Descubre la historia de la nadadora olímpica y refugiada Yusra Mardini... ¡Merece la pena!

La natación -que ahora le ha llevado a Río 2016- le sirvió para salvar su vida y la del resto de pasajeros del bote cuando intentaba llegar a la isla griega de Lesbos huyendo de la guerra en Siria

Por hola.com

Detrás de cada deportista olímpico hay una enorme historia de superación, horas de entrenamiento y un gran sacrificio en todos los sentidos, sin embargo la mayoría de ellas podrían palidecer al compararlas con la vida de esta joven siria de dieciocho años. Descubre quién es Yusra Mardini, una de las nadadoras que se encuentra compitiendo en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, y protagonista de una historia que merece la pena ser contada.

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Hace once meses Yusra Mardini no nadaba para colgarse una medalla al cuello, nadaba para salvar su vida y la de otros refugiados. Como millones de sirios, esta deportista se vio obligada a huir de la guerra, ella y su hermana Sarah abandonaron su hogar en Damasco, cruzaron al Líbano y llegaron hasta Turquía para subirse a un bote rumbo a Europa. Cuando en medio de la oscuridad el motor falló y el agua comenzó a colarse en la embarcación, Yusra –que había representado a su país en el Mundial que tuvo lugar en Turquía en el año 2012- fue consciente de que o hacía algo o todos iban a morir.

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Así fue como ella, su hermana y otros dos pasajeros que sabían nadar terminaron sumergidas las frías aguas del Mar Egeo y arrastrando la embarcación rumbo a Grecia para poner al resto de los refugiados a salvo. “Tenía una mano agarrada a una cuerda de la embarcación mientras movía las piernas, fueron tres horas y media metida en el agua”, recuerda Yusra. “Fue duro pensar que a pesar de ser una nadadora, podía terminar muriendo en el agua”, cuenta la deportista que ha sido capaz de convertir esa pesadilla en algo positivo. “Si no hubiera sabido nadar, no estaría viva, así que es un recuerdo positivo para mí”, afirma esta joven heroína de la que su entrenador destaca su resistencia y fortaleza mental.

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Ahora, con el apoyo de su familia con la que está en Alemania y de la que se despidió entre lágrimas en el aeropuerto antes de poner rumbo a Río, entrena duro en el club Wasserfreunde Spandau 04 de Berlín, alaba el soporte que allí ha encontrado para continuar con su carrera deportiva y está orgullosa de representar en Brasil a la “mejor bandera del mundo, la que une a todos los países”. Un reto que de momento no se le hadado nada mal, ya que en su debut ha ganado la serie de 100 mariposa.

No es de extrañar que cuando el Equipo Olímpico de Atletas Refugiados irrumpió en el estadio de Maracaná la ovación fuera ensordecedora. Yusra, con su gran sonrisa y sus ojos brillantes agitaba su banderita con sus nueve compañeros, procedentes de Siria, Sudán del Sur, Etiopía y República Democrática del Congo. “Quiero mostrar a todos que es difícil llegar a sus sueños, pero no es imposible. Puedes hacerlo, todo el mundo puede hacerlo, si yo puedo hacerlo, cualquier atleta puede hacerlo”, afirma.