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El Hotel du Palais fascina por la capacidad de evocación de sus estancias Segundo Imperio, que han sabido mantener intacto el ambiente de una época de esplendor, elegancia y glamour. Un recorrido por su historia lo revela como un lugar clave, punto de encuentro de los amantes de los viajes de lujo. Reyes, príncipes y artistas han disfrutado de su fastuosidad. Situado en plena Grande Plage de Biarritz y nacido en plena ‘Belle Epoque’, su espíritu aún pervive, manteniendo un acertado gusto por lo refinado, lo exquisito y el “art de vivre” francés. En tiempos, fue el palacio de verano del emperador Napoleón III y la emperatriz Eugenia de Montijo.

Y como culminación a todo esto, las habitaciones del ático del hotel han sido convertidas en auténticos camarotes de lujo, que invitan a subirse a un particular crucero inmóvil fondeado en la Grande Plage de Biarritz. Por las ventanas con forma de ojo de buey se cuela la brisa marina, el rumor de las olas y los gritos de las gaviotas. El azul intenso del océano Atlántico está siempre a la vista.

El espacio del ático muestra una decoración que recrea el ambiente de un crucero. Seis habitaciones y cuatro suites con la última tecnología y con el glamour y la seducción de los barcos de lujo. El pasillo, revestido con maderas nobles, las claraboyas abiertas en el tejado de pizarra y algunos de los elementos de las habitaciones (campanas, relojes, astrolabios, brújulas, cofres…) evocan una inequívoca atmósfera marinera. Incluso los nombres de los camarotes hacen referencia a personajes relacionados con el mar como Ernest Hemingway o Jean Cocteau.

Algunas de estas habitaciones disponen además de una pequeña terraza desde donde disfrutar igualmente de una de las vistas más espectaculares de la playa de Biarritz, una elegante ciudad que con la llegada de la primavera se llena de actividades y acontecimientos relacionados con el mar y los deportes náuticos.

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Hotel du Palais