La reina Beatriz continuará en Lech (Austria) acompañando a su hijo el príncipe Friso en el hospital de Innsbruck. La soberana ha cancelado todos los actos oficiales de esta semana. Ni acudirá a un simposio sobre justicia europea que iba a celebrarse el martes en La Haya ni a la ceremonia de entrega de credenciales a los nuevos embajadores de Mozambique y Yibuti prevista para el próximo miércoles. Durante el fin de semana la soberana viajó a Holanda para solucionar una serie de asuntos personales que no han trascendido y el domingo por la tarde regresó de nuevo a la localidad austriaca.
El estado del príncipe Friso no ha cambiado desde que se emitiera el parte del pasado viernes que confirmó su extrema gravedad tras quedar sepultado bajo una avalancha de nieve mientras esquiaba. El pronóstico es sombrío: sufre un grave daño cerebral y permanece en un coma que podría durar meses o años, pero la familia real holandesa, que se ha mostrado más unida que nunca tras el accidente, confía en que haya alguna posibilidad de recuperación. No le ha faltado en ningún momento el apoyo de los suyos al príncipe Friso. Las visitas al hospital han sido (y son) continuas. Durante el fin de semana volvió a su lado su mujer, la princesa Mabel, acompañada de su cuñado el príncipe Constatino y la mujer de éste, la princesa Laurentien.
La familia del heredero también permanecerá en Lech toda esta semana. Las hijas de Guillermo y Máxima de Holanda han recibido la autorización del director de su escuela para ausentarse esta semana de las clases. El príncipe sí cumplirá con sus compromisos oficiales y acudirá hoy lunes a un acto al que estaba previsto que acudiera su madre y que recordará los intentos de la marina holandesa por evitar la invasión japonesa de la isla de Java -por aquel entonces colonia holandesa- durante la II Guerra Mundial.
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