El último homenaje a Diana de Gales tuvo lugar el pasado verano, cuando la princesa hubiera cumplido los 60 años. En el jardín del Palacio de Kensington, los príncipes Guillermo y Harry descubrieron una figura para conmemorar su legado. Entonces Harry ya volaba libre, ya se había distanciado de su hermano, había roto con la Corona británica y había empezado una nueva vida en los Estados Unidos, una vida que según él, es la que Diana habría querido