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Hace dos meses y medio la Corte Hachemita brillaba en Jordania por la boda de la princesa Imán, hija de los reyes Abdalá y Rania de Jordania, en un gran acontecimiento para el país. Algo que se repetirá el 1 de junio con una nueva boda real, la que unirá a su hermano, el príncipe heredero Hussein con Rajwa Al Saif. Dos de sus escenarios principales serán el palacio de Zahran y el palacio de Al Husseiniya, ambos en Ammán. Estamos seguros de que la capital jordana enamorará a los invitados al gran evento. Una ciudad que va más allá de sus conocidos yacimientos arqueológicos que nos hablan de su rico pasado, una ciudad que mira al futuro con tiendas de diseño, modernos restaurantes o arte urbano que sorprenden al viajero. Pero Jordania es más que su capital, por eso ponemos nuestra mirada en los enclaves llenos de belleza de este exótico país: Petra, el desierto de Wadi Rum, el Mar Muerto… cada uno de ellos merece un viaje.

 

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PETRA

El mayor de los tesoros de Jordania es la que fuera capital del antiguo reino nabateo, octava Maravilla del mundo antiguo. Excavada en la piedra (de ahí su nombre) fue fundada en el siglo VI a.C. y vivió su época de mayor esplendor entre el siglo I a.C. y el I d-C., gracias a su ubicación en el cruce de las rutas de la seda, del incienso y de las especias. Un estrecho desfiladero por el que se va a pie, en burro o en dromedario lleva hasta su famosísima puerta labrada en piedra conocida como El Tesoro, solo una pequeña parte de todo lo que puede verse en esta increíble ciudad del desierto.

 

Petra, el gran tesoro en el desierto de Jordania

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MAR MUERTO

Pocas sensaciones resultan tan asombrosas como sumergirse en las aguas de esta mar entre Jordania e Israel y flotar. Todo se debe a su elevado contenido en sal, diez veces superior al del océano. Pero es que, además, es el punto más bajo sobre la faz de la tierra. Después de flotar, el ritual anima a untarse el cuerpo con su barro por libre o en los lujosos resorts que se encuentran a su alrededor.

 

 

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RUINAS DE JERASH

A una hora de Ammán están las ruinas de la que fue una de las ciudades más prósperas de Oriente Próximo, donde los romanos convivieron con los árabes. Construida por los primeros tras la conquista de la región, el paseo por ella va descubriendo los vestigios de una increíble metrópolis: columnas de los antiguos edificios públicos, un maravilloso anfiteatro, el imponente arco de Adriano o el hipódromo donde cada año tiene lugar un famoso festival que llena de música, color y alegría el conjunto arqueológico.

 

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DESIERTO DE WADI RUM

Wadi Rum es un lugar de dramática soledad. Pero a pesar de ello, en sus desfiladeros y arenas del color del óxido, escenario de las andanzas de Lawrence de Arabia, se pueden vivir aventuras únicas. La de elevarse en globo en uno de esos amaneceres imposibles de olvidar es una de ellas, aunque para los que le temen al vértigo, también se puede recorrer este espacio en un todoterreno o, más lentamente, a lomos de un camello guiado por un beduino. Y hasta pasar la noche en una tienda de campaña bajo el cielo estrellado.

 

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RESERVA DE WADI MUJIB

A noventa kilómetros al sur de Amman, la reserva natural de Mujib es la de menor altitud del mundo, 410 metros por debajo del nivel del mar. Un impresionante escenario cerca del Mar Muerto que se extiende hasta las montañas de Karak, al sur, y Madaba, al norte. Aquí hay montañas desérticas, acantilados de arenisca –hábitat de las cabras montesas más bellas del mundo, las de Nubia– una importante colonia de aves, pero, sobre todo, una profunda garganta, Wadi Mujib, que brinda una gran variedad de rutas de senderismo y opciones para el barranquismo.

 

Wadi Mujib, la reserva natural a menor altitud del mundo

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ÁQABA

A orillas del Mar Rojo, la ciudad portuaria de Áqaba es conocida por sus playas donde se practican todo tipo de deportes acuáticos, sus resorts de lujo y sus balnearios, pero, sobre todo, por ser el lugar donde se reúnen buceadores de todo el mundo para descubrir las maravillas de sus profundidades.

 

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AMMÁN

Jordania tiene lo mejor de Oriente y Occidente. Y Amán es su capital. Una urbe fascinante y llena de contrastes, ya que sabe integrar los detalles más tradicionales con el cosmopolitismo actual. Disfrutar del exotismo de sus zocos y, al mismo tiempo, descubrir sus iconos arquitectónicos, algunos firmado por Norman Foster o Zara Hadid, descubrir su Ciudadela –el mejor mirador de la ciudad– y su Teatro Romano, el Templo de Hércules, pasear por el Downtown o perderse al caer el sol por la bonita Rainbow Street son algunos de sus imprescindibles.

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CASTILLO DE QUSEIR AMRA

Jordania tiene una colección de castillos en el desierto que son un magnífico ejemplo de arte y arquitectura islámica. No a todos se les podría llamar castillos al uso, porque más que eso, lo que algunos fueron eran estaciones para caravanas, pabellones de decanso y avanzadas militares… Uno de los mejor conservados es el de Quseir Amra, que conserva frescos y mosaicos originales y forma parte de la lista del Patrimonio Mundial de la Unesco.

 

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RESERVA DE LA BIOSFERA DE DANA

Dana es una joya de biodiversidad. Todo porque este profundo valle es la reserva natural más grande de Jordania, que se extiende entre la meseta de Quadesiyya y el desierto de Aravá. Aglutina las cuatro zonas biogeográficas del país: mediterránea, saharo-arábiga, irano-turaniana y sudanesa, lo que hace de ella un punto de encuentro de especies de Europa, África y Asia. Un lugar para hacer senderismo, observar a las aves, visitar tesoros arqueológicos o hacer descenso de cañones en sus gargantas.

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MONTE NEBO

El lugar en el que Moisés divisó la tierra prometida de Canaán es uno de los principales hitos religiosos de Jordania. En el exterior del santuario se contempla el monumento de la serpiente enroscada en la cruz, que simboliza la serpiente de bronce que llevó Moisés por el desierto y la cruz en la que Jesús fue crucificado.

 

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