Se ha hablado además de la esperanza que otorga el avance de la vacunación

Los reyes Felipe y Letizia recuerdan a los sanitarios fallecidos y víctimas de la pandemia en un homenaje de Estado

Es el segundo acto de estas características que se celebra en el Palacio Real (el primero fue el 16 de julio de 2020) y en él se ha confortado a las familias de los sanitarios que murieron a causa del coronavirus

Por M. J. Somoza

El rey Felipe VI, acompañado de la reina Letizia, presidió en la Plaza de la Armería del Palacio Real el segundo homenaje de Estado a las víctimas del coronavirus. En este caso se rindió tributo a los profesionales sanitarios que han trabajado sin descanso desde hace más de un año y  medio, concretamente a aquellos que han fallecido debido a la enfermedad. Además se recordó a las personas mayores, que fueron las primeras en recibir las vacunas contra el Covid. El acto se desarrolló de manera similar al primer homenaje que tuvo lugar en el mismo lugar el año pasado (16 de julio de 2020), y combinó el recuerdo y el duelo por todas las personas que han perdido la vida desde el inicio de la pandemia con la esperanza que se abre con la vacunación. En esta ocasión, no acompañaron a los Reyes, la princesa Leonor ni la infanta Sofía, pero sí asistieron el grueso de las autoridades del Estado, así como representantes de la sociedad civil y del cuerpo diplomático. En total estuvieron presentes unas 700 personas. Don Felipe y doña Letizia, con un vestido en tono azul, saludaron a las autoridades y a algunos familiares llevándose la mano al corazón, gesto que ha sustituido estos meses al tradicional apretón de manos y que simboliza además un agradecimiento sin palabras.

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Los miembros del Gobierno (excepto el ministro de interior, Fernando Grande Marlaska) estaban presentes, así como los presidentes autonómicos (excepto Iñigo Urkullu, Pere Aragonès y Guillermo Fernández Vara). Hubo además una representación de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) y también asistieron el alcalde de Madrid, José Luis Rodríguez Almeida, así como los líderes de PP, Pablo Casado; Ciudadanos, Inés Arrimadas; el portavoz parlamentario del PNV, Aitor Esteban; el secretario general del grupo de Unidas Podemos, Txema Guijarro; el diputado de UPN Carlos García Adanero y el portavoz de Junts en el Senado, Josep Lluis Cleries.

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Más de un centenar de profesionales sanitarios han fallecido como consecuencia del Covid y cerca de 130.000 se han contagiado. En este homenaje estuvieron presentes sus familiares más cercanos, a quienes se ofreció el consuelo y el agradecimiento de todo el país. El Consejo de Ministros concedió la Gran Cruz del Mérito Civil a 120 miembros del personal sanitario fallecidos por el virus. El Rey entregó 102 de estas condecoraciones a los familiares de los fallecidos, cuatro de manera pública durante la primera parte de la ceremonia y el resto en un acto privado posterior dentro del Palacio.

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Las emotivas palabras de una doctora que perdió a su padre, también sanitario

El acto civil, que estuvo conducido por el periodista Fernando Ónega, comenzó sobre las 9 de la mañana, hora en la que las autoridades se situaron en los lugares dispuestos en la plaza. La colocación fue similar a la que se siguió en el anterior homenaje: los asientos estaban puestos en círculos concéntricos en torno a un pebetero. La Orquesta de Radiotelevisión Española, bajo la batuta de Virginia Martínez, dio inicio al acto interpretando el himno nacional y el de la Unión Europea y, después, Ónega recordó a los "admirables profesionales" que trabajaron desde el primer momento en los hospitales y dieron sus vidas como sacrificio. "Esta sociedad no fue insensible" comentó, recordando aquellos aplausos que sonaban cada día a las 20.00 horas en los balcones.

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Dio la palabra entonces a la cirujana pediátrica del Hospital Universitario de Málaga María Díaz Diñeiro, que estuvo acompañada por su madre y sus hermanas. Son las familiares del doctor Joaquín Díaz Domínguez, que fue director médico y jefe del Servicio de Cirugía y aparato digestivo de hospital madrileño de La Paz, donde murió con 67 años en abril del año pasado, pocos meses después de jubilarse. Su esposa también ejerció como enfermera durante 40 años en ese centro y allí nacieron sus tres hijas. En su emotivo discurso, María Díaz, hija del médico, habló sobre el dolor de tantas familias que, como la suya, perdieron a un ser querido. “No hay sombra sin luz y la esperanza se hace un hueco, la vacuna ofrece una nueva ilusión” dijo, reiterando que no hay que olvidar a los sanitarios que llevan cargado a la espalda tanto sufrimiento.

