Los dos belenes más originales de Burgos: bajo el agua y a 2000 metros de altura

Un punto de emoción y adrenalina implica descubrir estos dos nacimientos, la alternativa burgalesa a la clásica ruta de belenes de todas las navidades. El primero lleva al Pozo Azul de Covanera, en el valle del Rudrón; el segundo, al pico Mencilla, en plena Sierra de la Demanda. Más singulares no pueden ser.

Por Hola.com

A unos cinco metros de profundidad, en el silencio más absoluto y bajo las tranquilas aguas turquesa del Pozo Azul descansa cada Navidad uno de los belenes más originales. Es el que se coloca cada año en este manantial de la localidad de Covanera, cuyo color recuerda a aquel lago azul en el que se bañaban Brooke Shields y Christopher Atkins en la película, pero en versión española. Admirar sus figuritas es lo más parecido a contemplar una de esas típicas bolas nevadas de la decoración navideña.

Desde hace 16 años, en los días previos a la Navidad –este año, el 17 de diciembre–, los buceadores de la sociedad Delfín Club Burgos se sumergen en el pozo para situar el belén dentro de una botella abierta para que todo el que lo desee puede ser testigo de esta emocionante tradición. Desde la superficie, puede verse al detalle el nacimiento, que permanece sumergido bajo las aguas cristalinas durante todas las fiestas.

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La magia del Pozo Azul va más allá, pues en él nace la galería subterránea más larga de España y una de las más relevantes a nivel mundial. Son 14 kilómetros los que tiene y recorre las profundidades del valle del Rudrón, pero pueden ser muchos más, puesto que no se ha acabado de explorar y su final no parece estar cerca. No es de extrañar por ello que, desde los años sesenta, lleguen hasta este insólito manantial espeleobuceadores de todo el mundo para adentrarse en sus aguas.

Pero Covanera es mucho más que el Pozo Azul. A 52 kilómetros de la capital burgalesa, esta localidad luce aún el recuerdo de un pasado de fortuna y solera en las fachadas de sus casas, decoradas con blasones de piedra y escudos de importantes familias, como el palacio de los Fernández-Huidobro, que data del siglo XVII.

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Y se hablamos de románico, sus maestros se esmeraron en esta tierra con la iglesia parroquial de Santa María, que sorprende con elementos góticos y barrocos, aunque es la naturaleza la que supone el mayor atractivo de este rincón burgalés. Las aguas del río Rudrón han diseñado a lo largo de millones de años un complejo geológico de inmensa belleza que rodea toda la zona y que atrae la atención de los amantes del turismo al aire libre.

La provincia burgalesa depara otra sorpresa navideña en forma de belén, es el que cada año, desde 1950, se instala en lo alto del pico Mencilla, a 1932 metros de altura. El mismo 17 de diciembre, cientos de personas participan en el ascenso organizado por el Club Deportivo Montañeros Burgaleses para llegar a la cumbre, tomando como punto de partida la localidad de Pineda de la Sierra. La ruta por la montaña, una de las más icónicas de la Sierra de la Demanda, es apta para todos los públicos, si bien requiere de equipamiento invernal y cierta destreza si el clima implica nieve y hielo.

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Antes o después de disfrutar de la estampa navideña hay que dar un paseo por Pineda de la Sierra para descubrir esta localidad encantadora que destaca por sus casonas de piedra y la iglesia de San Esteban Protomártir, joya del románico y cuya galería porticada es la seña de identidad de la localidad.