La palabra brunch ya no es un anglicismo de nuestro vocabulario culinario. Se puso de moda hace ya varios años y en poco tiempo se ha convertido en una comida más que anotar en tu menú semanal. Eso sí, por tiempo y por su propia definición, es mejor que lo hagas en fin de semana o durante alguno de tus días libres. Esta costumbre, procedente de Inglaterra, proviene de la unión de las palabras breakfast y lunch, es decir, nuestro desayuno y comida aunque, esta última, concebida como un bocado más ligero de lo que se estila en nuestro país. Sin embargo, al sumarlos, tu mesa se llena de deliciosas opciones que pueden dejarte satisfecha hasta la hora de la merienda. Y esta época es perfecta para practicarlo.

Porque empieza el buen tiempo, las noches se alargan (tú te vas más tarde a la cama), inauguras tu piscina o abres por completo tu balcón y la mañana se alarga con una mesa que llenas de deliciosas y variadas opciones. Cocinas menos, disfrutas sin prisa y ganas minutos en la cama

En sus orígenes, el brunch era en realidad un desayuno a base de huevos, tostadas, beicon, salchichas y judías, con un trasfondo muy aristocrático que más tarde se empezó a practicar en la alta sociedad neoyorquina. Ahora, sin embargo, los restaurantes de todas las capitales reservan un espacio de su carta para este momento del día y los platos se amplían en una gama de frutas, repostería y panes de masa madre, cafés de especialidad y todo lo que puedas imaginarte. Pero no tienes por qué esperar a que tu restaurante o cafetería abra sus puertas de nuevo, porque puedes cocinarlo tú misma en casa. Anota todo lo que necesitas para ello y, ¡a disfrutar!

La bandeja de tu bizcocho a la altura

La bandeja de tu bizcocho a la altura

Sí, siempre tiene que haber algo dulce. Porque un brunch es también para los antojos. Por eso, no está de más que prepares una selección de magdalenas, galletas o bizcochos para que cada uno elija. Dale un plus de estilo con esta bandeja preparada para mantener todas tus creaciones frescas, pues está fabricado en acero inoxidable y tiene un cierre de silicona en su tapa. Su diseño vintage combinará a la perfección con los demás elementos que te hemos propuestos.

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Una jarra de cristal

Una jarra de cristal

Siempre hay que contar en un brunch con agua, como en cualquier comida, o, si eres un poco más experta en esto de los brunch, con tés, aguas saborizadas o las tan de moda kombuchas. Llévalas a la mesa en jarras de cristal, de diferentes tamaño y con un tapón para evitar que se nos derrame. Esta tiene un diseño minimalista y esbelto, con un tapón en corcho natural estupendo para llevar al jardín o la terraza. Se convertirá en un elemento decorativo más de tu mesa si a su contenido le añades rodajas de limón, pepino o frutos rojos.

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Unos blinis con salmón ahumado

Unos blinis con salmón ahumado

Los blinis son unas tortitas en tamaño mini que se elaboran de la misma manera que las tradicionales, con una base de harina, huevos, leche y levadura. No hay brunch neoyorquino que no cuente con ellos y, en el norte de europa, por ejemplo, van sí o sí acompañados de arenque ahumado, sobre una suave capa de nata agria y con un topping de huevas de pescado. Sin embargo, en España solemos combinarlos con salmón ahumado. Para hacerlos, nada mejor que una sartén que pueda ayudarte a conseguir esa forma redondeada que tienen, como ésta que, además, es antiadherente y apenas pesa, para que puedas darle la vuelta a todas y cada una de tus piezas.

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Unas copas bonitas para el zumo

Unas copas bonitas para el zumo

Un zumo en santo y seña de cualquier desayuno completo. Porque, sin él, estamos ante un desayuno normal; esto es así. Sin embargo, cuando cuenta con una vaso de zumo natural -ya sea de naranja o de cualquier otra fruta-, la cosa cambia. Te proponemos que lo sirvas en unas copas de relieve detallado y diseño retro, con un cristal como este en azul turquesa vibrante, para darle la bienvenida al buen tiempo. Porque una mesa de brunch debe tener mucho estilo y color.

