Sus majestuosos monumentos, sus increíbles fuentes, sus tratorias, sus calles y sus piazzas, han hecho de Roma uno de los destinos más románticos del planeta. La Ciudad Eterna es destino imprescindible para turistas, pero también para cientos de parejas que se quieren dejar cautivar por su irresistible encanto. Como dos enamorados más, Mary y Federico de Dinamarca viajaron a la capital italiana en 2003 y fue el lugar elegido por el Príncipe para pedirle matrimonio a su novia australiana, con la que se casaría el 14 de mayo de 2004 en la catedral de Nuestra Señora de Copenhague, ante un nutrido grupo de miembros de la realeza. Quince años después de ese “sí”, el matrimonio ha vuelto a la ciudad donde se comprometieron.
Los príncipes daneses han regresado al escenario donde comenzaron a formar su futuro juntos y lo han hecho en un viaje, que durará hasta este jueves, y en el que están acompañados por una importante delegación danesa para fortalecer las relaciones entre Dinamarca e Italia y apoyar la presencia de las empresas danesas en el país italiano. Tras ser recibidos en el Palacio del Quirinal y disfrutar de un almuerzo con el presidente de la República, Sergio Mattarella, y su hija Laura, Mary y Federico hicieron un recorrido por las Termas de Caracalla, como dos turistas más, donde posaron de lo más cariñosos y derrochando muestras de complicidad.
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Este viaje oficial está siendo de lo más inolvidable y así lo han manifestado. “Para nosotros es nuestro momento. Hace 15 años fue un momento fantástico en nuestras vidas. Roma es especial. Los grandes momentos están entre nosotros donde quiera que estemos en el mundo. Así que Roma no es desconocida, es un lugar encantador. Fue aquí donde obtuve un ‘sí”, ha dicho Federico. Por su parte, Mary también ha rememorado con esta visita el momento que le cambió la vida. “Sí, es una ciudad llena de recuerdos increíbles y siempre son más poderosos cuando estás en ella”.
La pareja contrajo matrimonio cuatro años después de conocerse en los Juegos Olímpicos de Sidney por casualidad ya que fue en el último momento cuando ella decidió aceptar la invitación de uno de sus compañeros de piso para conocer a unos españoles que participaban en las Olimpiadas. Allí conoció a otros príncipes y, caprichos del destino, se sentó entre el príncipe Federico y su hermano, el príncipe Joaquín. Tras empezar su relación en la distancia y con bastante discreción. Finalmente, ella se mudó a finales de 2002 a Europa y su anuncio de compromiso se hizo oficial en octubre de 2003.
Un año después de su “sí, quiero” nació su primer hijo el príncipe Christian y dos años después llegaría su hermana, la princesa Iabella, una bonita familia que se convirtió en numerosa en 2011 con la llegada de los mellizos Vicent y Josephine, que se han convertido en los verdaderos “reyes” de palacio.
