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A punto de celebrarse el primer aniversario de las Elecciones Presidenciales en las que Donald Trump resultó victorioso, Melania protagoniza en el Museo Nacional de Historia americana una de las tradiciones de carácter ancestral para las Primeras Damas de Estados Unidos, la donación del vestido que lució durante el baile inaugural en la Casa Blanca.
Con un vestido firmado por una de sus firmas de cabecera, Dolce & Gabbana, la exmodelo eslovena llegaba sonriente al Smithsonian, en Washington, donde realizó un pequeño discurso y presentó el maravilloso diseño de Hervé Pierre que lució el pasado 20 de enero, y que se encontraba expuesto en un maniquí hecho a medida para ajustarse a la perfección a la silueta de la Primera Dama.
“Todo un honor haber donado mi pieza inaugural de alta costura al Museo de Historia Americana”, escribía la esposa del presidente republicano en las redes sociales. A pesar de que Melania Trump, de soltera Knauss, no escogió un diseño de Pierre para la ocasión, la figura del modisto francés estuvo muy presente durante la ceremonia. No solo a través del vestido, que ya forma parte de la historia reciente de Estados Unidos, sino también a través de las palabras que dedicó a una conocida publicación de moda norteamericana. “Esto significa todo para mí ¡he contribuido, en parte, a una pequeña parte de la historia de Estados Unidos!”, declaraba el modisto haciendo referencia a su último gran logro.
El icónico vestido de Melania se suma así a la colección de 27 vestidos de la exposición permanente ‘Primeras Damas del museo estadounidense, una de las más visitadas cada año y que, solo en 2016 consiguió más de cuatro millones de visitantes.
La colección comenzó con un simple objetivo: la obtención de un traje por cada anfitriona que ocupó la casa de gobierno, a fin de montar una exposición de atuendos históricos. Esta iniciativa terminó convirtiéndose en un símbolo nacional y, frecuentemente, uno de los reclamos más destacados de muchas visitas al Smithsonian. La muestra original constituyó la primera colección del museo en centrarse alrededor de la figura femenina y en exponerla de forma prominente, abriendo así el camino para futuras colecciones y muestras en torno a otras mujeres norteamericanas.
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La primera en contribuir con el museo fue Helen Taft, quien decidió ceder el traje que había usado para la investidura presidencial de su esposo en 1909. Una decisión que sirvió como precedente desde entonces para que futuras Primeras Damas donasen el vestido de la fiesta celebrada con motivo de la victoria tras las elecciones. Así pues, en este espacio reservado a las prendas de las esposas de los jefes del Estado, conviven las piezas de las míticas Jackie Kennedy, Eleanor Roosevelt, o más recientemente Michelle Obama, quien también apostó para la ocasión por un diseño de color blanco del diseñador Jason Wu.
No obstante, entre las piezas no solo se encuentran sus vestidos, sino también una serie de mil objetos que documentan las vidas y las contribuciones a la historia de las Primeras Damas estadounidenses.
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