De Benamejí a Iznájar, una ruta de pueblos y rafting por Córdoba

Cuando se acerca la primavera, los aficionados al rafting llegan al pueblo de Benamejí buscando las aguas rápidas y bravas del río Genil. El complemento perfecto a esta experiencia en la Subbética cordobesa es el pueblo de Iznájar, asomado a su gran embalse desde las alturas. Muy cerca queda Rute y sus museos.

Por CRISTINA FERNÁNDEZ

A Benamejí se le conoce como Flor de Luna del Genil. Al llegar hay que pasear por su trazado renacentista, alcanzar la plaza de la Constitución y contemplar su parroquia de la Inmaculada Concepción, uno de los ejemplos más representativos del barroco cordobés. Aquí se siente de verdad la esencia de una localidad cuyos vecinos, de talante abierto y conversación amena, regalan escenas de lo más auténticas.

Más allá de su riqueza patrimonial, el pueblo es también un mirador excepcional. Desde la famosa Grieta de Benamejí, un inmenso desnivel que conforma uno de los fenómenos geológicos más sorprendentes de Andalucía, se divisan las fronteras de las tres provincias que confluyen en este preciso lugar, Córdoba, Granada y Málaga. Cuando llega la primavera, Benamejí la atención la acaparan las aguas bravas del Genil.

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RAFTING EN EL GENIL

El primer contacto con el río provoca un intenso escalofrío. Su temperatura es baja, en torno a los 11 grados en los días de primavera, pero nada que un buen traje de neopreno no pueda suavizar. En la mano derecha sostenemos un remo; con la izquierda, nos aferramos a las agarraderas de la balsa neumática, y cuando uno se da cuenta está dejándose llevar por la corriente de un Genil que, en el tramo que transcurre entre Benamejí y Palenciana, se muestra cargado de rápidos, cerradas hoces, piedras y ramas que sortear. 

Antes de llegar a este punto, el río ha nacido, se ha retorcido y ha recorrido gran parte de la provincia de Granada. Surge de las montañas de Sierra Nevada y transcurre por la vega de Huétor Tajar hasta alcanzar el embalse de Iznájar, ya en Córdoba, donde se regula su caudal. En abril, y a demanda de los regantes de la zona, las compuertas se abren y la corriente continúa su camino con ímpetu haciendo del rafting el deporte estrella en la zona. De hecho, el Genil es uno de los escasos ríos andaluces en los que se puede practicar.

Varias empresas locales ofrecen la actividad entre los meses de abril y septiembre. Una de ellas es Alúa (alua.es), con base en el Camping-Rafting Benamejí. Ofrece dos pases diarios, de mañana y tarde, con un recorrido de nivel II-III ideal para disfrutar en familia o con amigos. La duración de la actividad es de cuatro horas y no es necesario experiencia previa. Ocio Aventura Cerro Gordo (ocioaventuracerrogordo.com) y Rafting Río Genil (raftingriogenil.com) son otras alternativas.

Plantar cara a sus aguas bravas es simple, hay que tirar de pericia y seguir las indicaciones de los monitores. Lo importante es saber jugar, descargar adrenalina y dejar fluir las emociones, los tres primeros kilómetros sirven de iniciación, a partir de ahí, empieza el verdadero disfrute.

Entre rápido y rápido, eso sí, hay que aprovechar para contemplar el paisaje, que en este rincón del mundo se muestra deslumbrante. El bosque de ribera domina las orillas, alternando zarzamoras con álamos centenarios, olmos, sauces llorones y alisos. Una estampa que, solo un poco más adentro, muta en uno de esos mares de olivos que tan bien describen la esencia de Andalucía. Río abajo, es el espectacular puente renacentista sobre el río Genil, proyectado por Hernán Ruiz II en el siglo XVI, el que hace su aparición. Tras dos horas de pura acción llega el momento de volver a tierra firme.

EL BONITO PUEBLO DE IZNÁJAR 

El viaje continúa por la A-344 al encuentro de la gran joya de la Subbética cordobesa, Iznájar, que queda a solo 30 kilómetros, tras un camino de sinuosas curvas. Sobre la cima de una colina y protegido por las aguas turquesa del embalse que lleva su nombre, basta un segundo para entender por qué este lugar en pleno edén natural ha sido elegido en tantas ocasiones uno de los pueblos más bellos de España.

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Su casco histórico recuerda un pasado musulmán que permanece latente también en su castillo, levantado en el siglo XIII. Esta fortaleza fue clave durante la época en la que Iznájar se hallaba en la frontera con el reino nazarí de Granada. Se hacen visitas guiadas todos los días de martes a domingo a las 12:30, previa reserva (tel. 957 53 44 79).

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Entre sus pintorescas casas encaladas descubrimos un silo de la época de Carlos III, la iglesia parroquial de Santiago Apóstol, la pintoresca plaza Rafael Alberti y un antiguo corral de comedias, hoy engalanado al más puro estilo de los patios cordobeses. También con el que está considerado uno de los cementerios más bonitos de Andalucía: con pequeñas cubiertas de teja, paredes blancas y unas incomparables vistas.

EL EMBALSE MÁS GRANDE DE ANDALUCÍA

La ubicación de Iznájar aporta, además, una colección de miradores asomados al espectacular embalse. Un inmenso mar de interior que cuenta con más de un centenar de kilómetros de orilla –de hecho, es el más grande de Andalucía– y en cuya margen se halla el paraje de Valdearenas, formado por más de un kilómetro de agua dulce ideal para pescar, pasear o continuar practicando deportes náuticos. Desde la Estación Náutica Lago de Andalucía (lagodeandalucia.com) ofrecen multitud de actividades acuáticas: Big sup, paddle surf, kayak o hidropedal son algunas opciones. La guinda al pastel de un viaje por este pequeño paraíso natural.

UN SENDERO RECOMENDABLE

Desde Iznájar se puede seguir un sendero lineal de dificultad moderada de 19 kilómetros que lleva hasta las fuentes de Cesna. Es una de las rutas más solicitadas del entorno, ya que gran parte del trayecto transcurre con unas vistas inmejorables al embalse.

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RUTE

A solo 20 kilómetros de Iznájar, Rute cuenta con calles repletas de flores al más puro estilo cordobés, pero también con múltiples museos. El Museo del Anís (museodelanis.com), tiene más de 25 años de historia y se halla en una centenaria destilería. Otros como el Museo Artesanal del Turrón, Mantecado y Mazapán, el del Aguardiente, el dedicado al Jamón o a la Chacina complementan la oferta: una manera ideal de acabar la escapada con el mejor sabor de boca.

PARA ALOJARNOS

Iznájar cuenta con varios alojamientos recomendados para quedarse a dormir, como Casa Las Tinajas (casalastinajas.es), un coqueto hotel rural ubicado en una antigua casona del siglo XIX rehabilitada de la que se ha respetado gran parte de la estructura: vigas de madera, suelos hidráulicos y muros de piedra. Cuenta con un bonito patio andaluz y piscina. Escondido entre olivares en la zona sur del embalse está el Cortijo La Haza (cortijolahaza.com), un oasis de descanso con solo seis habitaciones.

DÓNDE COMER

En Benamejí, el histórico Mesón Puerta del Convento (mesonpuertadelconvento.com), asomado al mirador de la Grieta y con vistas al río Genil, ofrece producto de calidad y de proximidad. En Iznájar, en Casa Juani (restaurantecasajuani.es), cuyo comedor se halla literalmente colgado sobre el embalse y con una carta mediterránea en la que destacan platos como los chanquetes del campo con jamón ibérico y huevo frito.