Recién llegada del festival de cine de Toronto, escenario de su primera aparición pública con su novio, el actor francés Gad Elmaleh (aunque posaron por separado), Carlota Casiraghi tenía ya otro compromiso en su agenda. De nuevo demostrando que, pese a su juventud, encabeza muchas de las listas de las mujeres más elegantes de la vida social, Carlota ejerció de madrina en la fiesta organizada con motivo de la inauguración del de la Bienal de Anticuarios, en Francia que celebra su 26º aniversario.
En este escaparate se exponen miles de obras de arte elegidas por su calidad excepcional y en este caso el escenógrafo encargado de dotar al conjunto del mejor escenario ha sido el diseñador Karl Lagerfeld. El evento, que se celebra en la capital francesa, del 14 al 23 de septiembre, se sitúa bajo la cúpula del Gran Palais. El Salón de Honor, que había permanecido cerrado desde 1940, ha abierto sus puertas tras varios años de restauración para acoger los tesoros mejor guardados de los anticuarios más reconocidos del mundo. Esculturas, pinturas, antigüedades, joyería contemporánea… Todo tipo de piezas y objetos excepcionales recorrerán los expositores.
Si los detalles del recinto estaban cuidados al máximo, no lo estaban menos los del conjunto de Carlota. Su vestido de uno de los tonos de moda, el azul, tenía una abultada falda de baile y la parte de arriba con manga larga y escote redondo en gasa trasparente. Las sandalias negras a juego con el clutch del mismo color y unos pendientes largos, que destacaban aún más gracias a su pelo recogido en un moño completaron un look, que de nuevo hizo girar muchas cabezas.
Su sonriente acompañante fue el presidente de Cartier, Bernard Fornas, encargado de recibir con ella a los invitados, entre los que se encontraban una elegante Salma Hayek, de negro riguroso, con su marido François Henry Pinault, Clotilde de Saboya y Eugenie Niarchos, entre otros.
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