DÍA 1- TARDE
Una mañana repleta de estímulos nos da para una tarde más sosegada. Así que dejamos la algarabía de la medina atrás y ponemos rumbo a uno de sus iconos culturales: el Museo Nacional del Bardo nos ayudará a entender el pasado de este interesante país.
Tomamos el tranvía número 4 hasta alcanzar el barrio del Bardo, a unos 6kms de Túnez, donde se haya el inmenso palacio campestre del siglo XIX que alberga el museo arqueológico más importante del Magreb. En su interior nos topamos con la mayor colección de mosaicos romanos del mundo, que ya es decir, entre los que destacan los que lucen en la Sala de Ulises, que traídos desde Dougga, representan una de las escenas más famosas de La Odisea, cuando el héroe se ve obligado a atarse al mástil del barco para no dejarse hipnotizar por los cantos de sirenas.
Sin prisas, lentamente, haremos un recorrido por cada espacio para empaparnos de historia. Restos arqueológicos pertenecientes a la Edad de Piedra, pero también a las épocas cartaginesa, romana, cristiana o islámica, lucen a cada paso tentándonos a parar.