La muerte del príncipe Claus ha sido, sin duda, un duro golpe para Holanda, pero también la génesis de un encarnizado debate político sobre las facultades que corresponderán próximamente a Máxima. El mundo de la política coincide, al parecer, en asignar a la Princesa más libertad, mayor autonomía en su papel público, con el fin de que la futura soberana pueda sortear el camino de insatisfacciones que sufriera Claus de Holanda por la vaciedad de su existencia como Príncipe consorte, durante sus más de 35 años.
"Espíritu de sacrificio" No obstante, y pese a que el dirigente holandés Thom de Graaf apuesta firmemente por un significativo aumento de las competencias de [Máxima], también mantiene, en un ensayo recientemente publicado -indirectamente dirigido a la Princesa-, que la vida al lado de un soberano conlleva limitaciones: "Mientras exista la monarquía deberá imperar el espíritu de sacrificio".
El Parlamento comparte, en su gran mayoría, la propuesta de Thom de Graaf, aunque existen ciertas reservas al respecto. "Pese al tiempo transcurrido, Máxima se encuentra en la misma posición que el Príncipe Claus cuando, hace más de 35 años, se hiciera cargo de sus funciones. En esencia, sus papeles no difieren en nada y no debemos hacer pensar que es posible un mundo de libertad en su posición. Por definición, la libertad es limitada", discrepaba el diputado del PvdA, Peter Rehwinkel, de la corriente general.
Debe abstenerse de opinar en público También el político holandés Theo Rietkerk, que considera que no existe relación directa entre los brotes depresivos de Claus y su limitado papel como Príncipe consorte, se separa de la vertiente mayoritaria. "Máxima deberá mantener el equilibrio en la misma cuerda floja que estuvo su suegro. Tiene que ser consciente de que el Parlamento debe apoyar aquello que haga. Así, su tarea consistirá en desarrollar sus habilidades dentro de sus responsabilidades oficiales. El Príncipe Claus lo consiguió totalmente y es algo por lo que todos sentimos un gran respeto. La Casa Real es tan popular porque apenas ha sido motivo de intromisión política y así debe continuar".
Máxima deberá abstenerse de opinar en público de asuntos relacionados con la política o de aquellos que puedan causar problemas constitucionales a su esposo, el príncipe heredero Guillermo -su posición requiere una gran prudencia-, pero juega una gran baza en su favor: se ha ganado el corazón de los holandeses.
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