Los príncipes de Asturias concluyen su visita oficial a Japón y, como parte de su penúltimo acto en el país nipón han visitado la exposición universal de Aichi, en concreto el Pabellón español donde Letizia Ortiz, con un traje pantalón en tonos blanco y crema, ha disfrutado especialmente y se ha mostrado de lo más interesada por todos los detalles que el espacio de nuestro país ofrece y destaca como base de nuestra rica y diversa cultura. Les acompañaban en el recorrido la princesa Hisako de Japón, el responsable de la Sociedad Estatal para Exposiciones Internacionales (SEEI), Pablo Bravo y el presidente de Canarias, Adán Martín. Y al finalizar la visita, han querido posar con todos los trabajadores del pabellón español.
El espacio español, en el que se han invertido 24 millones de euros, pretende dar a conocer la España actual, un país moderno y vanguardista pero, a su vez, rico en tradiciones. El edificio, recubierto de cerámica llevada desde España, ha tenido mucho éxito, porque el uso de la cerámica es parte esencial de la tradición nipona. Además, ha obtenido el segundo premio, tras el pabellón japonés realizado con bambú, por su arquitectura. Está inspirado en las catedrales, se organiza en torno a una gran nave central rodeada por cinco áreas de exhibición, "capillas", con los siguientes temas: las innovaciones tecnológicas -con réplica del robot Ptinto que viajará a Marte en 2016-; la dieta mediterránea; la literatura española y como referente el Año del Quijote -donde doña Letizia ha disfrutado de forma especial y se ha mostrado llena de interés-; las glorias deportivas de España y las tradiciones y fiestas españolas. Aunque la verdadera atracción es el Bar de Tapas, que ofrece alguna de las recetas de los mejores maestros de la gastronomía española como Juan Mari Arzak, Ferrán Adriá o Martín Berasategui.
Tras la visita a la Exposición Universal 2005 de Aichi, y como último acto de su estancia en Japón antes de regresar a España, don Felipe y doña Letizia, de rojo y de nuevo con un vestido pre-mamá, han asistido a una cena con el príncipe heredero Naruhito, quien salió a recibirles, y con su esposa, la princesa Masako, en su residencia del Palacio de Akasaka, situado también en el centro de Tokio.
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