Mette-Marit de Noruega... Y el cisne se convirtió en Princesa

Se ha autocoronado después de seis años de matrimonio con el príncipe Haakon y un papel cada vez más preponderante como Heredera

Por hola.com

Lentamente, pero sin pausa, se ha ido gestando la metamorfosis de Mette-Marit de Noruega, de mujer en Princesa. Una transformación que comenzó en los albores del nuevo siglo tras las nupcias de los Herederos noruegos, el 25 de agosto de 2001, y que no ha estado exenta en su transcurso de miedos, inseguridades y recelos hasta llegar al éxito; hoy, casi seis años después de aquella unión -tan "desaprobada" al principio por sus conciudadanos- y de un arduo proceso de adaptación a su nuevo rol de Princesa, hemos visto a una nueva Mette-Marit, regia como nunca, durante su visita oficial a Corea.

Pero se puede decir que el surgimiento definitivo de esta Princesa hecha y derecha fue el pasado mes de febrero en los actos conmemorativos por el 70º aniversario del [rey Harald]. Durante los mismos, contemplamos a una Mette-Marit sofisticada, elegante y sin complejos, a la par de su esposo, el [príncipe Haakon], en talla principesca. Tras años de entrenamiento, sin que terminara de despegar como Heredera al trono, sin que consiguiera librarse del temor a no dar la talla, desplegó por primera vez con aplomo su buen aprendizaje en el marco de estas celebraciones familiares. Y, ahora, vuelve a hacerlo en esta nueva visita fuera de su país, a Corea. En esta ocasión, sin la protección de la [Familia Real noruega], la [princesa Mette-Marit] ha vuelto a poner en evidencia esta transformación que se manifiesta en todos los aspectos: en su nueva forma de saludar, andar, levantarse... También en su estilo. Dentro de su misma línea, que nunca podría caracterizarse por lo excesivo, ya que siempre se ha decantado por la sobriedad y hasta el minimalismo en el vestir, se ha producido también un avance a la hora de lucir un escote, de llevar un tacón o un espectacular vestido de gala. Un cambio en lo exterior y en lo interior.