi recordaría en otras entrevistas años más tarde.
Al igual que a Can Yaman, Sandokan llegó a Kabir Bedi cuando éste cumplió treinta años. Cotizado actor en lengua inglesa en Bombay, antes había hecho publicidad, televisión, radio… “Llegué a ser el modelo mejor pagado”, admitía en las páginas de nuestra revista, en las que también narró su fascinante infancia. Nacido en 1946 en Lahore, de madre inglesa y padre hindú, fue el primer artista de su familia, puesto que “mi madre estaba trabajando en cosas sociales y más tarde se convirtió en monja budista. Y mi padre luchó por la independencia de la India y después se dedicó de lleno a las fuerzas creativas y psíquicas del ser humano”.
Además de relatar su paso por diferentes escuelas, Kabir Bedi recordó su experiencia en un monasterio budista; “En 1956, a los diez años de edad, fui enviado a Burma y fui ordenado monje budista, con la cabeza afeitada, el tazón de mendigo y las túnicas de color azafrán. Fueron tiempos de profunda meditación”.
En aquella primera visita a Madrid, el actor ya se había separado de su primera mujer, Protima Gupta, “una vivaz maniquí y bailarina de baile clásico hindú. Con ella me casé en 1968 y tras seis años de matrimonio, éste fracasó, quedó medio destruido. Lo único que nos mantenía unidos eran los hijos: Pooja y Siddharth”, admitía Bedi en ¡HOLA!. Su nueva novia, Parven Babi, de la que se enamoró, según sus propias palabras, en 1975, “poco después de terminar el rodaje de Sandokan”, le acompañaba en este viaje a España, en el que además de ser recibidos por autoridades fueron agasajados con un espectáculo de flamenco en el Corral de la Morería, donde, tal y como reflejaban las crónicas de la época, ambos sorprendieron subiéndose al tablao y uniéndose al baile dando palmas y marcándose unos sonoros zapateados. “Es la más famosa joven actriz de las pantallas de la India. Es hermosa, inteligente, sofisticada y excelente actriz. Me dio más de lo que necesitaba: amor en tiempos difíciles”, desvelaba el intérprete sobre su compañera.
Cómo le influyó el boom de Sandokan
“En un principio me cegó. También creía al principio que nada había cambiado, pero ahora sé que sí, que todo ha cambiado”, decía Kabir en aquella entrevista en ¡HOLA!. “Lo más positivo _añadía_ es que me ha abierto todas las puertas. Profesionalmente, me ha abierto las puertas del cine occidental, de Hollywood. Lo negativo es que en todos los países donde Sandokan ha sido un éxito, de una forma u otra, ya no soy libre de poder observar porque ahora soy yo el observado. Y luego, me ha separado de mis hijos más tiempo de lo que yo quisiera”.
Apasionado y romántico empedernido, Kabir Bedi, de 75 años, se ha casado en cuatro ocasiones. ¡HOLA! fue testigo de su segunda boda con la diseñadora de moda estadounidense Susan Humphreys, que tenía entonces 25 años. El matrimonio se celebró por el rito hindú en Los Ángeles, la ciudad natal de la novia, el 1 de febrero de 1979, a los tres meses de conocerse.
Bedi volvió a pronunciar los votos por tercera vez junto a una locutora anglo-india, Nikki Moolgaoker, de la que se divorció en 2005. Un año después, en 2006 comenzó una nueva relación con Parveen Dusanj, una socióloga británica de origen hindú, 29 años más joven que él, que es su actual esposa. Contrajeron matrimonio diez años después de iniciar su noviazgo, en enero de 2016.
Sobre la diferencia de edad con su cuarta mujer, se pronunció precisamente en las páginas de nuestra edición inglesa hace unos años: “Todo importa, ya sea la edad, la visión del mundo, las personalidades... Sí, Parveen y yo tenemos que lidiar con una diferencia de edad, pero no es que haya una gran diferencia de temperamentos o intereses. Tener a Parveen a mi lado es una gran ventaja porque es una persona muy generosa. He tenido relaciones con mujeres que son divas en ciertos aspectos, y te quitan mucha energía. Tienes que contener su lado oscuro, arrebatos emocionales y ser su punto de apoyo. En esta etapa de mi vida, estoy muy agradecido de tener a alguien que es mi punto de apoyo”.
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