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Tras el discurso de la doctora Díaz Diñeiro, se encendió una llama votiva y el Rey le impuso la Gran Cruz del Mérito Civil que se ha concedido a su padre, el doctor Joaquín Díaz Domínguez. A continuación, don Felipe hizo lo propio con los familiares de otros tres sanitarios fallecidos, que representaron a todo el colectivo. Mientras sonaban las notas del adagio del Concierto para oboe de Alessandro Marcelo, recogieron las cruces la hija de doctor Jesús Algaba, otorrinolaringólogo de reconocimiento internacional fallecido a los 79 años en San Sebastián, así como los familiares del auxiliar de enfermería del Hospital asturiano de Jove Pablo Riesgo, que enfermó de Covid, se recuperó pero después recayó y acabó perdiendo la vida el pasado mes de febrero, con 26 años. El esposo y el yerno de la ginecóloga Nedialka Veleva, nacida en Bulgaria pero nacionalizada española, que murió en enero de este año, con 68 años, tras prestar servicio en un centro privado de Palma, también recibió la gran cruz. Los Reyes dejaron una corona a los pies del pebetero donde una llama recuerda a las víctimas y se guardó un minuto de silencio con el intermezzo de la Ópera Cavalleira rusticana de Pietro Mascagni de fondo antes de dar paso a la segunda parte de la ceremonia, que tuvo como protagonistas a las primeras personas vacunadas en España.

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Las palabras de la esperanza

Ónega cedió entonces la palabra a Araceli Hidalgo, la anciana de 97 años a la que se inoculó la primera dosis de la vacuna en España el pasado mes de diciembre, una vacuna que se ha convertido en símbolo de esperanza. Ella dio las gracias a los sanitarios y también a todos los que han trabajado sin descanso en estos meses. También estaban presentes en la Plaza de la Armería más mayores que estuvieron entre los primeros vacunados en distintas comunidades autónomas y cuyas edades oscilan entre los 78 y los 96 años. Su presencia pretendía simbolizar la fuerza de la vacunación, la esperanza de la salida de la pandemia y el valor del colectivo más afectado por la mortalidad en esta crisis. Tras escucharse el Hallelujah de Leonard Cohen, se proyectó un emotivo vídeo con el título de Esperanza con historiales reales de superación en la pandemia.

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“Debemos recordar a todos aquellos que no están con nosotros y mostrar del modo más solemne nuestro profundo respeto y admiración al personal sanitario (…) Los silencios, los testimonios, la música, los gestos, los símbolos... nos ayudan a sentir colectivamente algo que es profundamente personal e íntimo. No existen palabras que consuelen la pérdida de un ser querido, pero quiero deciros que contáis con nuestro sentimiento, nuestro mayor respeto y abrazo emocionado” dijo el Rey, que animó a seguir comportándose con prudencia pues todavía sigue el virus entre nosotros. "Como sanitarios nuestro trabajo ha sido luchar por la vida (...) Hubo desaliento, lágrimas miedo, pero siempre volvimos a levantarnos porque rendirse no era una opción" dijo don Felipe recordando las palabras de los sanitarios que hablaron, en representación de todo un colectivo, en los premios Princesa de Asturias 2020. El rey Felipe destacó la esperanza que se abre con las vacunas y la ciencia y animó a seguir avanzando y construyendo un país mejor en memoria de quienes, desgraciadamente, ya no podrán ser testigos del futuro.

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El acto finalizó con la interpretación de la canción Por eso cantamos juntos, compuesta por Josu Elberdin e interpretada por el Orfeón Pamplonés, bajo la dirección de Igor Ijurra Fernández. El Orfeón Pamplonés es un coro compuesto por 52 cantantes cuyas edades oscilan entre los siete y los 85 años. Se les ofreció participar en este homenaje como reconocimiento a la iniciativa que tuvieron durante los peores momentos de la pandemia cuando decidieron ir a cantar desde el exterior de varias residencias de ancianos para consolar a las personas mayores que estaban confinadas.

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