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Una cafetera de porcelana

Una cafetera de porcelana

Otro de los imprescindibles, no solo de un brunch, sino de cualquier mañana en la que queramos despertar de verdad, es un buen café. Llévalo recién hecho a la mesa en una bonita jarra de porcelana, puesto que no querrás estar dando paseos cada vez que quieras servirte un poco más. Ten en cuenta que un brunch dura unas dos horas de media. Esta tiene capacidad para unas seis tazas y está diseñada para que sea bonita y, a su vez cómoda, con materiales que retienen el calor y un filtro de malla de metal que garantiza un sabor profundo.

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Unas copas de ‘champagne’

Unas copas de ‘champagne’

Aunque te parezca mentira, muchos brunch (la gran mayoría), suelen acompañar alguno de sus platos de una delicada copa de champagne, porque, según los expertos, es uno de los mejores momentos del día para disfrutarlos. Sírvelo en unas copas de cristal como estas, diseñadas por Mikasa, en un vidrio delicado (es mejor lavarlas a mano), pero, a su vez, resistente y con un cuerpo perfecto para dejar que caiga esta bebida de origen francés.

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Para tus huevos ‘benedictine’

Para tus huevos ‘benedictine’

Si cerramos los ojos y pensamos en la palabra brunch, lo más seguro es que, dentro de las primeras imágenes que lleguen a nuestra mente aparezcan unos huevos benedictine, porque son el plato por antonomasia de esta costumbre inglesa. Para hacerlos en casa y que no sea un desastre, hazte con este utensilio que nos permite darle forma a cada huevo, tanto al baño María como al microondas, y sorprender a nuestros. Créenos, más de uno te preguntará cómo lo has conseguido.

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Una caja de fruta fresca

Una caja de fruta fresca

¿Qué hay más delicioso que te llegue una caja de fruta fresca directamente a tu casa? Pocas cosas. Un brunch lleva fruta siempre, aunque no tiene por qué tomarse en primer lugar. Por eso, sirve en una caja un surtido de ellas para que cada uno vaya cogiendo la ración que le apetezca. Pon un cuchillo siempre cerca, pues las piezas pueden dividirse, cortarse y unirse al yogur. Esta cesta trae muchos mangos y aguacates (recolectados tan solo 24 horas antes de que lleguen a tu mesa), además de una mermelada artesanal, lo que nos cubre tanto la porción de fruta, como el mejor acompañamiento de nuestras tostadas.

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Una cesta para tu selección de pan

Una cesta para tu selección de pan

Otro de los imprescindibles de un buen brunch es el pan. Pero no cualquier pan, sino una selección que tenga gran variedad de formatos y harinas. Es decir, debe haber rebanadas recién cortadas y tostadas, otras que vengan sin tostar para acompañar a modo de cuchillo y pequeños bollitos que cada comensal coja a su antojo. Además, cuenta con varios tipos de harina, unos de centeno para poner bajo el aguacate, otro de semillas de amapola para untar con mantequilla y mermelada (para esto, en realidad, te aconsejamos unos scones) y otro integral o blanco. Sírvelos todos en una misma cesta, como esta de estilo campestre, fabricada en metal y forrada de lino.

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Unos cuencos para la fruta

Unos cuencos para la fruta

Para la fruta o para el yogur, porque otras de las opciones clave de un brunch es ofrecer una granola casera y una buena dosis de este lácteo que, si es en versión cremosa, mucho mejor. Llévalo a la mesa directamente en unos cuencos como estos, con un diseño muy primaveral, bien cubierto de yogur y con la fruta y granola, o bien en otro recipiente aparte o bien espolvoreado directamente sobre él. Están fabricados en porcelana, pero son aptos para el microondas y el lavavajillas.

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Preparado para tortitas

Preparado para tortitas

Si quieres incluir otro de los grandes clásicos de un brunch, pero aún no sabes muy bien cómo hacerlo, empieza por utilizar uno de estos preparados que venden para tortitas. Además, su masa vale tanto para ellas como para las deliciosas french toast, con lo que su versatilidad aumenta. Su botella nos permite guardar lo que nos sobre en el frigorífico y utilizarlo más adelante sin que el alimento se estropee.

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