Llevar un Valentino garantiza a su dueña convertirse en la reina de la elegancia del acontecimiento en cuestión. Por eso, las que lo son de pleno derecho -reinas, princesas, duquesas, condesas...-, cuando quieren hacer honor a su título, no dudan en encomendarse a la prestigiosa aguja del soberano italiano de la moda.
Así, en el marco de una cita tan especial como era la magna celebración el pasado fin de semana del 45º aniversario de Valentino como modisto, no podían faltar sus incondicionales clientas, musas y amigas de la realeza, tales como la [princesa Carolina], con su esposo Ernesto de Hannover, y su hija, [Carlota Casiraghi]; Rosario Nadal, esposa del príncipe Kyril de Bulgaria; Marie-Chantal Miller, con su esposo, el príncipe Pablo de Grecia, y su primogénita, María Olimpia; la ex emperatriz de Irán Farah Diba,Camilla de Borbón Dos Sicilias, con su esposo, el Duque de Calabria; la actriz francesa Clotilde Coureau con su esposo, el príncipe Filiberto de Saboya; la actriz italiana, Nicoletta Romanov, con sus padres, el abogado y senador de la República de Italia, Giuseppe Consolo, y la princesa Natalia Nikolaevna Romanova, y la princesa Ira de Furstenberg, que lució para la ocasión un elegante vestido en color rosa, entre otros muchos invitados.
Ninguno de ellos quiso perderse los dos días de celebraciones con la inauguración de la exposición Valentino en Roma: 45 años de estilo y la cena de gala en el Templo de Venus, ni tampoco la presentación de la colección de Alta Costura para otoño-invierno 2007-2008 que el diseñador ofreció en la Ciudad Eterna, concretamente en las salas recién restauradas del siglo XII del complejo de Santo Espíritu di Sassia. La puntada de oro de estos fastos que han celebrado por todo lo alto que Valentino cumple casi medio siglo de vida dedicado a vestir a las mujeres como reinas.
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