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Han pasado ya tres meses desde que Albert Álvarez pisó por primera vez la arena de Honduras, país que se ha convertido en su hogar en estas últimas semanas. La aventura de Supervivientes 2019 ha llegado a su fin y tanto él como Omar, Fabio y Mahi se encuentran ya en Madrid dispuestos a hacer el último esfuerzo por convertirse en ganadores. Y es que, desde que supo que formaría parte de este reality, el joven de 29 años tuvo claro que su meta era llevarse a casa el maletín con los 200.000 euros.
El alegato final de los últimos supervivientes
Sea cual sea el resultado que arroje la audiencia la noche de este jueves, lo que está claro es que todos ellos retomarán su rutina, que en el caso del catalán pasa por dedicarse en cuerpo y alma al deporte, lo que le permite tener un cuerpo musculado que ha sido su aliado en muchas pruebas de Supervivientes. "En los últimos años me he dedicado a hacer salto con pértiga y sueño con ir a los Juegos Olímpicos", aseguraba Albert, que puede presumir de haberse convertido en Campeón de España en esta modalidad en siete ocasiones.
El gran susto de Albert intentando hacer fuego en la isla
Albert, nacido en la localidad catalana de Manresa, tiene muy presente el sacrificio y la constancia gracias a que siendo solo un niño, con siete años, comenzó a practicar ejercicio, algo que le ha dado grandes alegrías pero que también le ha hecho experimentar momentos complicados ya que, a causa de las lesiones, ha tenido que ser intervenido quirúrgicamente hasta en seis ocasiones.
El joven compaginó las largas jornadas de entrenamiento con el grado superior de Actividades Deportivas. Una formación que ha hecho posible que Albert ejerza durante un tiempo como quiromasajista y también como entrenador personal. Sin embargo, su vida cambió decidió formar parte de Mujeres y Hombres y Viceversa, donde entró en noviembre de 2017. En este espacio, presentado ahora por Toñi Moreno, mantuvo primero un romance con Marta Granero y después salió con Jennifer Baldini. Sin embargo, ambas relaciones acabaron.
En cada paso que ha dado Albert, que se define como una persona hornada, juega un papel fundamental su familia. Durante el concurso ha tenido muy presentes a sus padres y a su hermana Sandra, quien estuvo visitándole en la isla además de defenderle semanalmente en plató. “Yo solo no soy nadie, necesito a mi madre, mi padre, mi hermana, mis amigos… Sin ellos no soy nadie”, reconocía. Además, esta situación extrema, en la que ha vivido buenos y malos momentos, dice que le “ha devuelto al niño que llevo dentro, vuelvo a emocionarme con todo y a disfrutar de todo”.
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